El sentido del servicio al prójimo es una de las carencias más notables, tal vez, en nuestra cultura y, por extensión, en nuestra educación. Pero los cubanos emprendedores si conocen el valor compensatorio de practicar un servicio con vocación.
El Ciervo Blanco es un espacio alternativo donde el público puede disfrutar de una música que no va a encontrar en la Televisión Cubana. Con un boletín en Facebook y una peña que se realizó por 5 meses en la azotea de una casa particular en la Habana Vieja, se propone investigar y divulgar los antiguos y nuevos paganismos y, en general, todo lo que es magia, mitología y religión.
¡Exprésate! Te veo sin tinta. Esta invitación aparece en la revista digital Apulpso, que puede descargarse o ser adquirida a través del paquete semanal de audiovisuales. Un proyecto creado por cinco entusiastas jóvenes con “ganas de hacer” más que con recursos.
Un día como hoy nació el hombre que llaman Apóstol Nacional y han fosilizado en centenares de bustos, por toda Cuba.
Un joven con aspecto de rockero (muchos de sus posts revelan la inquisidora atención que ha dedicado al tema), respondió humilde y generosamente mis preguntas en un banco a la sombra, en los alrededores de la universidad de la Habana.
Si se observa la historia de la revolución cubana a través del panorama del arte, quedan al descubierto excesos de una irracionalidad que ni aún los acérrimos defensores de ella pueden enfrentar sin caer en el plano de la ingenuidad o el descrédito.
En la década del 90 uno de mis puntos de escape de los largos apagones era “La Piragua”, cerca del malecón, donde bailadores de break dance de distintas zonas de la Habana se desafiaban. Era una oleada de alegría y energía física que matizaba el ensombrecido paisaje.
Ser una productora independiente en Cuba requiere luchar contra una inercia triple: el monopolio oficial de los espacios institucionales, la subrepticia amenaza de la censura y la falta de hábito (y de fe) en la viabilidad de empresas autogestoras.
De todos los problemas de Cuba, el que más me golpea cuando salgo a las calles es el de los animales abandonados. La impotencia ante su sufrimiento, la alarmante inconsciencia social y la ausencia de una Ley de Protección Animal para frenar el sadismo o la irresponsabilidad.
Pasa la mano encallecida y venosa por el bulto de jabitas de nailon. Con dedos trémulos separa una, la pone en la mano del cliente. Cierra los dedos sobre la moneda de a peso. La guarda, pierde otra vez la mirada en el suelo, o en el vacío. (13 fotos)