“El espectáculo cumplió su objetivo: es divertido, popular, es un show de verano para que la gente lo disfrute”, declaró Acosta, y agregó que “al final terminamos con la conga usual de Tocororo, que es lo que se quería para atrapar a gente más joven, con otra visión y romper un poco con el estilo del clasicismo de ese teatro”.
Con 41 años de edad, Acosta pretende cerrar su carrera como bailarín clásico a fines de la próxima temporada, con una versión de Carmen para el Royal, y aspira a crear una pequeña compañía en Cuba con una línea neoclásica y contemporánea.
El laureado artista estimó que a estas alturas de su carrera lo juzgan muy severamente, y espera que su nueva idea corra mejor suerte que su sueño de rehabilitar en la isla el proyecto de la Escuela de Ballet diseñada por el arquitecto italiano Vittorio Garatti.
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