Mi 13 de agosto: Mejorando nuestra vida
Yusimí Rodríguez
HAVANA TIMES, 25 agosto — El pasado 13 de agosto, todo nuestro país celebró el cumpleaños 84 del líder de la Revolución Cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, con diversas actividades. Ese mismo día, un grupo de amigos y yo hicimos una recogida de basura en una pequeña área de la costa habanera.
No escogimos la fecha por ningún motivo especial, y si hubiéramos podido planificarlo con suficiente tiempo de antelación habríamos realizado la limpieza el viernes anterior, 6 de agosto. Pero algunas personas no habrían recibido el aviso y después se hubieran molestado por no haber podido participar.
Aunque resulte difícil creerlo, algunos de estos amigos estuvieron recogiendo basura unas semanas atrás y los que no pudimos tomar parte nos molestamos. Así que esta vez, se pasó la invitación por correo desde muchos días antes y a las cinco de la tarde del 13 de agosto nos reunimos en la explanada del malecón que está frente a la intersección con Prado.
Para la mayoría de las personas que estaban en el malecón a esa hora, el 13 de agosto era un día normal; o sea un día para bañarse en la costa, conversar en el muro del malecón, tomar ron o cerveza y comer cucuruchos de maní u otras chucherías, y luego tirar los envases y los papeles en el acantilado. Algunos extranjeros pasaban y tomaban fotos; lo normal en una tarde de verano en La Habana.
Para otros no era un día tan normal, y su actividad consistía en contemplar, o más bien vigilar las actividades de los otros, sin demasiado disimulo. Aunque ahora se me ocurre que sí, que eso precisamente es un día normal para ellos, su forma de vida es estar pendiente de lo que hacen los demás y hacer que lo sepan “estamos aquí y los estamos observando.”
Tampoco podemos olvidar de qué fecha estamos hablando; se trata del 13 de agosto, una fecha que parece más propicia para esperar una acción en contra del gobierno o alguna provocación. En fin, que lo que debe ser un motivo de celebración, como lo es el hecho de que cualquier ser humano en este planeta alcance un año más de vida, se convierte también en una buena razón para vigilar.
Latas y botellas
Nosotros estuvimos un rato esperando que una amiga nos trajera algunos pares de guantes que nos facilitarían el trabajo; ya habíamos previsto algunas alternativas como usar jabas de nylon en las manos, aunque no hubiésemos podido recoger pedazos de vidrios, que es de las cosas que más abunda en el sitio.
Por suerte, la muchacha llegó y mientras repartíamos los guantes llegamos a considerar la posibilidad de invitar a los compañeros vigilantes a participar con nosotros en la limpieza de la costa. Y de hecho alguien los invitó luego, pero no puedo relatar cuál fue su reacción porque estaba un poco lejos, además, prefiero que mis amigos tengan la oportunidad de narrar su propia experiencia con la recogida de basura el día 13 de agosto.
Recogimos sobre todo envases plásticos o de aluminio, envolturas de caramelos y galletas, zapatos viejos, trozos de vidrio y otros objetos que la gente desecha y terminan en el agua. Había también muchos cucuruchos de maní vacíos, pero decidimos concentrarnos en lo que fuera material no biodegradable.
No fue precisamente un trabajo de embellecimiento, eso nos habría llevado mucho más tiempo y no pasábamos de diez. Habríamos podido abarcar un área mayor de haber contado con más personas; si, por ejemplo, algunos de los que estaban allí pasando un buen rato, hubieran dedicado unos minutos a recoger un poco de desechos, o si la gente tomara un poco de conciencia y dejara de echar su basura en la costa o en el suelo, dónde mejor les parece.
Unos días antes de la limpieza le comenté a un amigo lo que pensábamos hacer y él me decía que es necesario que la gente disponga de más latones y contenedores para echar basura. Pero la realidad, es que la gente puede tener un cesto o un contenedor a dos o tres metros y de todas formas tiran las latas vacías y los papeles en el suelo, porque es más fácil hacer eso que desplazarse un par de metros. A veces, los contenedores están vacíos y la basura está afuera. Allí mismo, tal vez a un metro del muro del malecón había un cesto grande que fue dónde estuvimos vaciando el saco y las jabas que llenamos de basura. Había mucha más basura en la costa y en la acera que en el cesto.
Castigo y paranoia
En aquella conversación, mi amigo me dijo que tal vez el problema se resolvería si se tomaran medidas coercitivas, si se multara a la gente. Aunque no pude dejar de darle la razón en ese punto, eso es precisamente lo que me resulta triste, que las personas de mi país, o al menos de mi ciudad (en el interior del país cualquier provincia es más limpia que La Habana) sólo puedan hacer lo correcto sobre la base la coacción y el miedo a un posible castigo.
Durante la recogida no perdí la esperanza de que se nos uniera alguien que de pronto se sintiera motivado por lo que estábamos haciendo. La invitación que circuló por el correo electrónico dejaba claro que todo el que quisiera participar sería bienvenido. No somos una cofradía ni una organización excluyente. No somos, de hecho, ninguna organización, sino un grupo de amigos con intereses comunes entre los que se incluye la limpieza de la ciudad.
La única persona que apareció fue una mujer que me saludó con un “buenas tardes” que casi me hizo saltar. Me sonó igual que el saludo de los policías cuando van a pedirte el carné de identidad. Pero en realidad era una amiga de Isbel, e Guardabosques, uno de los muchachos que participaba en la recogida.
Me reí de mi propia paranoia; son tantas las veces que me ha parado la policía por estar caminando en la playa, sentada en un parque o esperando una guagua. Tengo conocidos que participaron en aquella marcha por la no violencia
y después recibieron visitas inesperadas, y otros que recibieron visitas inesperadas incluso antes de tener tiempo de participar en nada. Nunca se nos sumó nadie que fuera un completo desconocido para todos y de pronto hubiera querido ayudar.
Estoy segura de que casi todos los que estaban allí, incluyendo (principalmente) a los que se dedicaban a la importante labor de vigilar, participan de forma activa en los trabajos “voluntarios” convocados por el discurso oficial.
Me habría encantado que se nos unieran, pero por otra parte me alegra más que hayan estado allí disfrutando el agua, el paisaje, el maní; haciendo lo que les daba la gana con su tiempo libre.
Si de pronto las organizaciones políticas y de masas, los sindicatos y las administraciones de los puestos de trabajo (cumpliendo orientaciones) convocaran a un trabajo voluntario para limpiar la costa, el malecón habanero se llenaría de gente al punto de darse cabezazos, y todo quedaría muy limpio (aunque al día siguiente esas mismas personas volvieran a llenarlo todo de basura).
Por eso prefiero esperar que en algún momento las personas dejen de esperar por las orientaciones del discurso oficial para llevar a cabo cualquier acción que mejore nuestra vida en el país.
Que ganas de estar alli con ustedes y poner mis manos en la limpieza de nuestra ciudad …… sigan asi yusi…
Un abrazo grande !
Con las cuestiones del Medio Ambiente!!…vivo en Berlin!! si compras una cerveza,tienes que pagar 8 centavos por la botella(solo por la botella) no el liquido,si compras una de lata,tienes que pagar 25 centavos,solo por la lata(ya nadie tira ni botellas ni latas en la calle).. un agua mineral ,cola ..etc tienes que pagar por el envase!! si es plastico 25 centavos(euros)…..con esa medida,que se viene aplicando ya tiempo….perdieron los trabajadores de la Basura sus puestos de trabajo…porque ya no lo necesitan!…pero en si!! son cosas que pasan!! y como dices MI 13 de Agosto ;mejorando nuestra vida!! tambien naci un dia 13 pero de diciembre!! saludos