Los fracasos políticos de Washington

Por Elio Delgado Legón

HAVANA TIMES — Cuando el 17 de diciembre de 2014 el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba y reconoció que el embargo (bloqueo) llevado a cabo contra Cuba durante más de 50 años era una política fracasada y había que cambiarla, vinieron a mi mente algunas de las estrategias fallidas de Washington en las relaciones internacionales, aunque nunca las hayan reconocido.

En el ámbito del continente americano, por ejemplo, la de imponer y apoyar dictaduras militares y el asesinato sistemático de los elementos más revolucionarios, chocó con la resistencia de los pueblos, hasta que la situación se hizo insostenible y decidieron cambiar el sistema de dictaduras por otro de elecciones más o menos democráticas, siempre tratando de imponer sus candidatos, pero sin reconocer que el sistema anterior había fracasado.

Solo en Cuba y en Nicaragua las dictaduras de Batista y Somoza fueron derrotadas por sendas revoluciones populares a pesar del apoyo militar fracasado de Washington.

La agresión a Vietnam tuvo un costo incalculable en vidas humanas, tanto de estadounidenses como de vietnamitas, y el fracaso fue estrepitoso. Todavía se recuerdan las imágenes de los soldados colgados de los helicópteros tratando de salir del país.

En la historia más reciente, después del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos proclamó la guerra contra el terrorismo, y a pesar de que el Comandante en Jefe de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, advirtió públicamente a ese país que no era con guerras que se debía combatir el terrorismo, el entonces presidente George W. Bush decidió comenzar una contienda que terminó en un fracaso, pues los frutos de la invasión a Iraq y Afganistán, han sido dos países totalmente destruidos e ingobernables, donde los terroristas se han hecho fuertes, precisamente con las armas suministradas por EE.UU. y amenazan la seguridad de todo el Medio Oriente.

La guerra contra Libia tuvo un resultado parecido a las dos anteriores: un país sumido en el caos, donde las armas suministradas por Estados Unidos fueron a parar a manos de los terroristas.

A pesar de los reveses ya mencionados, la política de derrocar gobiernos que no son de su agrado continuó con el mismo guion en Siria, donde grupos terroristas recibían armas y entrenamiento para derrocar al Gobierno legítimo de Bashar al Asad. Sin embargo la situación en Siria se complicó con la entrada de otras fuerzas terroristas del autodenominado Estado Islámico.

Estados Unidos siguió suministrando armas y municiones a los grupos encargados de derrocar al Gobierno, pero esas armas y muchos de sus efectivos fueron a parar al Estado Islámico, a quien todo el mundo considera que hay que combatir.

La Administración de Obama ha hecho intentos de combatirlos, pero manteniendo el objetivo de derrocar al Gobierno, sin darse cuenta que así solo ha logrado fortalecer a los terroristas y agravar la situación del país, a tal punto, que millones de sirios están emigrando hacia Europa, huyendo de la conflagración.

Increíblemente, después de haber creado y contribuido a agravar la crisis en Siria, Estados Unidos ha hecho gestiones ante los gobiernos de Grecia y Bulgaria para que nieguen el paso por su espacio aéreo a los aviones rusos con ayuda humanitaria para el sufrido pueblo sirio.

Solo los bombarderos rusos han tenido éxito en hacerle daño al Estado Islámico, porque han actuado en coordinación con el Gobierno sirio; sin embargo, la prensa occidental tergiversa las noticias para restarle importancia al éxito ruso, aunque finalmente, el Pentágono ha tenido que entrar en conversaciones con el mando ruso para coordinar las acciones, y han admitido que fracasaron en el intento de derrocar al Gobierno sirio. Un fracaso más, ojalá aprendan la lección.