El cementerio chino de La Habana
Fotorreportaje por Ernesto González Díaz
HAVANA TIMES – Emplazado en la Avenida 26 y Zapata, a tan solo unos metros del majestuoso cementerio de Colón, se encuentra el cementerio Chino de La Habana. Fundado en 1893 y declarado Monumento Nacional en mayo de 1996, es un pequeño camposanto, de aproximadamente 8 mil metros cuadrados, que no solo guarda los restos de varias generaciones de chinos asentados en Cuba, sino que es además un tesoro cultural que lo hace patrimonio de la ciudad.
En diciembre de 1882, el primer cónsul chino en La Habana, Liu Liangyuan, comenzó las gestiones para la construcción de un cementerio solo para chinos, pues ya en esa época sumaban miles los chinos que habían emigrado a la isla. Este proyecto chocó directamente con la oposición de la iglesia católica que puso obstáculos de todo tipo hasta que las autoridades concedieron el permiso en 1893, once años más tarde, en un terreno que era propiedad del médico cubano Federico Kholy y que él mismo vendió a las sociedades chinas por 8 mil pesos de la época.
Está formado por cuatro cuadros irregulares, cortados por dos ejes en cruz que marcan el trazado básico y representan el cielo, la tierra, el mundo de los vivos y el mundo de los muertos. En su interior sobresalen obeliscos, nichos, bóvedas y falsas bóvedas, conocidas como muritos chinos, además de fosas más modestas excavadas en tierra. Las esculturas de leones adornan bóvedas y capillas, como es tradicional en el arte funerario chino con la intención simbólica de espantar los a “los malos espíritus”.
En este cementerio, actualmente solo tienen derecho de enterramiento los chinos originarios, sus cónyugus y sus descendientes hasta la segunda generación. Las personas fallecidas son colocadas en nichos de la sociedad china a la que pertenecen o en bóvedas particulares. Las capillas que son propiedad de instituciones privadas son solo empleadas como osarios.
Lamentablemente el estado de conservación no es el que debería tener un lugar con tantos valores culturales e historia.