Chovinismo deportivo

Dariela Aquique

Como de costumbre, la prensa cubana pecando de lo mismo.  He quedado atónita al escuchar la exaltación conque en el segmento deportivo, el comentarista hacía referencia a la actuación del joven Lázaro Borges, el que acaba de obtener la medalla de plata en el Mundial de Atletismo Daegu 2011, en la modalidad de salto con garrocha.

Es obvio que el mozo merece el reconocimiento y la mención de su desempeño; en el que se superó a sí mismo consiguiendo un salto espectacular de 5,90 metros, igualando al medallista de oro, que solo logró la presea, por haberlo hecho con un salto menos.

Lo que hacía la noticia sorprendente es que no se limitaba a reportar la proeza del atleta cubano, sino que enfatizaban que por primera vez una medalla en esta especialidad era obtenida por un deportista del Tercer Mundo, ya que esta disciplina siempre estuvo monopolizada (y lo dijo con estas palabras exactamente), por países potencias de Europa, por estadounidenses y en una ocasión por un sudafricano.

Yo me pregunto: ¿Son los Mundiales y las Olimpiadas, una competición deportiva o de potencialidades  entre países, teniendo en cuenta los niveles de desarrollos sociales y económicos?

El periodista hizo toda una apología, repitiendo una y otra vez, que Latinoamérica, el Caribe y todo el tercer mundo, tenían en la figura de Lázaro a su campeón de la garrocha.

También destacó el quinto lugar en que se ubicó la saltadora Yarisley Silva, otro hecho inédito para Cuba en garrocha, quedando por encima de la campeona olímpica, la rusa Yelena Isinbayeva

Todo esto resulta muy contrastante con el hecho de que la noticia de la descalificación de Dayron Robles, ha sido apenas comentada.  Se dijo, sí, pero un comentario muy escueto y el que además no estuvo entre los titulares de las emisiones nacionales, cuando fue titular por más de dos días en todas las agencias y sitios de prensa internacional.

Si se tiene en cuenta que se trataba de la estrella de este deporte, el haber ganado o no, no era la sal del cuento, todo lo que acontecía alrededor de su actuación era menester publicitarlo.

Pero no, el chovinismo, no permite reportar las derrotas o los errores, hay que resaltar las victorias y encumbrar a los que como dicen los reporteros: – ponen en alto el nombre de la patria-

¿Qué noticias se tendrán del joven saltador, si este record es obra del azar? ¿Será notificada entonces su discreta actuación? No lo creo, el ser el primer tercermundista medallista en garrocha, le valdrá de mucho tiempo de protagonismo, de noticias como esta se calza el chovinismo deportivo.