Un nuevo hotel misterioso en Centro Habana deteriorada
Los protagonistas son un músico estadounidense-venezolano, un misterioso inversor anglosajón y la sombra de Mariela Castro
Por Juan Diego Rodríguez / Olea Gallardo (14ymedio)
HAVANA TIMES – Los vecinos de Cayo Hueso, en Centro Habana, observaron con intriga, durante meses, las obras de remodelación del edificio situado en Aramburu 253, esquina Neptuno. Poco a poco, el inmueble –construido en los años 30 del siglo XX y en decadencia, como todo su entorno– se iba convirtiendo en un lujoso establecimiento, a juzgar por lo que se podía atisbar a través de las ventanas de la planta baja.
Nada informaba, sin embargo, del uso que se le daría, y el único cartel que ostentaba era el número de licencia de obra escrito en un cartón y mal colgado en una ventana. La voz de la calle comenzó a correr sin confirmación: un yuma había comprado la propiedad y la estaba convirtiendo en hotel.
Y no sólo eso, sino que había comprado otras casas para recolocar a todos los que vivían allí hasta entonces.
Si era verdad que el proyecto era de un estadounidense, este en cualquier caso tenía que ser influyente. Al respecto, varios residentes del lugar cuentan otra anécdota. Un día estaba estacionado delante del edificio un camión de cemento y llegó una patrulla a pedir identificaciones a los trabajadores de la obra. Uno de los interpelados llamó entonces por teléfono y, tras sostener una breve conversación, le pasó el aparato al policía: «Alguien quiere hablar con usted». «Al policía le cambió la cara, pidió disculpas y más nunca volvieron a molestar a los obreros», cuenta una vecina que pide anonimato.
Así las cosas, un nombre comenzó a repetirse durante las últimas semanas en la boca de los vecinos de Cayo Hueso. Estos se atrevían a afirmar que detrás del proyecto, al frente del cual estarían dos empresarios estadounidenses, se encontraba nada menos que la hija de Raúl Castro. «Ahí el billete está corriendo, pero eso no es de ellos, sino de Mariela», soltaban con desparpajo los residentes, quienes aseguran que la vieron el viernes dentro del edificio.
Cierto o no, nadie vio a Mariela Castro el pasado sábado, cuando se inauguró el hotel y se despejaron varias incógnitas. Para empezar, su nombre: Tribe Caribe Cayo Hueso.
En su página, a través de la cual ya se puede reservar habitación de 150 a 550 dólares la noche –contratar toda una planta cuesta 1.000–, figuran como «fundadores» un inversor estadounidense, Chris Cornell, y el productor musical Andrés Levín, nacido en Venezuela pero con pasaporte de EE UU. En Cuba, Levín es conocido por participar en varios proyectos culturales como la Bienal de La Habana, además de por su matrimonio con la cantante cubanoamericana Cucú Diamantes.
De ahí que él fuera la figura más reconocible el sábado, en una insólita fiesta de inauguración «de barrio», que duró seis horas e incluyó una exposición del fotógrafo Juan Carlos Alom, venta de artículos por parte de negocios privados como la marca Clandestina y actuaciones musicales. «Eso aquí en Cuba no se lo permiten a cualquiera», comentaba un joven acabando de tararear lo que cantaban en la tarima: El necio, de Silvio Rodríguez, a ritmo de rumba.
Levín, con gorra y unos característicos espejuelos tintados, iba y venía sonriente, saludando con familiaridad a los vecinos congregados delante del escenario callejero, para cuya instalación fue necesario el corte de la circulación de la calle Aramburu entre Neptuno y San Miguel.
Muy cerca se encontraba un ómnibus con la leyenda electrónica en mayúsculas «protocolo», y eran patentes los varios vehículos Lada con chofer, utilizados normalmente por funcionarios públicos, estacionados en las inmediaciones.
Un grupo de jóvenes ataviados con pulóveres que decían «Tribe Caribe» impedían la entrada al hotel a la gente y vigilaban los movimientos de los curiosos.
Tribe Caribe es una empresa registrada el 30 de abril de 2021 en Florida, con la dirección 1521 Alton Road 460, en Miami Beach. Levín y Cornell aparecen ambos como directores. La compañía , vinculada al mundo de la música, afirma que «promueve y distribuye excepcional contenido original caribeño», según su web, donde se vende como «una fuerza proactiva, una voz y un educador en el continuo surgimiento de la rica oferta cultural del Caribe».
En la página del hotel, por otra parte, se destaca de Chris Cornell que es «un empresario de larga carrera profesional e inversor en artes, negocios creativos y proyectos de impacto, que proporciona impulso y espíritu emprendedor al proyecto» y que «ha dirigido todas las decisiones importantes de restauración, construcción y diseño del hotel y es profundamente consciente de cómo estas decisiones afectan al barrio, a la identidad cultural local y a la preservación del patrimonio artístico de Cayo Hueso».
De ese misterioso inversor, de biografía y antecedentes desconocidos, no hay más huellas que su supuesta firma en el despacho de North Palm Beach, Florida, donde se creó la empresa Tribe Caribe. Eso sí, su nombre y apellido coinciden exactamente con los del famoso cantante de la banda de Audioslave, que fue el primer grupo de rock estadounidense en tocar en vivo en Cuba, en mayo de 2005. Nada menos que en la Tribuna Antiimperialista y para cientos de miles de fans en el Malecón de La Habana.
De Levín se subraya que ha sido nominado a 26 premios Grammy –ganó uno en 2009 por la grabación del musical In the Heights– y que «ha impulsado iniciativas y producido numerosos eventos culturales en Cuba, incluyendo TEDxHabana».
Fundador de la banda afrocubana Yerba Buena, el productor ha colaborado, según presume en su página oficial, con artistas como Miguel Bosé, Aterciopelados, Orishas, David Byrne, Caetano Veloso, D’Angelo, Julieta Venegas o Tina Turner.
Además, es el productor de varios proyectos cinematográficos como Amor crónico, dirigida en 2012 por el cubano Jorge Perugorría, con el que le une una amistad personal, a tenor de las fotografías y los mensajes que ambos exhiben juntos.
Un actor que prefiere no dar su nombre y que trató a Levín hace años, cuenta a 14ymedio que ambos habían quedado en colaborar en varios proyectos, pero que el productor cortó toda comunicación luego de la participación del artista en la manifestación del 27 de noviembre de 2020 frente al Ministerio de Cultura.
En aquella época, el actor acudió a dos fiestas organizadas por Levín. Una, en una casa que había rentado en el municipio de Playa, cerca de 5ta, y otra, en Siboney, donde se encuentran las mansiones expropiadas por los principales artífices de la Revolución, para celebrar el cumpleaños del padre del productor.
La fuente no vio, en ninguna de estas ocasiones, a «nadie peso pesado de la política», sino a «pura farándula».
Pero si se le relaciona con Mariela Castro, es porque el propio Levín aparece en redes sociales junto a ella, por ejemplo, en una gala «anti homofobia» celebrada en 2016. La cantante española Marta Sánchez, que actuó en esa ocasión, también publicó en su Facebook al respecto: «¡Gracias Cuba por tanto amor y reconocimiento! ¡Gracias a Mariela Castro por ese apoyo a los que eligen en este país amar como quieren! ¡Gracias a Andrés Levín por contar conmigo!».
Además, el propio productor menciona a la hija de Raúl Castro en una entrevista concedida en 2016 a Tablet, una revista sobre temas de la comunidad judía (las raíces del productor, cuyos padres, «muy de izquierdas» según su propia descripción, eran argentinos exiliados en Caracas).
«Me parece que estuve en una cena contigo hace unos años y había gente del servicio secreto allí y uno de los Castro estaba con nosotros o algo así. ¿Qué pasaba?», le pregunta el entrevistador, a lo que Levín contesta que no se acuerda bien, pero que seguramente tendría que ver con el evento TEDxHabana, en el que colaboró con «diseñadores, programadores, artistas y científicos» de la comunidad LGTBI cubana.
«Uno de los programas de educación sexual LGBT más avanzados de Latinoamérica lo lleva Mariela Castro», afirma el músico, quien reconoce haber colaborado con ella «en muchos proyectos relacionados con la cultura y la educación».
En ese momento, Levín se deshace en elogios hacia el pueblo cubano, del que afirma «tiene mucho potencial y deseo de prosperar y es muy diferente de lo que la gente percibe» y que tiene «cosas que la mayoría del mundo no tiene»: «Salud y educación. Once millones de personas educadas. Es el país más educado del mundo», asevera.
Precisamente como un proyecto cultural se ofrece Tribe Caribe Cayo Hueso: «Continuamos una misión de 25 años para preservar y rendir homenaje a la cultura afrocubana y el legado musical, celebramos la expresión artística multi-generacional, y llegamos a compartir nuestro acceso exclusivo a un lado de Cuba que los visitantes y huéspedes no podrían experimentar por su cuenta». Ni una palabra a los propósitos empresariales, ni a la evidente opulencia que rezuma el proyecto, enclavado en el corazón depauperado de Centro Habana.