Estragos de un encierro

Por Ammi

HAVANA TIMES – No es un secreto cómo se han elevado los índices de violencia en Cuba. Peleas callejeras, en las playas, en las colas, feminicidios, todo huele a muerte, pobreza, hambre y desesperación para el cubano de a pie. Es como si no pudieran ver la luz al final del túnel.

En medio de una pandemia se ha recrudecido el deterioro social. “La gente está agresiva, apenas se les puede hablar, tocar o rozar”. La falta de transparencia en los medios oficialistas no saca a flote la verdad de la vida del cubano. Mientras el Gobierno intenta mostrar con propagandas fraudulentas de que todo es perfecto en la Isla, el pueblo lucha por sobrevivir con lo mínimo.

La mujer se ve afectada una vez más en este cierre total con toque de queda. Muchas cubanas están viviendo hoy el peor escenario de sus vidas.

La necesidad de productos básicos (aseo y alimentos) vuelven a desesperar a la gran mayoría de ellas. No pueden elegir entre una cola de tres o cuatro horas y exponer a sus hijos a contagiarse del virus.

Además, las féminas vuelven a estar cara a cara con el aumento de la violencia doméstica ante el elevado consumo de alcohol de sus parejas. Es resultado de la falta de trabajo y el estrés que conlleva más de cinco meses de encierro.

Sin embargo, los noticieros no hablan de mujeres muertas por sus esposos ni de la necesaria ley para protegerlas.

Algunos están convencidos que los daños psicológicos que dejará la covid-19 serán irreparables. Yo me atrevo a opinar que a pesar de que nuestra estirpe es dura y resistente, la situación actual apunta a un estallido social. Algo pudiera estar ya en proceso de formación, pues los estragos de este encierro no son números, SON NOMBRES.