Telenovela cubana trae a debate el abuso sexual contra menores

La revista Alma Mater y la campaña cubana por la no violencia hacia las mujeres y las niñas, Evoluciona, organizaron un debate en línea para orientar y aclarar inquietudes al respecto.

Por IPS-Cuba

Al finalizar el capítulo de la novela televisado el 14 de agosto, donde claramente la niña muestra el trauma generado por la violación, un grupo de especialistas en psicología, investigación social, derecho y el propio actor Roberto Espinosa, sostuvieron un intercambio en redes sociales con los públicos. Foto: Tomada de tvcubana.icrt.cu

HAVANA TIMES – La telenovela de factura nacional que hoy se transmite, El rostro de los días, puso en el debate público un tema poco tratado por los medios de comunicación en Cuba: el abuso sexual a menores de edad.

Diversas reacciones en las redes sociales aludieron a la situación del dramatizado, criticándolo, juzgándolo o usándolo como pretexto para profundizar más en las diferentes manifestaciones de violencia hacia las mujeres y las niñas.

Mientras un grupo de personas arremetió contra el actor que interpreta al perpetrador de la violación, otras aprovecharon la notoriedad del tema para generar memes y productos gráficos de mal gusto y sensibilidad ante un acto tan reprochable en cuanto a lo moral y lo legal.

No obstante estas malas prácticas, fueron notables las publicaciones que defienden al actor Roberto Espinosa ante agresiones por desempeñar su profesión o que legitiman la seriedad de un hecho como el abuso sexual.

Espinosa encarna a René, que es en la trama el padrastro de Lía (Liliana Sosa) y previo a la violación da señales de querer propasarse con la niña, la cual hasta se queja directamente a su madre, Irma (Lesvy Samper), y ella no le cree.

Apoyo al actor de la telenovela

Tras la violación escenificada en este espacio de ficción en horario estelar de la televisión nacional, el joven que interpreta al violador publicó en su perfil de Facebook un post donde invita a la reflexión, más allá de la trama o los vericuetos estéticos del producto audiovisual.

“No es tenerme odio a mí, ni tomarlo a pecho con la novela, es informarse, es abrir los ojos, es apoyar y buscar ayuda, es saber que no es un tema tabú; existe… y debe ser tratado”, advirtió en su muro Espinosa.

Sin embargo, en los disímiles grupos de las redes creados para comentar esta obra de ficción, y en otros espacios digitales, muchísimas personas han perdido los estribos en cuanto a sus cometarios, lanzando improperios y hasta amenazas contra el actor, más allá de su proyección escénica.

A propósito de estas críticas, la joven usuaria de Facebook Liliana Cordero publicó, el 13 de agosto, un texto que se hizo viral, donde llamó a no perder la educación y el respeto hacia la profesión actoral de Espinosa.

“Que repudiemos, odiemos y hasta agredamos verbalmente al personaje en nuestras casas, es un instinto normal al calor de la telenovela, pero al actor, a ese muchacho que ha dado lo mejor de sí, que ha entregado horas, días y meses de desvelos y hasta años para su puesta en escena, esperando lograr llevar el mensaje, no”, escribió Cordero y recibió infinidad de muestras de apoyo en cuanto a su postura.

Pero el debate trascendió el nivel actoral o el juicio al personaje de René y alcanzó espacios de discusión formales con especialistas en los temas de abuso sexual.

Foro debate

Al finalizar el capítulo de la novela televisado el 14 de agosto, donde claramente la niña muestra el trauma generado por la violación, un grupo de especialistas en psicología, investigación social, derecho y el propio Roberto Espinosa, sostuvieron un intercambio con los públicos.

El foro fue realizado por la revista Alma Mater, en su perfil en la red social Facebook, y la campaña Evoluciona, con la participación de la sexóloga Beatriz Torres, la investigadora Yohanka Valdés y la abogada Liset Mailén Imbert.

En las promociones lanzadas para este suceso digital, el equipo organizador explicó que responderían cuestiones ligadas al abuso sexual a una menor, desde la postura del joven actor al enfrentar un rol negativo, desde el impacto psicológico en las víctimas y la familia, la huella social de este flagelo, y los términos legales.

Las y los foristas expresaron cerca de 300 interrogantes durante una hora y media de encuentro.

Muchas de ellas preguntaron sobre la sanción penal por el delito de abuso sexual, la responsabilidad de la madre ante la integridad de la hija y los daños psicológicos generados por este hecho.

Otros temas a colación aludieron a la protección a las víctimas, la preparación psicológica actoral, los protocolos a seguir en casos de abuso, la educación sexual en el sistema educativo cubano, el aborto como un derecho (Lía queda embarazada) y la inexistencia de una ley integral contra de la violencia de género en la isla caribeña.

Tantos cuestionamientos reafirmaron, una vez más, la necesidad de las personas de un flujo de información sobre los temas de violencia de género más profundos, constantes y mediáticos.

Un resumen de las respuestas de las especialistas:

Beatriz Torres: No hay un indicador ni síntomas específicos de abuso sexual, ni patrones de conducta específicos, los niños, niñas y adolescentes muestran en su conducta indicadores que los adultos debemos tener en cuenta, en especial cambios bruscos en su comportamiento y elementos como:

Indicadores físicos: sangrado en genitales o ano, fisuras anales, moretones, infecciones urinarias, dolor al sentarse o caminar, problemas del sueño, en la alimentación, hasta el embarazo en la adolescencia.

Conducta: aislamiento social, desconfianza relacional, conocimiento o prácticas de conductas sexuales no propias de la edad, lenguaje sexual, masturbación excesiva, irritabilidad, problemas escolares, ruptura de sus rutinas.

Emociones: síntomas de ansiedad, depresión, terrores nocturnos, sentimiento de culpa, miedo a los adultos, en especial al agresor, rechazo, asilamiento con la familia y amigos.

Lo más evidente es generalmente el miedo y rechazo al abusador, cambios bruscos en el comportamiento, ansiedad, trastornos del sueño.

Lo más importante es conseguir tres cosas: que escuchemos y observemos a los menores, ver posibles señales. Que puedan pedir ayuda con franqueza si les pasa algo. Qué estén protegidos.

-Yohanka Valdés: La madre de Lía, como otras madres cubanas y otras muchas personas, mujeres y hombres, no logra reconocer las violencias en sus múltiples manifestaciones. La responsabilidad del hecho ocurrido en la novela es en primera instancia del hombre que asume que el cuerpo de las mujeres puede ser invadido, violentado, manipulado.

Quiere decir que hay una relación de poder asumida de manera muy natural, que refuerza la idea de que las mujeres estamos disponibles. Tanto Irma, Lía como René son parte de esta sociedad que conserva rasgos machistas, patriarcales y no pocas veces refuerza el silencio.

Irma está viviendo un amor, con un hombre joven en el que confía y no cree que esto pueda pasar en su casa. Creo que en todo caso su responsabilidad está en negar la escucha a su hija y en este sentido no propiciar una comunicación de confianza con ella.

-Liset Mailén Imbert: El delito de Violación está previsto en nuestro Código Penal (1987) con penas de cuatro a 10 años, y hasta 30 para las figuras agravadas.

Las denuncias se formulan en la estación de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) más cercana a su residencia. No obstante, víctimas y familiares pueden encontrar información asesoría y acompañamiento en las siguientes instituciones:

-Centro Nacional de Educación Sexual: 78382528/29(110)

-Centro Oscar Arnulfo Romero: consejerí[email protected] / 76481521(112)

-Fiscalía General de la República: 780212345

-Federación de Mujeres Cubanas: 78383540 (42)

-PNR: 106

Es válido aclarar que en el caso de la Fiscalía ese número funciona como llamada local. Lo anterior significa que comunica con la representación de esta en su territorio.