¿Es ético el teletrabajo?

Por Alfredo Fernández

Teletrabajo. Foto: hola.com

HAVANA TIMES – El gran beneficiado de esta pandemia a nivel mundial es, sin duda, el Teletrabajo. Según varios medios noticiosos ha desaparecido, al menos, un 30% de los empleos. Buena parte de estos han sido reemplazados por el trabajo desde casa, Internet ya brinda esa posibilidad, impensable hace unos pocos años atrás.

Lo cierto es que muchas empresas lo han descubierto y han decidido ahorrar en alquileres de oficina, controladores de la eficiencia del trabajador, vituallas de oficina, y un largo etc. Lo anterior, dicho de esta manera, parece bueno y hasta sensato, pero el teletrabajo ha venido a revelar la otra cara de la moneda del empleo en la contemporaneidad.

Muchas empresas han despedido a su personal y ahora solo contratan freelancers. Estos, trabajadores de la red, suelen ser muy eficientes, pues no poseen contrato y para conseguir encargo nuevamente entregan la labor encomendada a tiempo. Para eso laboran sin descanso y, por lo general, cobran mucho más barato que un empleado tradicional. Encima de eso no hay que pagarles seguro médico ni vacaciones, mucho menos horas extras.

Si la teletrabajadora es una madre, la cuestión se complica. Por lo general tiene a los niños en casa que también reciben clases por esos medios. Ella casi siempre tendrá que tratar de que sus hijos tengan un mínimo de atención para la teleclase que reciben de un profesor distante. Eso sin contar que debe preparar comidas, meriendas y hacer las labores del hogar.

Antes, para esa mujer, el hecho de salir de su casa a una oficina representaba un escape a otra realidad, ni mejor ni peor, pero otra. Tal vez ir a su puesto laboral era su salida menos ocasional y acaso la más importante.

Foto: revistaemprende.cl

Hoy, eso terminó, ahora tal vez trabaje el doble y gane menos que antes. Además, está lejos de los logros alcanzados por los trabajadores luego de décadas de lucha: seguro de salud, salario adicional de vacaciones y navidad y estímulos laborales. También quedó atrás la socialización con los compañeros de trabajo, algo fundamental para los individuos y su vida comunidad.

Si bien veo el teletrabajo como algo positivo, de alguna manera tendrá que con el tiempo asumir los beneficios alcanzados por el trabajador tradicional, a fin de que los escritorios de laptops no se conviertan en las nuevas maquiladoras que explotan a un trabajador siempre necesitado y que a duras penas puede llegar a fin de mes.

Lo anterior lo expreso como testigo de causa, pues en los últimos meses he tenido que sobrevivir realizando algún que otro teletrabajo. En todos, el dinero a cobrar fue poco; en algunos casos hasta ridículo. Resultaba imposible pensar que la persona que lo contrataba suponía de antemano algún retraso mental en uno. Eso trabajos, por supuesto, los decliné.

No creo que estos problemas que aquí describo tienen solución a corto plazo. Eso sí, las entidades correspondientes –desconozco cuáles son- deben tomar cartas en el asunto y establecer tarifas mínimas para este nuevo tipo de empleo. 

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