La hora de rendir cuentas al pueblo
Yusimi Rodriguez
HAVANA TIMES, Jan. 11 — En un artículo del periódico Trabajadores, publicado en la edición digital del 28 de julio del 2009, el compañero Luís Jesús González se refiere a la Rendición de Cuentas como la piedra angular de nuestra democracia. Señala que estas deben ser el proceso político más importante de la nación.
Las Asambleas de Rendición de Cuentas son las reuniones en las que el Delegado a la Asamblea Municipal del Poder Popular, previamente elegido por los miembros de la comunidad, informa a sus electores sobre la política que sigue la Asamblea Municipal y las medidas adoptadas para la solución de problemas planteados por la población, o las dificultades que se presenten para solucionarlos.
Estas Rendiciones de Cuentas tienen lugar dos veces al año. El Delegado además debe dar a conocer a la Asamblea Municipal del Poder Popular y a la Administración de la localidad, sobre las opiniones, necesidades y dificultades que les transmiten los electores. Es también su obligación informar a la Asamblea o Comisión a la que pertenece, sobre el cumplimiento de las tareas que le hayan sido encomendadas.
Sin embargo, la Rendición de Cuentas, que debe ser el proceso político más importante de nuestra nación, aún está lastrada por informes fríos que no reflejan la intervención de los electores en la solución de los problemas de la comunidad.
Esto es algo que reconoce el compañero Luís Jesús González en su artículo. También hace referencia a varios criterios que coinciden en que persiste la tendencia de medir los resultados de una asamblea de rendición de cuentas por los porcientos de asistencia, las comisiones de vecinos creadas o la cantidad de páginas de un informe.
¿Tendrán confianza aún las personas en estas reuniones? ¿Se solucionan realmente los problemas que plantean en ellas o la rendición de cuentas se habrá convertido en un puro formalismo, un mecanismo sin ninguna utilidad real?
Las reuniones generalmente son programadas para el horario de la noche, después del noticiero. Las personas siempre intentan asistir temprano. Luego de entonar las notas de nuestro himno nacional, escuchan en silencio el informe del delegado que eligieron.
Así transcurría la Asamblea de Rendición de Cuentas de una circunscripción de Alamar, localidad del Municipio Habana del Este, a finales del año 2008. Cuando el delegado terminó de hablar y preguntó a los presentes, como de costumbre, si tenían algún planteamiento que hacer, los vecinos expresaron quejas sobre el abastecimiento de agua, un problema que venían presentando hacía tiempo y no había sido resuelto.
También se quejaron de los precios de los productos en las tiendas recaudadoras de divisas, la oscuridad que hay en la zona por la falta de iluminación pública, los problemas de reparación de los edificios, cuyas paredes, balcones y escaleras presentan graves rajaduras y filtraciones, además de no haber sido pintados en años.
Ninguno de estos planteamientos era nuevo. Son problemas que se han ido acumulando y las respuestas del delegado siempre son justificaciones y evasivas.
Sin embargo, es justo reconocer que uno de los edificios ya había sido pintado y reparado por una brigada perteneciente a una empresa estatal, en el momento que se llevaba a cabo esta reunión. Cuando se realiza este tipo de reparaciones a un edificio, los vecinos que viven en el mismo deben pagarle a la brigada. En este caso, según el precio total, a cada apartamento le tocaba pagar 500 pesos.
Uno de los participantes en la reunión vive en ese edificio y se había negado a pagar el dinero. Es un albañil retirado y consideraba que las reparaciones habían sido simple maquillaje y que no pasaría mucho tiempo antes de que se cayeran los repellos. Sus palabras resultaron proféticas. Menos de tres meses después se desprendieron fragmentos de que habían sido reparados y volvieron a aparecer las profundas rajaduras.
El último vecino en hacer uso de la palabra en la reunión fue Pedro, un ingeniero de unos cuarenta años, ex miembro del Partido Comunista de Cuba.
Se refirió primeramente a los elevados precios de productos de primera necesidad en las tiendas recaudadoras de divisa. Citó el ejemplo específico de los culeros desechables para adultos.
En el momento de la reunión, el paquete de ocho culeros desechables costaba 8.90 CUC. Sin embargo, el costo de producción del producto ya colocado en el mostrador listo para su venta, es de 3 CUC. Pedro se había preocupado por obtener las regulaciones del sistema de finanzas y precios para márgenes comerciales aplicadas a los productos que se venden en estas tiendas.
El CUC no es la moneda nacional en la que los trabajadores cubanos cobran sus salarios. La relación es de 1 CUC igual a 24 pesos en moneda nacional. El salario promedio de un trabajador es de 350 pesos de esta moneda. La matemática dice que un paquete de ocho culeros desechables puede costarle a un trabajador más de la mitad de su sueldo. Estos culeros son generalmente para personas ancianas con incontinencia urinaria. Pedro los compraba para una abuela muy mayor. Recientemente, tuvo la oportunidad de ver el mismo producto en una tienda y comprobó que el precio había sido rebajado.
El segundo planteamiento de Pedro estuvo relacionado con la campaña que libraba el Estado en ese momento contra la existencia de salideros de agua, no solo en las calles, sino en los hogares, ya que esto provoca el desperdicio de un líquido que escasea en muchas comunidades. Una de las comunidades dónde escaseaba el agua frecuentemente es esta dónde se llevaba a cabo la reunión. Pero además, los salideros benefician los criaderos de mosquitos transmisores de enfermedades.
Sin embargo, para evitar los salideros en las casas, es necesario sustituir juegos de tazas de baño y lavamanos que están rotos o en muy mal estado y son la causa de estos salideros. Pero estos se venden en las tiendas recaudadoras de divisas y a precios muy altos.
No puedo referirme aún a la respuesta que dio el delegado a estos planteamientos porque Pedro se refirió a otros problemas durante la reunión. Pero de estos hablaré en un próximo trabajo.