La democracia en peligro de extinción

Elio Delgado Legón

“Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miseria en nombre de la libertad”. (Simón Bolívar, 1829).

“…Impedir a tiempo que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan con esa fuerza más sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy y haré es para eso. (José Martí, 1895).

Raul Castro, Daniel Ortega y Nicolás Maduro

HAVANA TIMES – Indudablemente nuestros próceres no estaban equivocados en sus apreciaciones, aun con 66 años de diferencia una de otra. Los Estados Unidos se autoproclamaron defensores de la democracia en todo el mundo, sin que nadie se lo pidiera, y esa supuesta defensa, paradójicamente, está acabando con la democracia, al menos en América Latina, que es mi interés en este comentario.

Todavía está fresca en la memoria de los pueblos latinoamericanos la época de las dictaduras militares, apoyadas por el Gobierno de Washington, con la enorme secuela de asesinatos, desapariciones y torturas, y la terrible y criminal consecuencia del llamado Plan Cóndor, creado para asesinar a todos los líderes de izquierda de Latinoamérica.

Cuando las dictaduras militares se hicieron insostenibles, por la lucha de los pueblos, comenzó una nueva etapa para la región en la que se fue imponiendo la democracia, aunque castrada por el uso del dinero para imponer a los candidatos más afines con la política estadounidense y con los intereses de las oligarquías nacionales.

El fracaso de las políticas neoliberales, que han causado innumerables sufrimientos a los pueblos, fue madurando la conciencia de que ese no era el camino, y poco a poco, a pesar de la presión del dinero y de la propaganda en los medios, que también son propiedad de las oligarquías, fueron ganando terreno los gobiernos progresistas y de izquierda, que lograron cambiar el panorama de miseria y explotación impuesto por los capitalistas en el poder.

Con las mismas reglas del juego de la democracia capitalista, la correlación de fuerza en América Latina fue cambiando a favor de la izquierda. Brasil, con Lula y Dilma; Argentina con Kirchner y Cristina; Venezuela con Chávez y Maduro; Ecuador con Correa; Bolivia con Evo Morales;Nicaragua con Daniel Ortega; El Salvador con Salvador Sánchez; Paraguay con Fernando Lugo,; Uruguay con Tabaré Vázquez; Honduras con Manuel Celaya. Todos llegaron al poder de forma democrática, pero cuando la democracia no sirve a los intereses del imperio hay que violar la democracia para imponer gobiernos dóciles y al servicio de las oligarquías.

A Celaya lo sacaron de su casa por la madrugada y lo montaron en un avión hacia Costa Rica, con prohibición de regresar a su país; a Dilma le hicieron un juicio político por corrupción, sin una sola prueba y la sacaron de la presidencia; en Argentina hicieron uso de toda la propaganda y el dinero para que no ganara las elecciones el partido de Cristina, a quien ahora acusan, sin pruebas, de corrupción.

En Venezuela le dieron un golpe de Estado a Chávez, que fracasó y este volvió al poder. Tras la muerte de Chávez, Nicolás Maduro ganó las elecciones y fue reelegido posteriormente, en unos comicios limpios y observados por numerosas personalidades internacionales; sin embargo, le están haciendo una guerra económica para hacer sufrir al pueblo, de manera que este no apoye más a su gobierno. Lo último que hicieron fue un atentado con un dron cargado de explosivos para acabar con la vida de Maduro y los principales dirigentes políticos y militares que estaban con él en un acto. Y la guerra económica sigue.

Cuando al fin parecía que la democracia en Brasil triunfaría de nuevo llevando al poder al dirigente más popular y que más ha hecho por el pueblo brasileño, Luiz Inacio Lula Da Silva, le hicieron un juicio por corrupción, sin una sola prueba y lo condenaron a 12 años de prisión para que no pudiera postularse. Lo mismo intentan hacer con Cristina en Argentina para que no pueda participar en las próximas elecciones. Otro tanto quieren hacer con Correa en Ecuador.

En Nicaragua, donde el presidente Daniel Ortega fue reelecto con más del 70 por ciento de los votos, un país donde reinaba la tranquilidad y cuya economía estaba creciendo como nunca antes y donde los programas sociales benefician a millones de personas, que van saliendo de la pobreza extrema a la que los llevó el Gobierno neoliberal anterior, fabricaron un incidente y han pagado a grupos violentos que han ocasionado centenares de muertes y destrucción, exigiendo la renuncia de Daniel Ortega, quien sigue gozando del apoyo mayoritario del pueblo. Pero no se dan por vencidos, sigue el intento de golpe de Estado.

Resumiendo, cuando la democracia es favorable a las oligarquías sumisas al imperio, se respeta la democracia; pero cuando esta beneficia a la izquierda, es lícito violarla e imponer golpes de estado, ya sean parlamentarios, judiciales o con la presión de los pueblos engañados por la propaganda y las guerras económicas, lo que nos hace pensar, cada vez con más certeza, que la democracia en América Latina está en peligro de extinción.

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