Vimos a los Rolling Stones y una Cuba cambiando

“Sabemos que hace años era muy difícil escuchar nuestra música, pero estamos tocando aquí. Creo que finalmente los tiempos están cambiando. Eso es cierto, ¿no? “- dijo Mick Jagger, en español, ante la multitud en la Ciudad Deportiva.

Horas antes del concierto en los Rolling Stones en La Habana el 25 de marzo de 2016. Foto: Lynn Oldshue.


Por Lynn Oldshue*

HAVANA TIMES – El concierto de los Rolling Stones realizado en Cuba el pasado 25 de marzo fue mucho más que histórico. La banda británica era la música de protesta cultural y política durante la década de 1960, cuando Fidel Castro estaba eliminando el capitalismo en la isla, confiscando la propiedad privada, poniendo fin a la libertad personal y prohibiendo el rock and roll. Cincuenta años más tarde, en una noche cálida en el complejo de la Ciudad Deportiva, una multitud de más de 500 mil personas aplaudió cuando los todavía feroces y atemporales  rockeros usaron su música una vez más para hablar sobre el cambio.

Y el cambio está llegando a Cuba, aunque lentamente. Pero la tercera semana de marzo proporcionó un gran destello cuando el líder del mundo libre y una de las bandas de rock más grandes del planeta aterrizaron en La Habana y atrajeron la atención internacional a la isla comunista.

A lo largo de medio siglo, los cubanos han sobrevivido al socialismo, embargos, y el aislamiento de un país mayormente olvidado desde que los carros venían con aletas de acero y los hombres usaban trajes de lino. Pero 11 millones de personas, que apenas tienen lo que necesitan, todavía encuentran maneras de sobrevivir y de  ayudarse unos a otros. Esta vez, la transformación viene de las manos de las personas, no de los revolucionarios.

“Este concierto es algo nuevo en nuestras vidas. He escuchado a los Rolling Stones, a Creedence Clearwater Revival, The Doors, Led Zeppelin, Blue Oyster Cult, Atlanta Rhythm Section y Molly Hatchet y empecé a aprender inglés desde que tenía siete años”, dice Luis Daniel, un cubano profesor de Inglés, cuya familia encontró formas de escuchar la música, a pesar de la prohibición. “Aprendí la lengua inglesa, así que podía entender la letra. Me encanta la cultura estadounidense y la británica debido a la música”.

Más de 500 mil personas asistieron al concierto gratuito de los Rolling Stones en La Habana, el pasado 25 de marzo. (Michelle Stancil)

El concierto fue grande, pero la visita, algunos días antes, del presidente Barack Obama, junto a su familia, fue mayor aún. Obama fue el primer presidente estadounidense en arribar a la isla en 88 años. Él habló acerca de los derechos humanos, una nueva relación con el pueblo cubano, y sobre poner fin al aislamiento de la Guerra Fría. Su visita fue más que discursos y sesiones de fotografías. Él está haciendo que sea más fácil para nosotros, los ciudadanos estadounidenses, viajar a Cuba.

Los estadounidenses acaudalados, estrellas de cine y la mafia construyeron a La Habana al comienzo del siglo XX, antes de la Revolución de Castro, y la conexión de la población cubana con los Estados Unidos todavía es fuerte. Hay banderas del país del norte en trajes de baño, camisetas, pulóveres y teléfonos celulares. Ambientadores de barras y estrellas cuelgan de los espejos retrovisores de los carros convertibles que viajan frente al Malecón, y los vendedores del mercado expenden carteles de Obama que dicen: “Sí hemos venido.”

Después de la gran semana

Obama y los Rolling Stones llegaron y se fueron, pero los cubanos siguen viviendo en edificios destartalados y de infraestructura anticuada, continúan bajos los salarios, la escasez de agua, las raciones de alimentos y las restricciones gubernamentales.  Gruesos troncos sobresalen encima de los baches de las deterioradas calles, y arcaicos transformadores y equipos eléctricos no pueden mantenerse al día con la creciente demanda de electricidad.

Espero que lleguen los cambios. Las familias necesitan un nuevo comienzo y un nuevo gobierno. No queremos vivir así. El socialismo y el comunismo son una mierda. No anhelo una casa grande o un gran carro. Solo quiero un poco más de la vida y mejores alimentos para mi hijo. Yo no tengo una computadora, un carro o un aire acondicionado. Todavía vivo con ventiladores. Trabajo de ocho a nueve horas diarias y no veo el dinero. Tengo que gastar en comida y también dar algo para ayudar a mi madre y a hermana. La vida es difícil para los cubanos”. – dice Raúl, un vendedor ambulante.

Carros de época frente el Gran Teatro de La Habana. (Michelle Stancil)

Viajar a Cuba es como dar un paso atrás en el tiempo, a los años 1950 de los Chevrolet, los Impalas con cambios de palo, adornos de campana y ventanas manuales. En la calle, los caballos tiran de carretas y las personas montan bicicletas individuales en parejas. Los techos están llenos de antenas de televisión, palomares y tanques de agua. Las vallas dicen  “Revolución” y los rostros de Che Guevara y Camilo Cienfuegos miran hacia abajo, desde los laterales de los edificios en la Plaza de la Revolución.

A pesar de la economía, el comunismo, y los dictadores Castro, es difícil no idealizar a Cuba. El reloj se detuvo en una época más simple y la gente es fácil de querer. Son una mezcla de colores y culturas que viven en condiciones de seguridad y de armonía racial. No hay armas de fuego, ocurren pocos crímenes, y la vida se vive en las calles.

Las casas están muy pegadas y las ventanas y las puertas están siempre abiertas. Tendederas de ropa que sostienen camisas, ropa interior, bolsas de plástico y pañales desechables cuelgan en los patios delanteros y en los balcones encima de las aceras. La gente se para en las calles y dan pasos conversando desde la mañana hasta la noche –lo que se dice de boca en boca es la única noticia en la que la gente  confía. Las colas son extremamente largas y lentas en los mercados donde venden papas, tomates, mangos, yuca, refrescos y huevos subvencionados, pero las personas esperan pacientemente para llenar los bolsos vacíos.

La mayoría de las personas trabaja en empleos gubernamentales, incluyendo la tecnología de la información y la informática o los restaurantes propiedad del Estado y que ofertan la misma comida básica: pollo, carne de res y arroz. Algunos empleados barren las hojas bajo los árboles mientras las nuevas caen, otros reparten papel higiénico en los baños públicos esperando propina o se sientan en sillas y presionan los botones del ascensor.

Los árboles crecen en las afueras de un balcón después de 50 años de abandono de lo que alguna vez fue una de las casas más grandes de La Habana. (Michelle Stancil)

El salario promedio es de 20 dólares al mes; los médicos ganan 60. Un hombre que pone los espejuelos a la estatua de John Lennon cuando la gente pasa por el parque homónimo, cobra 10 dólares mensuales. Él le da los espejuelos a los turistas para que los usen para tirarse fotos y considera un gran honor proteger las gafas, porque otros ejemplares fueron robados de la estatua.

Estados Unidos ha impuesto un embargo durante más de 50 años y lo ha apretado varias veces, pero el gobierno cubano no ha cambiado. Los de la isla lo llamamos bloqueo, no embargo. Eso no es un eslogan. No podemos usar los dólares, no podemos vender bienes a los Estados Unidos, tampoco conseguir las medicinas que necesitamos. Otros países están penalizados por negociar con nosotros“.- Fernando, propietario de la casa particular donde hospedamos.

Cansado de esperar por un cambio de gobierno, algunos están encontrando sus propias formas de conseguir lo que necesitan. Hornean pasteles para venderlos desde la cocina, van de puerta en puerta ofertando realizar la manicure, y ofrecen servicios de taxi en carros convertibles Bel Airs de la década de 1950, que han pasado de una época a otra como reliquias.

Los dueños de carros particulares hacen más dinero en un día que lo que podrían hacer en un mes de trabajo estatal. El mandato de Raúl Castro ha aliviado algunas restricciones y permite que las personas tengan restaurantes particulares en sus domicilios y alquilen habitaciones para los turistas.

Eso incentiva que algunas personas dejen sus puestos con el gobierno y trabajen para ellos mismos, como diariamente hacen cada vez más personas.

Los cubanos queremos mejores salarios, más oportunidades para trabajar y visitar otros países. Casi todo el mundo tiene algún familiar en los Estados Unidos que habla de una vida mejor y un carro nuevo. Aquí, los vecinos se cuidan entre sí y resuelven los problemas, y no hay tanta diferencia entre ricos y pobres. No hay ninguna posibilidad de tener una empresa y hacerse rico, porque nuestro gobierno no nos dejará cruzar esa línea. “- cuenta Fernando hijo, artista y traductor.

El video chat a través del acceso Wi-Fi en el parque La Rampa. (Lynn Oldshue)

El parque La Rampa da señales de cambios recientes y una visión hacia el futuro. La plaza a la sombra en el barrio del Vedado es uno de los pocos lugares en La Habana con Wi-Fi disponible para los nacionales. No hay acceso a Internet en las casas y las zonas Wi-Fi son la primera conexión con el mundo exterior. Este acceso limitado comenzó hace menos de un año y hay un murmullo de voces, risas y algunas lágrimas cuando las generaciones se reúnen en los bancos alrededor de los teléfonos para realizar videos llamadas a amigos y familiares. Hablan casi cara a cara con amigos y familiares lejanos por primera vez en años. Al caer la noche, móviles y monitores de pantallas emiten un brillo azul alrededor del parque.

Los códigos de acceso a una hora de Wi-Fi están disponibles en hoteles y oficinas de correos por dos CUC (2,30 dólares estadounidenses), pero también se venden en secreto en las zonas Wi-Fi por intermediarios que cobran tres CUC por las mismas tarjetas que compraron en dos. Incluso con esta nueva opción, Wi-Fi es inasequible para la mayoría de los cubanos. Después de todo, una hora de acceso significa el 10 por ciento del salario mensual promedio.

En todo La Habana, los edificios muestran las décadas de abandono y de precariedades, y las casas se parecen a los fantasmas de un pasado grandioso antes que la construcción cerrara con la Revolución de Castro. La gente no puede costear el mantenimiento, incluso con varias familias conviviendo en una misma casa, y las elegantes Villas al estilo español, italiano, francés y decoradas con capiteles, dinteles, balcones y columnas se caen a pedazos.

La pintura cae de las paredes agrietadas y manchadas con moho negro y suciedad. Persianas cayendo, colores desvanecidos, y fragmentos de yeso se separan de los ladrillos, las piedras calizas o las bases de bloques de hormigón. El cartón cubre las ventanas, mientras que los helechos y los árboles crecen en las canaletas y en los balcones, sus raíces cuelgan hasta la acera. Las deidades romanas miran hacia abajo desde fuentes secas y desmenuzadas.

Hay signos de renovación en medio de los distantes sonidos de martillos y sierras, pero son pocos y separados unos de otros. Colores pasteles adornan las fachadas de algunas casas,  donde sacos de cemento se encuentran en los patios delanteros debajo de  buganvillas color rosa y morado.

En La Habana Vieja, algunas personas viven en edificios sin techos, sin electricidad o plomería; estructuras que serían condenadas en otros países. Al otro lado de la calle del edificio del Capitolio Nacional (siguiendo el modelo del Capitolio de Estados Unidos), casas derrumbadas parecen ruinas en una zona de guerra rodeada de elegantes edificaciones al estilo barroco, del renacimiento, el renacimiento griego, árabe y Art Decó.

Espacios habitables continuarán desmoronándose y los cubanos seguirán luchando contra la línea de subsistencia hasta que la inversión extranjera y el capitalismo sean permitidos en el país. El crecimiento del turismo está trayendo dinero accesible para algunos, y las cadenas hoteleras están listas para seguir adelante. El país solo cuenta con 63 mil habitaciones de hoteles, en contraste con los 3,1 millones de visitantes en 2015 (47 mil 401 eran ciudadanos estadounidenses), según la Oficina Nacional de Estadística de Cuba. AirBnb comenzó a ofrecer habitaciones para alquilar en los hogares cubanos hace un año.

El presidente Obama y su familia visitaron Cuba del 20 al 22 de marzo. Carteles de “Sí Vinimos” se venden en mercados. (Michelle Stancil)

Los viajes desde los Estados Unidos hacia Cuba están cambiando también. Los vuelos chárteres recientemente comenzaron a salir desde Tampa y Miami, y ya no se requiere un guía turístico, aunque los visitantes todavía tienen que viajar bajo una de las 12 licencias permitidas. Los guías dicen que regresar a Estados Unidos es más fácil ahora en comparación con un año atrás. Cada vez más estadounidenses van a Cuba para verla  “antes de que cambie” o “antes de que el capitalismo la arruine y la convierta en lo que somos nosotros.”

Los cubanos quieren un estilo de vida estadounidense, pero Cuba hace que los ciudadanos del norte sientan nostalgia por una época más simple antes de las Mac Donalds y las Starbucks.

Me alegro de que estén viendo a Cuba como es ahora, ya que va a cambiar. Este país siempre será hermoso, pero la están viendo como ha sido durante los últimos 50 años. Este es el momento de unir a los dos países. Debería corresponder al cubano que se quedó decidir cómo cambiar y qué necesitan“, dijo Odina Hernández. Su familia se trasladó a los Estados Unidos cuando ella era una adolescente, después de que el gobierno les quitara todo lo que poseían.

Pequeños cambios ocurrieron en Cuba antes de las visitas del presidente Obama y los Rolling Stones que llamaron la atención del mundo, y pequeños cambios continuarán después de que la mirada mundial se aleje. El pueblo cubano tiene necesidades simples, ellos quieren una vida mejor para sus familias, pero necesitan ayuda y oportunidades que su gobierno no les da. Ellos están hablando y encontrando su voz.

En el bis en la Ciudad Deportiva, fueron voces cubanas del coro Entrevoces las que pusieron en marcha el himno de optimismo y de desilusión de los Rolling Stones. En túnica negra, el coro sonrió y cantó:

No siempre puedes conseguir lo que quieres
Pero si lo intentas algunas veces
Podrías encontrar
Podrías encontrar lo que necesitas

“No siempre puedes conseguir lo que quieres” – Los Rolling Stones

(*) Lynn Oldshue tiene su blog The Southern Rambler.

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10 thoughts on “Vimos a los Rolling Stones y una Cuba cambiando

  • …..un articulo tan simple y superficial que parece una de esas composiciones que te pedian en la escuela cuando regresabas de vacaciones…se deberia titular “En mis vacaciones viaje a Cuba” por lynn oldshue y a lo mejor recibiria una A si el maestro no es muy exigente…

  • Ya, al llegar a leer que “La Habana fue construida por estadounidenses acaudalados, por artistas de cine y por la mafia” supe que no sabes donde estás parada. Ademas creo debas emplear tu tiempo un poquito mejor porque venir a un blog donde la mayoría son cubanos bien informados para contarnos que si los carros antiguos, los salarios de los cubanos, y que si hay un barrendero recogiendo hojas, que una total pérdida de tiempo. Sigue en tu blog, y que te lea el que quiera entrar.

  • Quién es la desinformada esta? De madre que once millones de cubanos no tengan acceso libre a información ni libertad de comunicación, internet se llenaria de verdades y no de tantas mentiras de estos extranjeros que se tienen que hacer una paja mental para hablar de nuestro país el cual ellos totalmente desconocen.

  • La mirada norteamericana del “Buen salvaje cubano” “viven en armonía y seguridad”, una mirada superficial y complaciente que le dice a los cubanos: ustedes están bien, no tienen ni Mac Donalds y Starkbucks siguen siendo “el exotismo” de una ciudad en ruinas. Y para rematar la resignación: No siempre puedes conseguir lo que quieres
    Pero si lo intentas algunas veces
    Podrías encontrar
    Podrías encontrar lo que necesitas.
    Ven a vivir Lynn a Cuba pero como un ciudadano normal no uno con dólares, y verás como cambia tu prisma condescendiente con la realidad cubana.En definitiva las remesas llegan sólo a un 20% de la población cubana y los estímulos en CUC son secreto de estado, no se sabe cuántos de la fuerza de trabajo reciben esos “estímulos” y la cuantía.Ven para que veas lo que es ser comandada por un gobierno secreto que se esconde y no rinde cuentas a la población y te mantiene sin derechos y sin posibilidades de exigirlo.

  • Cosas como este Post,realmente demeritan la calidad de lo que, generalmente se lee en este blog, aún cuando no se esté de acuerdo con lo que se dice. Desinformado, superficial y mentiroso es lo menos que se puede decir, admás del desprecio con que habla esta muchacha de su propia tierra.

  • ….y porque te sorprende el desprecio con que habla esa muchacha de su propia tierra???….es mas o menos el mismo desprecio con que hablan tu ,y algunos otros de por aqui,de su antigua tierra….y lo ven como cosa normal ….

  • Ya lo dijiste: “nuestra antigua patria”. Cuando ésta ridícula recoja sus matules, a su marido y a sus hijos, y deje su estilo de vida acomodada y se vaya a vivir a Cuba como una ciudadana de a pie entonces se podrá tomar tomar en serio, pero mientras viva lejos del desastre, así como lo haces tú que con toda falta de coherencia defiendes la dictadura, que no es la patria, entonces serán coherentes. Mientras tanto será hipocresía.

  • Yo hablo y hablaré con asco y con desprecio de la dictadura que tú adoras desde la distancia (Cosa que no me trago,pero bueno…). Jamás de la Patria

  • El reclamo por la pésima percepción que tiene Lynn sobre la isla, debieran hacérselo también al departamento de turismo cubano. Tal vez no sea su caso, pero existen paquetes de viaje que le venden a los turistas en todas las agencias del mundo! Conocí a una enfermera que fue a Bankok y dijo que todo era bien bonito por allá. Me cagué de la risa, pensando en la alfombra roja que le pusieron desde la escalera del avión hasta el hotel y los alrededores de donde nunca salio! Creen uds que los gringos vendrían a Cuba con las opiniones que tenéis del país?

    Otra cosa mas sutil es el aire caribe-argentino de superioridad que transpiran los comentarios…

  • De pinga!! Los cubanos quieren un estilo de vida estadounidense, coñoooooooooooo, la fulana se llenó de comentarios grosos, platicó al calor de la cerveza con dos o tres enajenados que pararon en la deportiva y se hizo de un criterio bien rico a partir del parecer de esos sujetos que decidieron desconectar un rato… y el resto de la gringada que está por llegar tendrá una opinión similar porque las visitas son dirigidas y no tienen ni ánimo ni necesidad de salirse de la ruta para conocer algo más. Pero qué más da la forma en que miren los de afuera la fachada de esta vaina, si los de adentro no hacemos por sanear esta mierda y resguardar lo que aún queda de valioso. Cambio habrá cuando el umbral de libertad ciudadana sea ni más ni menos que el justo, ni más ni menos.

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