Final de la pelota desde las afueras

Daisy Valera

Fanáticos de Industriales entierran a Villa Clara.

A mi no me gusta la pelota, aunque la provincia donde nací tiene uno de los mejores equipos del país, me niego rotundamente a participar de le emoción colectiva.

En mi instituto hay personas de todo el país, por lo que la Serie Nacional de Béisbol se vive segundo a segundo.

A mi no me queda mas remedio que enterarme por los gritos de mis compañeros de beca, los santiagueros, los de industriales( equipo de la capital) y los villaclareños son los que mas gritan.

Me asombra como discuten con una rabia tal que parecen ellos mismos los que van al campo a jugar a la pelota, que si este es mejor que aquel, que mi equipo es el que va a ganar el título.

Millones de comentarios más, casi indistinguibles, porque nunca es un diálogo lo que desarrollan estos fanáticos del deporte nacional.

Por pura casualidad este año no tuve que estar en mí beca el día de la final de la serie, los equipos que discutirían esta final serían Industriales y Villa Clara.

Estuve en un lugar bien diferente, un barrio capitalino del Reparto Eléctrico, y a pesar de mi desinterés ante la pelota, terminé sentada delante del televisor de la casa de un amigo.

Casi nunca se da el fenómeno de Daisy mirando un juego de pelota.

Pero si estoy en esa extraña situación y uno de los equipos que juega es el que representa a la capital del país “Industriales,” con gusto me pongo a alentar al equipo contrario.

Porque sencillamente yo soy de otra provincia y todos los que no somos habaneros odiamos el interés y la atención que se le presta en la prensa y en todos lados al equipo azul.

Pero más importante que la rivalidad de los que observamos el partido fue la discusión de cuan enajenante se esta volviendo nuestro deporte nacional, a medida que los juegos se vuelven más emocionantes las personas olvidan sus carencias y problemas cotidianos, los de La Habana salen a comprarse pulóveres azules de su equipo y los de Villa Clara los anaranjados.

Por la calle comienzan a aparecer carteles que dicen ¨Industriales Campeón y muchos otros.

Nos podemos encontrar en cualquier esquina naranjas ahorcadas con hilos y fotos del león que es la mascota de los de la capital, los dueños de carros les comienzan a pegar chapas y carteles.

Hay una paralización, se deja de apreciar la realidad cuando comienza el final de la serie.

El Reparto Eléctrico gritaba con cada carrera de su equipo y había un silencio extremo cuando las hacia el contrario, finalmente la victoria fue de los azules, y yo pude ver algo que hacia muchos años no veía.

Muchos de los vecinos salieron a compartir entre ellos la victoria de su equipo y a cantar, todo esto me provoco alegría y a la vez tristeza.

Alegría por ver a tantas personas unidas y tristeza al ver cual era el motivo de todo esto: una simple competencia el hecho de haber derrotado a un rival.

No estaban festejando algo que lograron  como colectivo de vecinos, como barrio, desgraciadamente actividades como sembrar arboles, solucionar problemas como la iluminación de las calles y edificios y ponerle un alto a cercar para apropiarse de lo que en algún momento fueron espacios de todos, no son las cosas que se proponen lograr y festejan los vecinos del Reparto Eléctrico.

Me parece que apreciar el deporte y practicarlo debe ser un derecho que tenemos todos los cubanos, pero este beneficio nunca debe interferir en lograr alcanzar otros logros imprescindibles para el país.

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