Defiendo el derecho de toda persona o grupo a expresarse libremente y defender su opinión por más errada que a mí me parezca, la libertad de expresión es uno de esos bienes frágiles, pero importantes, que es mejor que se mal usen a que se coarten con prohibiciones demasiado apetitosas para los poseedores del poder.
Durante su visita a Nueva York, el señor Díaz-Canel, para muchos un fantoche de Raúl Castro, fue agasajado en un encuentro con personalidades de la cultura estadounidense, en el tristemente famoso edificio Dakota.
A un político debería juzgársele más por sus resultados que por sus palabras, pero como nada ha cambiado en Cuba desde su llegada, para conocerle nos tendremos que limitar a lo que ha dicho por primera vez fuera de algún discurso previamente escrito.
Es muy llamativo el actual debate sobre la obligatoriedad del trabajo que sucede en el marco de la discusión del Proyecto de Constitución que el Partido Comunista ha redactado y que actualmente se “debate” bajo su supervisión.
Etecsa, monopolio estatal de las comunicaciones, ha pedido le hagan llegar comentarios sobre la tercera prueba de conexión a Internet desde teléfonos celulares. Quise conocer el sentir general leyendo los 1048 comentarios que habían sido publicados hasta las 18:00 horas del día 11 de septiembre.
Aunque suene feo decirlo, mi esposa y yo estábamos contando los días para que comenzaran las clases. Casi tres meses de vacaciones con dos pequeños revoltosos en casa es verdaderamente agotador, además de que el gasto de ofrecerles unas vacaciones más o menos amenas es un estrés para nuestra economía.
En estos días la prensa estatal ha lanzado otra andanada propagandística con motivo del bloqueo, bajo la rotunda afirmación de que es la causa principal de todos nuestros males. Analicemos sus argumentos:
Cuando el esposo vivía eran afortunados, ingresaban casi 200 CUC (=USD) mensuales. Como Ingeniero Eléctrico en su trabajo estatal cobraba casi 33 CUC entre salario y estimulación. El resto lo ganaba arreglando electrodomésticos por la “izquierda”. Con ese ingreso ella podía quedarse en casa dedicada a sus dos hijos y a su anciana madre.
Hemos visto en las protestas de Venezuela y Nicaragua que esos gobiernos, como muchos otros, están dispuestos a lo que sea por mantener el poder, no temen reprimir y asesinar como cualquiera de las dictaduras que asolaron Suramérica durante 200 años. ¿Alguien piensa que en Cuba sería diferente?
Cuba es un ejemplo del peligro de la concentración extrema de la riqueza nacional y un buen caso de estudio de cómo esa concentración agota la vitalidad de una sociedad.