En el Hospital

Alfredo Fernández Rodríguez

Visitar un hospital es muy sencillo para cualquiera en Cuba, baste con sentirse un poco mal de salud en un horario en que los policlínicos no estén abiertos o tener algún pariente ingresado en unas de sus salas, por solo citar dos causas, pero si el recinto de salud es el Hospital “General Calixto García Iñiguez” de la ciudad de La Habana pueden ocurrir cosas dignas de asombro y hasta de indignación.

Hospital, famoso no solo por la profesionalidad del personal médico que allí labora, ahora también lo es por el deterioro de algunas de sus salas, capaces de impactar por su carga de surrealismo al mismísimo Dalí; esto, a pesar de lo habitual en muchos de los centros hospitalarios cubanos, no me deja de conmover.

La sala de Otorrinolaringología de dicho hospital donde se encuentra ingresada mi hermana en espera de una intervención quirúrgica en su columna vertebral, es sencillamente un lugar dantesco.

El baño es unisex, entiéndase que no lo es por ninguno de los avances en materia de sexualidad del CENESEX, sino por el deterioro generalizado de la cual esta institución forma parte activa, por supuesto en el hacen sus necesidades hombres y mujeres a tiempo completo.

La basura y desechos de comida acumulada durante días a la entrada del baño de dicha sala, simulan el latón de recogida de comida para puercos de ciertos comedores obreros cubanos.

La convivencia entre uno y otro sexo se extiende  hasta la sala, donde no es raro el momento en que la paciente de la cama 21 (mujer recién operada) le pida al paciente de la cama 22 (hombre en espera de operación) que por favor  salga un momento, “pues necesita orinar en la cuña o la enfermera la va inyectar en lugar pudoroso.”

Si a esto añadimos que un cartel ubicado en la garita de la entrada por calle G, prohíbe el uso de cámaras fotográficas,  estamos ante el reconocimiento por parte del gobierno cubano de una situación de abandono o al menos, de demora constructiva extrema en la reparación de este Centro Asistencial, otrora “buque insignia” de los centros hospitalarios cubanos. Todo esto apena y deseo que cambie.