Los diez millones cuarenta años después

Yusimi Rodriguez

Transportando la cosecha de caña al ingenio Mario Muñoz, Matanzas, Cuba

HAVANA TIMES, 16 agosto — El jueves 29 de julio asistí por primera vez al espacio “Último Jueves” en el Centro Cinematográfico ICAIC, conocido como Fresa y Chocolate, ubicado en la esquina de 23 y 12 en El Vedado.  En este espacio, que tiene lugar el último jueves de cada mes, se debaten temas de la historia y la actualidad del país.

Primero, un panel de especialistas en el tema hace una exposición y luego las personas del público formulan preguntas o expresan alguna opinión, después de estas intervenciones la palabra regresa a los integrantes del panel.  Aunque este espacio no es promovido por los medios de comunicación masiva, tampoco está censurado y asisten regularmente intelectuales, escritores, artistas y todo el que desee participar porque la entrada es libre. El tema de este “Último Jueves” fue La zafra de los diez millones.

Discutiendo un fracaso

Así se llamó la zafra del año 1970 en nuestro país, porque se pretendía producir diez millones de toneladas de azúcar. Esta meta no se cumplió, y la zafra fue un fracaso, aunque a la vez ha sido la zafra más grande de la historia de nuestro país. ¿Pero a qué precio?

Cortador de caña.

El panel estuvo integrado por la planificadora Selma Díaz , el economista Julio Díaz Vázquez, miembro del Instituto Nacional de la Reforma Agraria en aquel momento, y el sociólogo Juan Valdés Paz.  Ellos relataron para llevar a cabo la zafra se sembró caña en cualquier parte en incluso se desplazó el ganado para poder destinar tierras a la siembra, por lo que la industria agropecuaria se resintió fuertemente.

Debido a los problemas de inversión en los centrales azucareros, la falta de personal calificado y de tiempo para hacer los ajustes necesarios, hasta los ministros terminaron dirigiendo los centrales.  A la hora de cortar la caña fue necesario movilizar a todo el país: trabajadores de todos los sectores sin experiencia en el corte, estudiantes e incluso las fuerzas armadas, lo que representó una distorsión en la economía cubana.

Cortador de caña.

Una de las personas del público que intervino en el debate tenía 14 años en 1970 y con esa edad fue a cortar caña. Su inexperiencia en ese tipo de trabajo hizo que se cortara con el machete.  Sin embargo, no fue de eso que se quejó, sino de  que no exista un libro que refleje la zafra del 70, no desde el punto de vista de los historiadores, los economistas o los políticos, sino desde la perspectiva de quienes la vivieron y la sufrieron.

El tren en que viajaba para ir a cortar caña tenía preferencia en las líneas del ferrocarril y llegó a su destino en poco más de un día. Al regreso, con un tanque de naranjas como provisión por cada uno de los que venían en el tren, ya no tenían preferencia en las líneas y les tomó tres días llegar a La Habana. Los tanques de naranjas duraron uno.  Regresaba cansado, hambriento y sin saber el resultado de la zafra, el resultado de su esfuerzo.

Cociendo sacos para el azúcar.

¿Aún si se hubieran alcanzado los diez millones, hubieran compensado todo el esfuerzo, el sacrificio, todos los recursos destinados a la zafra?  Antes de asistir a este espacio, había escuchado que en esos meses se detuvieron las clases y cerraron incluso los centros nocturnos.  El resto de las industrias del país quedaron prácticamente paralizadas. Las personas que participaron en el debate y vivieron en esa época sólo me lo confirmaron.

Peor que una victoria pírrica

Pirro de Epiro, uno de los más grandes militares de la historia, venció a los romanos en la batalla de Asculum, pero perdió 3.505 soldados, por menos de 6000 romanos que cayeron. Cuando lo felicitaron por su triunfo respondió:  “Con otra victoria como esta estaré vencido.”  La zafra del 70 no llegó a ser una victoria pírrica, fue peor, una derrota pírrica porque los diez millones no se lograron y el costo fue que la zafra duró más tiempo de lo normal, las tierras quedaron devastadas, la agricultura y la ganadería sufrieron daños de los que el país nunca se recuperó totalmente.

¿Cómo es posible que no se lograran los diez millones a pesar de toda la fuerza de trabajo que se destinó al corte de la caña, a pesar del entusiasmo con que el pueblo cubano asumió la tarea y de su confianza en que era posible lograrlo?  Lo que debemos preguntarnos es si realmente era posible lograrlo.

Tren transportando la caña para el ingenio Mario Muñoz.

He conocido personas que trabajaron en la zafra y me cuentan que lo hicieron convencidos de que construían el futuro económico del país; era el momento de sacrificarse por un mañana próspero en el que no volverían a existir las carencias.  Ahora me parecen ingenuos y sin embargo los miro con respeto. Estoy segura de que si hubiera sido posible producir los diez millones de toneladas de azúcar, si solo hubiera dependido del esfuerzo del pueblo cubano, se hubiera logrado.

Muchos lloraron cuando se anunció que no se lograrían los diez millones. La inmensa mayoría ignoraba en aquel momento que nuestro líder, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, había sido advertido de que la meta de los diez millones era imposible. Eso escuché durante años en forma de rumores y especulaciones, en versiones diferentes: “Se lo advirtió un ingeniero” “Se lo advirtió un economista francés” “Se lo dijeron los rusos.”

El ingenio Mario Muñoz.

El jueves 29 de julio fui al espacio “Último Jueves” a saber la verdad sobre este hecho; cualquier otra información sería interesante, sobre todo en boca de quienes estuvieron involucrados en la zafra, pero lo que yo quería saber era si la dirección del país, y más específicamente nuestro líder, sabía de antemano que no era posible alcanzar la cifra de diez millones de toneladas de azúcar.

Selma Díaz  relató que había formado parte del grupo encargado de analizar la capacidad de los centrales azucareros para lograr una zafra de diez millones. Aquel análisis empezó a realizarse desde mediados de la década del 60.  Cuando aquella comisión se reunió con nuestro Comandante en Jefe le dijeron que solo era posible producir 8 500 000 toneladas de azúcar. El dijo que debían ser nueve.  Cuando volvieron a reunirse, él elevó la cifra a diez.

Necesitábamos escucharlo en voz alta

Los rumores casi nunca son infundados.  Estoy segura de que todos los que estábamos en 23 y 12 habíamos escuchado ya que el responsable de establecer aquella meta imposible, había sido el compañero Fidel Castro, pero queríamos oírlo.  Necesitábamos escucharlo en voz alta, en un espacio oficial, o por lo menos, hasta el momento, no censurado. No es lo mismo un secreto a voces que una verdad dicha en público.  La novedad no estaba en la información en sí misma, sino en el hecho de escucharla en público de la boca de alguien que estuvo involucrada directamente en los hechos.

Trabajador de la industria azucarera.

Le conté esto a una amiga a principios de la semana pasada.  Estaba loca por contárselo a alguien y lo hice con el aire de quien tiene una primicia, porque aunque ella debía haber escuchado los mismos rumores que yo a lo largo de su vida, no había estado en el espacio “Último Jueves.”

Mi amiga tiene 59 años, supe su edad exacta ese día, y también que su padre trabajó durante muchos años en la industria azucarera antes del triunfo de la Revolución, y en 1970 tenía suficiente experiencia para saber que no era posible producir diez millones de toneladas de azúcar.

Como el verdadero revolucionario que era, intentó advertir en una reunión de su centro de trabajo que aquella meta no se podía lograr. Eso le costó el carné de miembro del Partido Comunista de Cuba.

La hija me cuenta que aunque no tuvo que esperar mucho para que el tiempo le diera la razón, y a pesar de que fue vanguardia nacional durante muchos años (gracias a eso mi amiga iba todos los años a una casa en la playa en Varadero), al hombre no le devolvieron el carné del Partido hasta que fue muy mayor.

Creo que yo no lo hubiera aceptado. No quisiera ser miembro de una organización que no puedo cuestionar si está actuando de forma que me parece errada y en la que no puedo expresar una opinión que contradiga el discurso oficial.  Eso no es solo cosa del pasado.

Recientemente, el compañero Esteban Morales fue separado del Partido Comunista de Cuba por publicar una carta con críticas y cuestionamientos que no fueron bien recibidos por la dirección del Partido. No cesan de repetirnos que “Revolución es cambiar todo lo que debe ser cambiado,” según el concepto de Revolución dado a conocer por el compañero Fidel Castro en el año 2000, pero siguen aplicando las mismas políticas.

Sigue el blanqueo contraproducente

Lo más paradójico del jueves 29 de julio para mí, estaba en la portada del periódico Granma de ese día.  Desde hace meses, el periódico publica fragmentos de viejos discursos del Comandante en Jefe, con la clara intención de demostrarnos la vigencia de sus ideas de aquel momento en el presente.  Si ahora resulta necesario eliminar muchos puestos de trabajo, por ejemplo, nos muestran en la portada del periódico Granma un fragmento de un discurso del Comandante de hace treinta o cuarenta años, criticando el la inflación de plantilla (que ha existido en nuestro país durante todo este tiempo).

Trabajador de la industria azucarera. Ingenio Mario Muñoz, Matanzas.

Leyendo estos fragmentos en el periódico Granma, una se pregunta cómo es posible que hayamos atravesado y continuemos atravesando tantos problemas sobre los que nuestro líder alertó en el pasado.  Nuestra prensa oficial continúa resaltando la figura del líder y recordándonos sus aciertos. Los errores quedan huérfanos al ser enunciados en voz pasiva “no se previó, no se planificó, no se entendió,” o envueltos en un “nosotros” que hace a todos responsables de los errores de una sola persona.

El fragmento que me tocó leer en la edición de Granma del jueves 29 de julio correspondía al discurso pronunciado el 3 de septiembre de 1970, precisamente el mismo año de la zafra que constituyó un gran fracaso porque se intentó una meta imposible que paralizó industrias y tuvo un alto costo económico para el país.

Pero en el fragmento citado, el compañero Fidel llama la atención al pueblo sobre una minoría que los explota porque no trabaja, pero disfruta de los recursos. “…Al desaparecer los factores inhumanos que antes obligaban al trabajo, la alternativa de esto es el máximo desarrollo de la conciencia colectiva y el empleo de la fuerza coercitiva de la sociedad trabajadora sobre aquellos que aspiren a vivir parasitariamente de los demás…”

Me pregunto en qué consistiría exactamente ese uso de la fuerza coercitiva, pero sobre todo me pregunto: ¿Se hubieran logrado los diez millones de toneladas de azúcar si los “parásitos” se hubieran incorporado a cortar caña?  ¿Fueron ellos los responsables del fracaso de la zafra y de los posteriores problemas económicos del país? En aquella zafra, los centrales no pudieron moler toda la caña cortada.  Pero mientras se desvía la atención del pueblo hacia los que no trabajan, este no tendrá tiempo de reflexionar sobre los errores cometidos por la máxima dirección del país.

4 thoughts on “Los diez millones cuarenta años después

  • Interesantísmo arrtículo para que los que no somos cubanos entendamos un poco más la historia de la revolución

  • Excelente artículo, Yusi, solo decirte que Temas sí tiene un spot publicitario en la TV, de muy buena factura, por cierto.
    Días después del ULTIMO JUEVES, conversando de la temática con Tato Quiñones, él me comentaba de un libro suyo, publicado, que narra justamente los conflictosde las personas que tarabajaron en esa zafra.
    Al menos esas dos cosas ya están resueltas, y es bueno…
    Ahora falta TODO lo demás.
    Suerte

  • En nuestros días hemos aprendido a “olvidar” temas como el que se trata en este artículo, para garantizar la infalibilidad de nuestros “dioses” es imprescindible que magnifiquemos sus aciertos, y olvidemos sus errores y desaciertos, ese ha sido uno de los postulados fundamentales de esa religión que se llama COMUNISMO.

  • ¿Por qué se habla ahora de la zafra del 70?
    ¿Por qué se dejó de hablar?
    ¿Por qué razón los padres de un niño de 14 años permitieron que su hijo fuera a cortar caña?
    Con toda honestidad aseguro lo siguiente: estuve cortando caña en las zafras del 70 (desde enero hasta mayo) y del 71 (desde marzo hasta mayo), como estudiante del preuniversitario, en los campos de Matanzas y nunca vi a un niño con 14 años de edad en esa actividad. Yo tenía 16 años en el 1970.
    No obstante vi otras cosas:
    El director del campamento exigía el corte de 150 @s diarias por alumno, si alguien no alcanzaba la cantidad fijada, era expulsado del campamento, lo cual significaba que o bien te quedabas sin carrera o te llevaba el SMO, que era lo mismo que quedarse sin carrera.

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