La partida de los Gourriel

Por Ray Otero  (Baseballdecuba.com)

Yulieski Gourriel

HAVANA TIMES — La noticia del no regreso de los hermanos Gourriel a Cuba ha generado todo tipo de controversias.

Sin lugar a dudas resulta – a mi entender – la mal llamada “deserción” más significativa del béisbol cubano en su historia.

La salida de los dos hermanos, pero principalmente la de Yulieski Gourriel, ha llamado la atención de todos los principales programas de televisión deportivos de Estados Unidos, como también de otros medios en otras partes del mundo.

MLB.com y sus analistas no se han cansado de decir que Yulieski es un pelotero listo para hacer impacto en Las Mayores hoy mismo. La BBC de Londres dedicó un espacio a dar a conocer la noticia. La cadena ESPN, tanto en inglés como en español, ha tenido titulares por doquier sobre la decisión de los jugadores. Baseball America, El Nuevo Herald – por cierto el primero en dar la noticia -, así como diarios de muchos países, incluyendo los cubanos, se han hecho también eco de la noticia.

Sin embargo, todo contrasta con parte de la propia afición cubana, la cual parece aún inmersa o dormida en el siglo XX, y los paradigmas de una sociedad que en sus narices está cambiando muy rápidamente y no los ve a ellos evolucionar.

En los medios cubanos, los comentarios sobre la decisión de los jugadores han sido negativos en podemos decir más del 80% de los casos, a su vez, la atropellada denuncia por parte de los directivos de la delegación cubana en la misma mañana del lunes con Higinio Vélez al mando, simplemente deja bien claro que nada se corresponde con los supuestos cambios que incluso la propia Federación Cubana de Béisbol decía haría, recibiendo a anteriores “desertores” del país, casi dos meses atrás, como casi héroes y en medio de un ambiente completamente fraterno.

Fidel Castro felicita al joven Yulieski Gourriel después del primer Clásico Mundial del Beisbol en 2006. Foto: granma

Los comentarios de aficionados, quizás podemos explicárnoslos en el sentido beisbolero. Todos sabemos los Gourriel, la nueva generación, heredó aquel “odio” y “admiración” que en un momento su padre, Lourdes Gourriel, generó en toda la isla.

Gourriel padre resultó, en su época, el bateador más oportuno de los elencos nacionales cubanos a eventos internacionales, pero era llevado al mismo constantemente, sin importar a veces el rendimiento de otros estelares.

Todo esto le creó una doble afición, aquella que lo odiaba y veía injusticias sobre otros peloteros, y la otra que lo admiraba hasta la saciedad, por simplemente su estelaridad con la casaca de las cuatro letras de la Cuba.

En este ambiente Yulieski Gourriel, el más ponderado de la familia beisbolera desde el retiro de su padre, creció dentro de los torneos cubanos, jugando en casi toda su carrera para su terruño natal, Sancti Spíritus. Lo anterior generó aún menos afición a su favor, por la rivalidad que el nuevo elenco contendiente del siglo XXI en Cuba, ofrecía al siempre emblemático equipo capitalino, Industriales.

Gourriel, además, debía día a día competir – en Cuba y fuera de ella – por ser el mismo jugador oportuno que su padre fue, lo cual el jugador nunca pudo reproducir, sobre todo ante una rivalidad y en una época que jamás se puede comparar con la jugada por su padre.

Fueron muchos los oprobios que el estelar jugador sufrió en muchos de los estadios de Cuba, pero ninguno se comparaba al Latinoamericano, en donde la afición no esperaba un minuto para emprenderla con el jugador estrella, hasta que este, en un inesperado desenlace apenas tres años atrás, cambió de uniforme y se unió a la tropa de la capital.

Sin embargo, su decisión de dejar Cuba atrás en la madrugada de este lunes 8 de febrero, marca una etapa en las salidas o deserciones de peloteros cubanos de la isla.

Ningún jugador anteriormente, ni René Arocha, ni Orlando Hernández, ni siquiera José A. Contreras o más recientemente Yoenis Céspedes y José Dariel Abreu, poseían el estatus ni significaban lo que Yulieski Gourriel significaba para el béisbol cubano actual.

Yuliesk Gourriel en el segundo Clásico Mundial del Beisbol en 2009.  Foto: juventudrebelde.cu

Yulieski era la llamada bandera de Cuba en el extranjero, el pelotero que no se doblegaba ante nada, ni los millones que le ofrecían año tras año, ni el ver las salidas constantes de sus propios compañeros de elenco nacional. Si queremos imaginarnos con quién se pudiera comparar a Yulieski Gourriel en lo que como jugador y figura representaba para el béisbol cubano, tenemos que remontarnos 25 años atrás, y pensar que en aquel ya lejano Tope Cuba-USA del año 1991, no hubiera sido René Arocha quien hubiera tomado la decisión de no regresar a Cuba y hubiera sido Omar Linares.

Es la única forma con la que podemos comparar la decisión de Yulieski Gourriel de hoy en día, y pese a que estemos acostumbrados ya, por la frecuencia en que en nuestros días suceden las salidas de peloteros de la isla.

Yulieski Gourriel, al igual que su hermano Lourdes, sin duda alguna jugarán al nivel más alto del béisbol en el mundo, llámese las Grandes Ligas. Para mí, a la verdad no importa si estos triunfan o resultan un fracaso en el intento, ya a estas alturas esto es lo que menos interesa, pero no le quepa la menor duda que lo hecho por ellos este lunes, bien pudiera cambiar, de una vez y por todas, la forma de pensar y manejar el béisbol en la isla o al menos, ser el punto de partida de futuros y necesarios cambios.

Ojalá no me equivoque.

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