La necesidad de abortar

Daisy Valera

Hospital Maternidad Obera de La Habana

He estado siempre cerca de médicos: mi madre, sus amigos,  los míos.

Las historias sobre legrados o regulaciones menstruales llegaban y se iban, nunca calaban demasiado  en mi cabeza.

Esto cambió totalmente con el aborto inducido de una amiga muy cercana.

En los hospitales y policlínicos cubanos existe una sala de regulaciones, y cada día un montón de mujeres se acumula a esperar por este servicio.  Algunas con caras de preocupación, de  tristeza, y otras como si lo que fueran a hacer es tomar un vaso de agua.

Mi amiga estuvo allí, llegó temprano y fue tercera en la cola, su cara lo que reflejaba era miedo.

Un miedo que no pudieron contrarrestar los comentarios de algunas chicas que comparaban la regulación con un dolor de ovarios o las que decían que esta era la tercera, cuarta e incluso sexta vez que se sometían a la interrupción.

Llegó su turno, entró a una salita pequeña y fría, se puso en posición sobre la camilla metálica e intimidante.  Abrió sus piernas, así comenzó el fin de su embarazo.

Luego me habló de una manguera reptando hasta su útero, de como sentía que absorbía y raspaba, dolor, demasiado dolor.

También me contó del otro dolor, el psicológico, no sabría nunca si fue niño o niña, alguien menos nacería en los últimos días de agosto del 2011.

Podría parecer que después de saber todo esto me declaro en contra de la interrupción de los embarazos, pero no, apoyo ahora más firmemente el aborto legal.

No he dicho hasta ahora que a mi amiga le hubiera sido imposible tener ese hijo.

Terminó la universidad y ahora percibe un salario que ni le alcanza para sobrevivir de manera independiente, vive en una casa con sus padres, abuelos y hermana, el espacio apenas alcanza.

Cuba reporta que en 2010 nacieron 2.326 niños menos que en el año 2009.

Parece que la situación de mi amiga se repite para miles de mujeres en la isla, decrece y envejece la población.

Nuestra crítica situación económica le pone un freno a los embarazos y nacimientos, el derecho al aborto debe ser defendido para evitar mayor número de familias en estado de pobreza.

Desde aquí, mi apoyo a todas las mujeres que en los países del mundo luchan por este derecho.

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