Un cubanoamericano recorre el Camino del Cimarrón

Por Irina Echarry

Guillermo Grenier
Guillermo Grenier

HAVANA TIMES — El jueves 7 de abril, en la sede cienfueguera de la Uneac, Guillermo Grenier se veía fresco, entraba y salía del local, no estaba tranquilo ni un minuto; nada hacía pensar que el hombre había caminado casi 300 kilómetros en menos de dos semanas.

Grenier es un cubano-americano, profesor de la Universidad Internacional de la Florida, que aclara no ser un cubanólogo ni estudiar a Cuba, sino las relaciones que han establecido con la Isla los gobiernos de EE.UU., y cómo los cubanos de allá han influido, detenido, motivado esas relaciones.

Salió muy joven del país y regresó en la brigada Antonio Maceo, desde entonces ha estado vinculado a lo que sucede en la isla. Hace más de un año ideó este proyecto: seguir la ruta de Esteban Montejo, el cimarrón protagonista de la novela de Miguel Barnet: “Biografía de un Cimarrón”.

En un conversatorio con intelectuales de la llamada Perla del Sur, explicó que la intención es crear un camino “que trate de ofrecer la experiencia mínima de lo que de veras sufrió el cimarrón” y, a la vez, permita un contacto real, evidente, con el tipo de paisaje, de comunidad y de vida que describió Montejo en su testimonio.

Para eso, el camino comprende todos los lugares posibles donde estuvo el cimarrón, ya sea como esclavo, trabajador libre, combatiente, etc. Él cree que luego se podrá mantener como ruta histórica de la nación, y  promoverla como itinerario alternativo turístico. Explica que él pertenece “a esa ′cultura de caminantes′; hay caminos por todo el mundo donde uno puede ir de pueblo en pueblo, lo hacen tanto turistas como locales; es una manera de escapar de nuestra vida normal y corriente para conocer algo real. No hay que irse a las playas de Varadero solamente, que también son parte de la realidad cubana, pero no es la única realidad”.

mapa
Mapa: vanguardia.cu

Grenier no es un novato, ha caminado en diferentes países, y en Cuba ya lo intentó antes con un proyecto inconcluso en el que trató de caminar las siete Villas: “Empecé en Baracoa y paré en Bayamo, era demasiada carretera […] en aquel entonces yo no sabía, empecé a caminar y no me dejaban entrar por aquí por Guantánamo ni por allá…  por eso paré en Bayamo; solo recorrí tres de las Villas.  Luego quise caminar desde la bahía de Nipe, donde encontraron a la virgencita de la Caridad, hasta el Cobre”.

La característica de este nuevo proyecto es que parte de una obra literaria testimonial. Dice que la idea global es guiarse por el libro y “sacar los pueblos donde había vivido el cimarrón y ponerlos en un mapa. Lo específico es que yo he visto cómo los caminos han desarrollado comunidades, cómo los pueblos se entusiasman con tener un camino histórico”. Y es ese entusiasmo lo que lo motiva, lograr que los pueblos se involucren en esa historia. Según su experiencia, “los pueblos crecen con la comercialización, pues la dinámica cambia, se vende comida, cama, etc.”.

Guillermo Grenier caminando. Foto: vanguardia.cu
Guillermo Grenier caminando. Foto: vanguardia.cu

El recorrido que siguió fue extenso e intenso: “Empezamos en Sagua la Grande -el cimarrón nació ahí- en el ingenio de Santa Teresa. El primer día caminé casi 40 kilómetros; pasé por donde nació, donde se fugó y donde trabajó por primera vez como hombre libre, como peón, en el Purio.

Seguí hacia Remedios, corté por los pueblos; bajando por Zulueta decidí desviar un poquitico y pasar por el centro de Guaracabulla. Íbamos directamente hacia el oeste y entramos en Cienfuegos por Potrerillo, Cruces, Lajas, etc. En total fueron de 250 a 270 kilómetros; lo único que pedí fue que por favor, en cada pueblo tuvieran a alguien que pudiera guiarme hasta el próximo”.

Durante 50 años, el tiempo que lleva publicada la novela testimonial “Biografía de un Cimarrón”, los críticos de Barnet han sostenido que su novela es una ficción total, delirios de un anciano -matizados con aciertos y olvidos- que el autor dio como certeros. En cambio, los admiradores de la obra se basan en hechos históricos que coinciden con el testimonio brindado por Esteban Montejo. Ahora el resultado es que siguiendo el Camino del cimarrón se puede establecer un recorrido coherente desde el punto de vista geográfico, y sorprendente según las palabras del cubano-americano: “Lo que he aprendido de Cuba por dentro es muy emocionante para mí”. Además, durante todo el trayecto se aprecian ruinas de barracones y otros lugares descritos o mencionados por Montejo en su narración, como por ejemplo, parte de la edificación de la enfermería donde él nació.

En la UNEAC firmando el libro Biografía de un cimarrón, de donde sacó el itinerario del camino.
En la UNEAC firmando el libro Biografía de un cimarrón, de donde sacó el itinerario del camino.

Según Grenier, cuando empezó a trazar la ruta, una parte importante eran las cuevas de Guayabal,  “pero nadie las conocía, porque en el libro el nombre de las cuevas no encaja con nada que geográficamente exista ahora. Pregunté a historiadores, al propio Barnet, a pobladores, y nadie sabía. Hasta que recibí un artículo publicado en 1988 titulado: “La casa del cimarrón”. Ahí estaba; entonces tuve que volver a cambiar los planes e incluir las cuevas, eso fue hace solo dos o tres semanas”.

Aunque se trata de una ruta a seguir, Grenier prefiere el título de Camino del Cimarrón, porque la ruta de esclavos era algo burocrático que reflejaba el movimiento y traslado de la fuerza de trabajo, pero “el camino se hace al andar, según dijo un poeta”.

El recorrido comprende zonas rurales poco conocidas, incluso por los propios cubanos. Además de lo meramente histórico, se podrá apreciar la parte humana y cultural de los asentamientos. En la novela, Montejo se vincula a los cabildos congos que había en Cruces, en Lajas y otras zonas; la vida azucarera trajo consigo un desarrollo social alrededor de los ingenios del que aún hay huellas. Pero lo más importante será el contacto con lo que queda de la historia que, pasados tantos años, ya es otra historia.

Afirma que este viaje que acaba de realizar por el centro del país “es solo el primer borrador, ahora voy a empezar a empujar esto, pero habrá alternativas. Por ejemplo, no fuimos a Manicaragua, que sería una alternativa de las montañas. Hay muchas maneras en que se puede expandir el proyecto, pero siempre empezando por la identidad del camino, así los turistas o las personas interesadas vendrán buscando esa identidad, además del placer de una caminata bonita”.

Sede de la UNEAC frente al Arco del Triunfo cienfueguero.
Sede de la UNEAC frente al Arco del Triunfo cienfueguero.

Pudiera ser una buena idea, sobre todo, si se trata de dar relevancia a las comunidades, casi siempre ignoradas, opacadas en pos de una historia nacional. Sería la oportunidad de caminar y sentir algo de lo que algunos patriotas vivieron, hilvanar nombres, anécdotas, naturaleza, lugares. Para los extranjeros estaría perfecto, pues en el intercambio directo con la gente podrían llevarse una idea diferente de lo que es Cuba.

No solo es interesante la cuestión histórica del proyecto, sino el hecho de crear una realidad virtual, con datos, tradiciones, condiciones actuales, todo lo que se quiera compartir de cada pueblo. Algo difícil de lograr con el precario acceso a Internet en la Isla, especialmente en esas zonas rurales.

Es solo el comienzo, sí, pero Grenier debe estar atento para que el proyecto no caiga en manos de instituciones oficialistas que lo desvirtúen, para que los nacionales no nos quedemos fuera, ya sea por disposiciones absurdas o la carestía de la ruta. No debe perder de vista el profesor la manera de articular mecanismos para que los mismos pobladores sean los principales actores de toda esa gestión cultural y turística, así como los más importantes beneficiarios, ya que es su identidad la que estará expuesta para que los excursionistas la seleccionen como un camino a seguir.

2 thoughts on “Un cubanoamericano recorre el Camino del Cimarrón

  • me esta llevando recio !!!

  • Este es masoquista, o tiene el sindrome de estocolmo …. o fue bien adoptrinado en la brigada antonio Maceo que todos sabemos bien donde se orquesto y desde donde se le daban las instrucciones …. señor si usted no pertenece a ninguno de los antes sitados y solo le gusta pasar trabajo y hacer deporte al aire libre, haga mejor el camino Inca o escale el himalaya

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