Juegos competitivos vs. Juegos cooperativos

Daisy Valera 

HAVANA TIMES, 9 feb — Competir. Competir y tratar de ganar. Es a lo que motivan varios espacios de la televisión cubana dirigidos a los niños.

Hay otros que, aunque podrían cultivar la creatividad, terminan generando frustración, Art Attack es uno de estos.  Entre los infantes cubanos no abundan las cajas de colores y menos los tubos de pintura.

Prefiero concentrarme en los competitivos, como el programa mexicano VelozMente, que es trasmitido por Multivisión a las 9:30 de la mañana de los sábados.

Durante este, transcurren  tres rondas de competencias que deben ser superadas utilizando la capacidad memorística.

En aproximadamente 25 minutos los niños ganan o pierden. Los perdedores pasan por un baño de espuma al que se la da el nombre de lavadora de ideas.

El escenario luce colores intensos y para rematar el ambiente festivo puede escucharse a intervalos las risas y gritos de los niños que están en el  público.

La cámara trata de no enfocar las caras de los perdedores, pero es inevitable.

Así es que nos encontramos con caritas desconcertadas, tristes o furiosas. De los 5 niños que comienzan a competir, 4 terminan decepcionados y el ganador recibe un  gran regalo.

Es posible que muchos no vean nada negativo en el espectáculo que les acabo de describir ya que tenemos incorporados los métodos competitivos desde pequeños.

Cuando somos jóvenes y adultos lo que aprendimos nos ayuda a competir por mejores calificaciones, mejor puesto de trabajo, mejor salario, etc. Y siempre sin mirar a los que dejamos en el camino para conquistar nuestras metas.

Recuerdo mi niñez con no pocos tintes de indiferencia y algo de crueldad.

Luché por ser la mejor de mi clase, la mejor lectora de la escuela, la representante de arte de toda la primaria, la declamadora oficial y demasiados otros títulos.

Títulos que me salieron muy caros cuando constaté mi incapacidad para socializar, explicar, compartir, enseñar y sobre todo para aceptar mis deficiencias y errores.

Claro que yo no veía como los niños de hoy VelozMente, pero mis juegos y la educación que recibí tenían también incorporado el lema: tienes que ser la mejor y ganar.

No me conforma como justificación que la sociedad se mueve solo por mecanismos competitivos, pienso que es posible educar de otra manera.

Con métodos que permitan la cooperación,  la complementación y  la solidaridad. Métodos que generen más sonrisas que caras de infelicidad.

Le toca a la familia cubana el reto, ya que los programas educativos de los medios no están a la altura.

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