Turismo “yuma” en el horizonte cubano

Por Patricia Grogg

Tourists in Old Havana. Foto: Caridad

HAVANA TIMES, 3 julio (IPS) — El cubano Manuel se frota las manos sólo de pensarlo.”Tengo casi terminada una habitación para alquilar cuando empiecen a llegar los turistas del norte”, dice sin asomo de duda.  “No hay hoteles suficientes para tanta gente que vendrá de allá”.

Él trabajó en el sector turístico hasta que decidió dedicarse por entero a la plomería por cuenta propia.  Ahora renovó sus esperanzas en la eventual bonanza que llegaría de Estados Unidos si se aprueba una ley para terminar con la prohibición de viajar a Cuba que rige para los ciudadanos de ese país.

La prensa oficial cubana publicó de forma escueta la noticia de que el Comité de Agricultura de la Cámara de Representantes de Estados Unidos votó el miércoles a favor de un proyecto de ley que también permitiría elevar las exportaciones agrícolas a Cuba.

El intento legislativo no es nuevo, aunque algunos analistas creen que, esta vez, las posibilidades de que salga adelante son mayores. La industria turística cubana alienta expectativas de crecer en los próximos años, operadores estadounidenses se mantienen alerta y la disidencia cubana interna adopta posturas divididas.

“Hay que ir desbaratando las coartadas oficiales que justifican el inmovilismo”, dijo a IPS el disidente moderado Manuel Cuesta, uno de los 74 opositores que firmaron una carta de respaldo a la ley en discusión, seguida de un mensaje de rechazo firmado por unos 400 ex presos.

El texto debe pasar ahora por los Comités de Relaciones Exteriores y Finanzas, antes de llegar al pleno de la Cámara de Representantes y posteriormente al Senado, donde desde ya se prevé la oposición del líder de la mayoría, Harry Reid, y del demócrata Robert Menéndez.

“Menéndez declaró el mismo miércoles que si la iniciativa llega al Senado él la va a bloquear. Las reglas permiten que un solo senador puede trancar un proyecto si así lo desea”, advirtió a IPS el abogado cubano estadounidense José Pertierra, quien ve el asunto con escepticismo.

Para el académico de la estadounidense Universidad de Harvard, Jorge Domínguez, los viajes de estadounidenses a Cuba son asunto complejo, que requiere una votación del Congreso legislativo y excluye las decisiones presidenciales.

El mandatario Barack “Obama puede cambiar diez mil cosas mediante excepciones de la ley” que determina el bloqueo económico a Cuba, pero no puede actuar en este caso de los viajes de ciudadanos estadounidenses, dijo a IPS el experto en asuntos latinoamericanos en una reciente visita a La Habana.

Los optimistas se basan en que el proyecto de Ley de Impulso a las Exportaciones y Reforma a las Restricciones de Viajes incluye facilitar el pago de las ventas de productos agrícolas a empresas estadounidenses interesadas en aumentar el comercio con esta isla, que les está permitido desde 2000, pese al embargo vigente desde 1962.

El texto patrocinado por 62 miembros del Congreso elimina la disposición que obliga a que esas ventas se paguen al contado y por anticipado y permite transferencias directas entre instituciones financieras de las dos naciones.

Omar Everleny Pérez Villanueva, investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana, no duda de que una apertura del turismo estadounidense resultaría trascendental por el efecto dominó que traería a la economía de este país.

Según sus cuentas, abrir ese turismo obligará a habilitar el uso de tarjetas de crédito y nada podrá impedir que los ingresos que se obtengan en Estados Unidos sean entregados al gobierno cubano o a las empresas y entidades que tomen parte en esas operaciones.

También habría que liberalizar el sector de los seguros y regularizar el transporte, que hasta ahora se realiza mediante vuelos charter. “En un lapso de meses habría que ir desmontando toda una serie de cosas que frenan el desarrollo normal de una economía”, indicó el académico en un foro organizado por la Iglesia Católica.

Según sus estimados, desde Estados Unidos podrían venir un millón de turistas en el primer año, que aumentarían cuando estén bien engrasados los mecanismos de transporte, seguros y calidad de los servicios.

Ese cálculo no difiere mucho del de la Asociación Estadounidense de Agencias de Viaje: dos años después de levantarse la prohibición unos 850.000 estadounidenses viajarían a Cuba a hospedarse en hoteles, y medio millón más lo harían en cruceros.

Las autoridades del sector señalan que este país de régimen socialista y economía centralizada tiene “garantizado” lo que se necesita para operar con calidad y está en marcha un plan de inversiones para elevar el confort, con 50.000 habitaciones que dan a Cuba capacidad para recibir más visitantes.

Manuel, en tanto, espera obtener la licencia para rentar una habitación, en moneda dura, a los “yuma” (estadounidenses, en el argot popular) que, según él, llegarán en masa a comer la fruta tanto tiempo prohibida.  “Todo a su tiempo, cuando empiecen a venir, yo saco mis permisos”, murmura.