Videos aficionados muestran una imagen menos sentimental del desastre aéreo

Vicente Morín Aguado

HAVANA TIMES – Horas después de explotar el Boeing 737-200 en las inmediaciones del aeropuerto José Martí de La Habana, al menos una decena de breves filmaciones obtenidas en el lugar de los hechos circulaban entre los más de cinco millones de teléfonos móviles que deben operar hoy en Cuba, cifra última orgullo del monopolio estatal ETECSA.

Aunque observadores perspicaces identifican un video falso, los demás testimonian claramente desde el lugar fatídico. El sistema mediático estatal se ha encargado de cargar sentimentalmente el muy lamentable suceso con elogios reiterados sobre la manifiesta sensibilidad humana de los cubanos. No faltan imágenes demostrativas de tan humana conducta,  mezcladas con otras de un matiz un tanto diferente.

La avalancha de personas moviéndose en el lugar de la catástrofe escapó al celo de las autoridades, tratándose de Cuba y el control en otros escenarios no tan trágicos. Cuando aparecieron pasajeros aún con vida, los que trataban de ayudar eran tantos que lejos de hacerlo perturbaban al personal de la salud, suficiente para hacer efectiva su tarea.

Agréguese la permanencia de video fotógrafos aficionados al por mayor, que en su afán por captar las imágenes más impactantes, muchas de gran crudeza, en ocasiones debieron ser apartados de las estrechas vías de paso en medio de los matorrales plagado de cadáveres dispersos y fragmentos del avión de diversos tamaños, algunos aún encendidos mientras en general prevalecía el humo de la explosión.

Se vieron personas inmutables, nulas en su proceder tratándose de hechos tan conmovedores,  únicamente al tanto de su teléfono móvil o imagínese el lector sus propósitos mientras otros eran cuerpo y alma junto al centenar de inevitables muertos.

Facebook le ha llenado la cabeza huecas a un buen porciento de diarios artífices de la WI FI, quiénes viven ausentes de la auténtica realidad nacional. Ante la falta de una imagen real, alguien copió el desplome impactante de un cuatrimotor que explotó al caer junto a una pista aeroportuaria no identificada. Era suficiente constatar los 4 motores del aparato para desechar a un Boeing 737.

No faltaron hechos aislados pero vergonzosos, de gente sin valores humanos, aprovechando la confusión para intentar apropiarse de algún despojo desperdigado por entre los matorrales. La vergonzosa actitud mereció una breve mención en la televisión nacional, corroborada por imágenes imposibles de  “capturar” con nuestros escasos medios. Esta vez aplaudimos la oportuna actuación policial contra uno tales rateros.

La situación, por sorprendente, se desbordó más allá del  debido accionar de las autoridades. La paradoja es que tal libertinaje democrático, propio de la imparable digitalización de nuestra sociedad, permitió redactar esta crónica.

 

Vicente Morín Aguado: [email protected]