Normas aduanales cubanas, nada nuevo

Daisy Valera

La imagen de la Terminal 2  del aeropuerto habanero siempre es la misma.

Un montón de personas apiladas alrededor de la cinta de seguridad, nerviosos, expectantes, y preocupados.

En la Terminal 3 se repite casi la misma escena pero los que esperan están un poco más cómodos.

Por la Terminal 2 arriban los vuelos provenientes de Miami  (y algunos otros). Casi a diario un número nada despreciable de cubanos regresa a visitar su país y la familia.

Los reencuentros son intensos, sobran lágrimas.

Al pie de una fotografía de estos sucesos solo cabría poner –dolores maquillados con sonrisas.

Pero para volver a ver a los seres queridos que extrañas desde hace un año o más de diez, hay un obstáculo que salvar: las dichosas regulaciones aduanales.

Quizás porque esta situación es cada día más tensa y la apertura de numerosos negocios privados contará con el apoyo de los que viven fuera no solo monetariamente, la Aduana de la República de Cuba ha hecho circular un documento titulado Normas.

Aunque el lenguaje era en exceso técnico y aburrido, no sé si con el propósito de que nadie lo lea, lo terminé.

No encontré nada nuevo. Se mantiene la política encaminada a desmenuzar a los cubanos que viven en otras latitudes:

Los  que entren a Cuba deberán portar y hacer sus trámites con el pasaporte cubano aunque estén nacionalizados en otros países.

Los  que a pesar de vivir fuera del país no hayan obtenido la nueva residencia se tendrán que someter a un mayor número de pagos por no tener el estatus de turistas.

Tendrán que seguir enumerando los artículos electrodomésticos que se desean entrar al país y se pagará una cuota similar al precio de compra del mismo en el exterior.

No faltarán los pesajes de maletines con misceláneas, cobrándose a 10 CUC el kg de lo que no represente equipaje de uso personal.

El cumplimiento de las disposiciones anteriores puede hacer durar los trámites incluso más que el viaje en el avión.

De allí que es casi imposible que de los encuentros con la Aduana no salgan personas con cara de enojo, mascullando improperios o con la tensión arterial elevada.

A uno le quitaron un pomo de café instantáneo y a otro unas barras de chocolate, estos son de los mejores casos,  algunos tuvieron que pagar sumas considerables por entrar al país la ropa que tanto espera la familia.

Para colmo las Normas nos tiran a la cara dos interesantes Figuras Delictivas: Resistencia y Desacato.

Lo que quiere decir más o menos: Si te roban no protestes o Aguanta calla’o*.

Tampoco se pueden entrar “artículos contrarios a la moral, buenas costumbres o los intereses del país”, como no ejemplifican ni abundan en lo que son los conceptos anteriores lo mismo se están refiriendo a revistas pornográficas, dildos o  antenas parabólicas.

Finalmente nos sugieren que se tramite cualquier queja o reclamación con la autoridad aduanera y que no se ofrezcan regalos a los funcionarios para que cambien su actuar.

Concejos bien intencionados pero difíciles de cumplir para los que saben que al otro lado de la puerta  están sus seres queridos esperándolos hace horas.

 

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