Fernando Aramis

La calle 8 de Quito

Todo surgió a raíz del éxodo de cubanos al Ecuador que aconteció en el año 2008 cuando el Gobierno de ese país autorizó la entrada a los cubanos sin necesidad de visa. Llegaron por montones, unos para seguir su viaje a los Estados Unidos, y otros para quedarse y hacer vida al amparo de Los Andes.

De La Habana a Isla Canarias

Después de rodar como paria por la ciudad de La Habana pude colocarme en unos de los mejores sitios artísticos de la urbe, el café cantante Delirio Habanero, ubicado en el último piso del Teatro Nacional. Comencé por cerrar el show los miércoles y terminé trabajando toda la semana. Era una gran pantalla, un lugar donde podría codearme con algunos de los artistas más importantes de Cuba. Corría el año de 1998.

El Farallón del Caribe

Cierto día me tropecé con un amigo músico quien me dijo: “Justamente andamos buscándote como cosa buena.” ¿Buscándome?, pregunté. Resultó ser que en el municipio de Pilón (provincia de Granma) se había construido un lujoso hotel en colaboración con una compañía canadiense, y mi amigo tocaba el tres en un grupo de son (Septeto Canoy) que actuaba para los turistas en dicho hotel.

El tren del contrabando

Llegué a casa de Dargelo, el marido de mi prima Bárbara, a eso de las 10 de la mañana. Corría el año 1993. Desesperado y sin trabajo como casi todos en ese tiempo, les comenté que ya no podía más, que el negocio de fabricar la bebida pru, en el cual trabajaba, se había terminado.

Tras el ídolo

Hubo un tiempo cuando el periodo especial encrudeció. Cuando aún vivía en Bayamo. Cuando no se encontraba ni una aguja de cocer. Cuando mi ciudad paso de ser un sitio alegre colmado de fiestas y arte a un lugar muerto casi fantasma.

Salir de Cuba ¿El sueño imposible?

Desde hace mucho tiempo para casi todo cubano salir legalmente de la Isla ha sido y es, un sueño imposible, una meta inalcanzable, y más aún para uno de provincia. Algunos lo han logrado con sacrificio y tesón. Muchas veces a cambio de quedarse prácticamente sin nada, por la sola idea de vivir en un lugar donde posean una pizca más de oportunidades. Todo se resume a la posibilidad del cambio.