Carnaval proselitista

Dariela Aquique

Acaban de concluir los carnavales en Santiago de Cuba, fiestas estas precedidas por su celebridad.  Las ya tradicionales carnavalendas del oriente del país, por espacio de nueve días, sus veinte y cuatro horas mantuvieron a las gentes en las calles bebiendo cervezas, degustando las comidas criollas, bailando con orquestas populares o moviéndose al ritmo de los pasacalles.

Sus pomposas cabalgatas de paseos, comparsas y carrozas colmaron calzadas y avenidas.  A las luces de fuegos artificiales parecieron felices por más de una semana los hijos de esta tierra, que en medio del jubileo celebran además dos fechas muy puntuales.

El 25 de julio, día de Santiago Apóstol, es el aniversario de la fundación de la villa desde 1515 y el día posterior el 26 de julio se declaró a raíz de los hechos en el 53 del cuartel Moncada, el Día de la Rebeldía Nacional.  Se mezclan así los alegóricos motivos tradicionales y los impuestos símbolos que sobrepasan las razones históricas para entrar en el plano de la propaganda política.

Y muy cargado de esa difusión de consignas y slogans revolucionarios estuvo el carnaval.  Por ejemplo les cuento que el fin de semana que antecede a las verbenas, se celebra un carnaval acuático alrededor de todo el litoral, las barriadas de las zonas costeras y el cayo situado en la bahía.

Este año tuvo una nueva manera, un desfile de barcos carrozas se mostró ante el público y un jurado de especialistas para determinar cuáles serían premiados por su diseño u originalidad.

Llamaba mi atención que ellos no representaban ni a distritos, ni a grupos culturales, sino a organizaciones, eran las carrozas de los CDR, de la CTC, de la UJC, de la FEU y algo tan extravagante como un barco carroza nada menos y nada más que de la Asociación de Combatientes de la Revolución.

Desde las embarcaciones sus animadores pronunciaban frases como:

-¡Arriba cederistas, alertas, vigilantes, a combatir las ilegalidades en el carnaval…!

-¡Los combatientes de la Revolución, esperando el 26!

-¡Carnaval santiaguero, defendiendo las conquistas de la Revolución…!

No me podía creer lo que escuchaba, aprovechar la coyuntura de las parrandas populares para hacer labores de proselitismo.  Aquello me hacía recordar la vehemencia con que los fundamentalistas religiosos promueven “la palabra de Dios.” para ganar adeptos o convertir en feligreses a los profanos.

Pero de cosas como esta estuvo matizada nuestra celebración, el que fue distintivo de todos los demás, este fue un carnaval proselitista.