“¿Violencia de género? No, de eso no hay en Cuba”

por June Fernandez (de su blog Mari Kazetari)

Del documental La Deseada Justicia de Lizette Vila.
Del documental cubano La Deseada Justicia de Lizette Vila.

HAVANA TIMES — Mi percepción subjetiva del asunto es que la violencia de género está a la orden del día en Cuba, pero que al mismo tiempo hay rasgos de la sociedad cubana que facilitan que las mujeres rompan con una situación de violencia.

Historia 1: “Estoy deseando que me levante la mano para echarle de una vez”

Asisto en La Habana a una reunión de tres amigas que rondan los cincuenta años. Le preguntan a una de ellas cómo le va con su pareja, un hombre con el que convive desde hace unos pocos años. Ella dice que la verdad es que no muy bien, que el tipo la controla, que quiere saber siempre a dónde va y con quién. “Invade mi espacio, estoy harta, me siento asfixiada. Y a veces se pone bravo. Me da miedo. Pero por otra parte estoy deseando que se atreva de una vez a levantarme la mano, porque entonces ya sí lo saco de la casa y lo mando pa’ la pinga”. Las amigas le dan la razón.

Historia 2: “Tu hija tiene un hombre que está acomplejado, y la va a golpear”

Escépticos, absténganse de levantar la ceja e ignoren esa parte de la historia si no son capaces de gestionarla, pero no puedo contar lo que pasó sin hablar de santería. Evelyn (nombre ficticio) es santera profesional, amiga de una amiga que me ha encomendarlo llevarle un regalito. Viene a buscarme a casa, yo no estoy, y le abre Carmen (nombre ficticio) mi anfitriona. Carmen es muy creyente y se siente en comunicación con sus muertos. Ellas no se conocen de nada. Se ponen a charlar sobre religión y Carmen siente que los muertos le piden que advierta a Evelyn de que su hija está en peligro: “Tiene un hombre acomplejado porque ella anda con otros, y la va a agredir, la va a golpear, o a pinchar. Tú tienes que estar muy alerta porque te va a tocar mediar y proteger a tu hija”. Evelyn se queda helada. Efectivamente, tiene una hija cuyo marido está en la cárcel y que es agresivo. Teme que cuando lo suelten vaya a por la hija, que ya ha decidido no volver con él.

Evelyn se va a su casa y dos horas después nos telefonea nerviosa: “Han soltado a mi yerno, está tomando ron con mi marido. Tengo miedo de cómo va a reaccionar cuando llegue mi hija”. Carmen le dice que confíe en ella, que ella va a ser capaz de proteger a su hija. Al día siguiente fuimos a casa de Evelyn y nos contó cómo terminó todo: “Como me temía, mi hija llegó y el tipo se puso bravo: empezó a gritarnos de todo, a insultarnos y a amenazarnos, y a mi hija le llegó a dar una bofetada. Llamé a la policía, en seguida llegaron y le volvieron a meter preso”. Fue entonces cuando nos contó que no era algo nuevo, que la hija de hecho ya había puesto alguna orden de alejamiento contra él en el pasado, pero que luego siempre se reconciliaban.

Historia 3: La mujer que pretendía que su madre cuidase a su exmarido maltratador.

Fui a tomarme un jugo a una pequeña cafetería por cuenta propia en la calle Lamparilla de la Habana. Me atendió una señora de más de 70 años. Nos pusimos a hablar de lo típico, de que Cuba “no es fácil” (una de las frases que más repite la gente), pero que España tampoco anda bien, y entonces suelto mi discurso habitual de que la gente invierte un montón de energía y dinero en emigrar y se encuentra con un país en crisis-estafa en el que se criminaliza la inmigración y se tardan años en regularizar la situación. La mujer me da la razón y me cuenta que su hermana se fue a Madrid con la ilusión de juntarse con su hija, que emigró hace años.

El caso es que se encontró con que la hija pretendía que ella cuidase de su exmarido (el padre de su hija), del que se separó porque la maltrataba. La hija no entendió que ella no estuviera por la labor de relacionarse con un tipo que la maltrataba, por muy padre de ella que fuera, y la echó de casa. La mujer se volvió a Cuba sin ahorros. Pero antes, desde el aeropuerto, llamó a casa de la hija y le dijo a su nieto: “Mi amor, dile a tu madre que la abuela se ha muerto, que ya no estoy en su vida, que se olvide de mí”.
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Foto: Caridad
Foto: Caridad

En apenas diez días que estuve este año en Cuba, escuché o incluso viví estas historias sin buscarlas, sin preguntar. Una amiga feminista vasca fue hace medio año a la sede de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en Santiago de Cuba y preguntó cómo está el tema de la violencia de género en Cuba. Le dijeron que de eso no tienen,  porque en Cuba hay igualdad, gracias a la Revolución. Ojo, ese no es el discurso oficial de la FMC, que sí que trabaja el tema, aunque no cuento con suficientes elementos como para valorar cómo lo hacen.

El Partido Comunista se comprometió en 2011 a analizar y acordar acciones para “enfrentar la violencia de género e intrafamiliar y la que se manifiesta en las comunidades. Fue un punto de inflexión, porque hasta entonces se silenciaba o al menos se minimizaba el tema. En todo caso, sigue sin haber una ley específica contra la violencia de género. En caso de agresión u homicidio, se aplica como agravante que exista una relación de parentesco.

Los medios de comunicación oficiales no informan sobre asesinatos machistas. Se argumenta que es parte de la apuesta de no hacer periodismo de sucesos, que es una de las muestras de que los medios cubanos renuncian al amarillismo. Estos argumentos no convencen a las comunicadoras especializadas en género, que lamentan que un tema tan grave no sea tratado por los medios, de forma sistemática y rigurosa.

Fuera de las instituciones (aunque vinculadas a ellas) y a los órganos oficiales del Partido, son varias las iniciativas que buscan romper con el silencio y colocar la violencia de género en la agenda institucional y mediática. El Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero (responsable del documental que se resume en el vídeo de arriba), la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades, las compañeras del programa Género y Cultura con sus debates ‘Mirar desde la sospecha’, la cantante Rochy Ameneiro con su proyecto ‘Todas contracorriente’, o medios de comunicación como Sem-Lac y la agencia de noticias IPS, son algunas de las personas y colectivos que se han volcado en la lucha contra la violencia machista.
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Mi percepción super subjetiva del asunto es que la violencia de género está a la orden del día en Cuba, pero que al mismo tiempo hay rasgos de la sociedad cubana que facilitan que las mujeres rompan con una situación de violencia. La menor influencia de la moral cristiana hace que no esté tan metida en la cabeza la idea de que el matrimonio es para siempre porque esa es la voluntad de Dios. El divorcio es el pan de cada día, no se vive como un gran fracaso ni como motivo de vergüenza y escarnio público. La alta tasa de actividad femenina también propicia la autonomía económica de las mujeres, y tradicionalmente son ellas las que heredan la casa familiar y, en caso de separación, el hombre es el que se va.

Y luego hay algo que no sé cómo decir sin que suene a estereotipo: percibo que es habitual un carácter extrovertido, poco dado a la corrección política, a callarse temas incómodos, a charlar mucho con las amigas sin tapujos… No todas las mujeres serán así, pero el desparpajo con el que hablaban las mujeres de estas historias sobre sus situaciones de violencia creo que muestra dos caras: lo extendida y normalizada que está esta violencia, pero también la capacidad de las mujeres para no callarse, hablar de ello, y reafirmarse como mujeres capaces de enfrentar violencia.
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IPS ofrece un interesante cronograma sobre los hitos en la lucha contra la violencia de género y contra el silencio que rodeaba a este problema, desde 1990 hasta 2012

 

One thought on ““¿Violencia de género? No, de eso no hay en Cuba”

  • Muy bueno!

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