Estoy siendo acosada

Daisy Valera

Ser acosada es "normal" en Cuba.

En el último mes he tenido un poco más de tiempo libre que el normal.

No por mi deseo, si no por la imposibilidad de acelerar los trámites que me permitirían comenzar a trabajar.

Tener mucho tiempo en este caso ha sido sinónimo de estar mucho tiempo sola, caminar por muchas calles, tomar guaguas, y entrar a disímiles establecimientos, sola.

Quizás porque en mi tiempo libre siempre salía con mi pareja y los amigos, nunca me había sentido como ahora.  ¡ACOSADA!

De esta forma ir a la calle se ha convertido para mi en un reto por todo lo que tengo que tolerar.

Cincuenta años desde la revolución de 1959 (con carácter socialista), y la existencia de una Federación de Mujeres Cubanas (FMC), no han bastado.

La actitud de muchísimos hombres en la isla dista de ser respetuosa, definitivamente no nos miran como sus semejantes.

Siento que de alguna manera en lugar de lucir como una mujer, más me parezco a un trozo de carne.

Tengo que soportar miles de alusiones obscenas sobre las más variadas partes de mi cuerpo.

Que caminen a mi lado molestándome más de un cuadra, y hasta que me traten de comprar con una cerveza.

En ocasiones la ira me hace responderles a los cavernícolas acosadores  y otras prefiero ignorarlo todo.

Si convenimos que para nada tengo un cuerpo y una cara de esas que acostumbran a salir en las revistas o televisión, que generalmente uso ropa holgada de colores poco vistosos y que nunca me maquillo, podrá deducirse que no me ocurre a mí excepcionalmente esta experiencia.

He podido notar  que muchas mujeres también se ven bajo este tipo de presión.

Relegadas al viejo papel de objeto sexual, que es posible comprar y que el hombre puede tratar como les venga en gana.

Mientras batallo con los ojos lujuriosos, las lenguas ensalivadas fueras de las bocas, y las palabras desagradables de todos esos a los que yo considero más animales que hombres, no encuentro que hacer.

Entiendo que los acosadores son víctimas de su pasado histórico, que por su ignorancia no encuentran el modo de agradar a una mujer, pero esto no me hace aceptar ser tratada tan violentamente.

Incluso llego a desear que todos los hombres que cometen estas faltas de respeto sean multados o demandados como en algunos otros países del mundo.

Pero esto no sucede, tampoco veo ningún tipo de campaña vaya encaminada a tomar conciencia sobre esta situación, en Cuba la mujer no ha alcanzado el estatus del hombre, no he visto un trabajo serio en este sentido y después de 50 años va siendo hora ¡¡¿no?!!

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