A cien años de la Revolución de Octubre

Elio Delgado Legón

HAVANA TIMES – El 25 de octubre de 1917 (7 de noviembre del calendario gregoriano) se desencadenaron los hechos, que según el escritor estadounidense John Reed, estremecieron al mundo. En esa fecha, hace cien años, se rebelaron los obreros, los campesinos y los soldados, cansados ya de la explotación y del mal gobierno del régimen zarista, que aunque había sido derrocado por la Revolución de Febrero, con el gobierno provisional de Kerensky se mantenían las mismas condiciones del zarismo.

Dos disparos de salva de cañón lanzados desde el crucero Aurora, la noche del 7 de noviembre, fue la señal para asaltar el palacio de invierno de Petrogrado, capital de Rusia en esa época. Vladimir Ilich Ulianov (Lenin), al frente del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, tomó así las riendas de aquel enorme país, económicamente atrasado, con un régimen de servidumbre feudal en el campo, sin ningún desarrollo industrial, con un alto nivel de analfabetismo y una cruel explotación de los trabajadores.

No entro en detalles para no cansar al lector con hechos explicados por los textos de historia, pero con la Revolución de Octubre, conducida por Lenin, se llevaron a la práctica las teorías revolucionarias de Carlos Marx y se realizaron grandes hazañas que siguen siendo ejemplos imperecederos para la lucha de los pueblos por una sociedad más justa y equitativa.

Con la fundación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y el Partido Comunista de la URSS, los pueblos de ese enorme conglomerado de países libraron colosales batallas y alcanzaron un increíble desarrollo, tanto económico como social, político, cultural y militar, pues en relativamente corto tiempo convirtieron aquella sociedad, empobrecida y explotada, en una potencia mundial.

Baste señalar que la URSS, al costo de millones de bajas, enfrentó victoriosamente al fascismo alemán en lo que ellos llamaron la Gran Guerra Patria y lo hizo retroceder hasta Berlín, con su ejército totalmente desmoralizado y diezmado.

Solo entonces, después de cuatro años de cruenta guerra, entraron en acción los países occidentales, no para vencer al fascismo, que ya estaba vencido, sino para evitar que las tropas soviéticas invadieran toda Alemania y para apropiarse de los méritos del triunfo.

A partir del fin de la Segunda Guerra Mundial y la derrota del fascismo, la URSS emprendió de nuevo su desarrollo, bajo la conducción del Partido Comunista y logró avances enormes, en todos los campos ya señalados y en la ciencia, al extremo que fue el primer país en mandar un hombre al espacio extraterrestre.

Los éxitos y el desarrollo de una nueva sociedad más justa en la URSS fue el ejemplo que necesitaban los obreros y los campesinos explotados en todo el mundo, para comprender que las ideas de Marx no eran un sueño irrealizable.

El barraje propagandístico del capitalismo mundial, esparciendo mentiras sobre el comunismo y el socialismo por todo el mundo, acuñando frases como la “amenaza roja”, la “cortina de hierro” y otras por el estilo, mantuvo confundida a mucha gente en el mundo, a la que le hicieron sentir temor a las ideas del socialismo.

Los errores cometidos en la dirección, la pérdida de valores, la corrupción y finalmente la traición, unida a la falta de unidad en el Partido, dieron al traste con la URSS y en los países vecinos, que constituían el campo socialista del este europeo. Inmediatamente, los enemigos del socialismo se lanzaron a proponer ideas, como el fin de la historia, el fracaso del sistema  y otras similares. Sin embargo, el socialismo ha dado muestras más que fehacientes de que es viable y que constituye el sistema político-social más justo y el único que es capaz de llevar la felicidad a todo el pueblo, sin discriminaciones de ningún tipo y que mantiene su pujanza y su fuerza a cien años de la Revolución de Octubre.