La realidad siempre supera la ficción o tener más que el leopardo

Dariela Aquique

Mayito y Carlos, los protagonistas de Habanastation. Foto: Caridad

La semana pasada leía con sorpresa una entrada titulada Habanastation o una mala versión de Los Zapaticos de Rosa firmado por Amrit, y no tuve a menos que pensar: cuanto resentimiento dejamos los cubanos que invada en nuestro interior para que emerja así, con textos ríspidos que apuntan mala fe hacia nosotros mismos.

Quién escribió este texto cuestionaba al realizador en sus presupuestos estéticos-formales al concebir el filme, hizo críticas al guión, a la fotografía, pues le parecían construidas las imágenes y más aún las consideraba flojas para reflejar la realidad.

Ignoro qué elementos de conocimientos respecto a creación artística tenga la autora de esas líneas, pero evidentemente pasa por alto algo tan elemental como que se está refiriendo a una obra de ficción, basada o no en hechos reales, pero ficción al fin y al cabo.

Vi también que estableciera analogía con el verso sencillo de Martí, ¿por qué?, por la similitud de actitudes entre Pilar y Mayito,…oh toma, toma los míos/yo tengo más en mi casa

Las marcadas diferencias sociales en Cuba no han dejado de existir jamás, las hubo mientras fuimos colonia española, las hubo mientras fuimos colonia estadounidense, las hay hoy que no somos colonia de nadie, pero víctimas de ideologías obstinadas y es eso lo terrible. Que en nuestra sociedad prometida…con los humildes, por los humildes y para los humildes…, alguien encuentre semejanzas con  la realidad ilustrada por Martí en el siglo XIX.

Pero la misión del arte va de otra cosa, aunque es espejo de su tiempo, tiene objetivos hedonistas y didácticos, más si está dedicado a los niños, que es un sector social bastante sensible. No es prudente entonces hacer hincapié en lo que está mal.

Dice en su comentario, que los pioneros cantan el himno con desazón e indiferencia, que murmullan y hacen más un doblaje que una entonación, eso es cierto, pero eso está mal. El himno, el escudo, la bandera, son símbolos patrios que deben ser respetados, algo que se nos inculca desde muy pequeñitos no solo en la escuela, también en la casa.

El nacionalismo no tiene nada que ver con ideas o actitudes políticas y si el hijo de ella también murmulla el himno en vez de cantarlo, debiera corregirle. Entonces qué sentido tendría que fuéramos al cine a ver situaciones tan lamentables como estas, sin decir claro está que de haber concebido la escena como propone, la censura no habría permitido el estreno.

Los géneros artísticos se dividen en dos grandes grupos, los realistas y los no realistas, el primero siempre muestra lo probable, lo posible, el segundo lo abstracto, lo imposible. Ninguno de los dos reproduce la realidad.

Reafirmo lo que dije en mi apunte respecto a la película, es un canto a la amistad. Creo que Amrit quizás deba verla de nuevo detenidamente y se dará cuenta que sí, que pensándolo bien, puede ser una versión de un verso de Martí, finalmente Mayito tiene más que el leopardo, porque tiene un buen amigo.

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