Tato Quiñones sobre el racismo y la Cofradía de la Negritud

Lucía López Coll

HAVANA TIMES, 30 de Agosto (IPS) – Hace apenas un año se colocó una modesta tarja en el número 63 de la calle Amargura, de La Habana Vieja. Era un acto de recordación de Evaristo Estenoz, fundador en 1908 del Partido de los Independientes de Color, y uno de los líderes del levantamiento de 1912, que terminaría con un baño de sangre.

Aunque los especialistas no logran precisar el número de bajas, se calcula que las víctimas de la represión desatada por el entonces presidente José Miguel Gómez, podrían llegar a 3.000, entre afiliados al Partido y civiles negros y mulatos ajenos al conflicto.

El periodista y escritor Tato Quiñones, estudioso de temas relacionados con la religión y la cultura afrocubanas, considera un acto de justicia y reivindicación histórica rememorar aquellos sucesos que apenas ahora comienzan a ser valorados por la historiografía cubana.

“Por primera vez este año nos reunimos un grupo de personas en Amargura 63 para recordar el asesinato de Estenoz, ocurrido el 27 de junio de 1912,” dice Quiñones.

“Algunos de los convocados pertenecen a la Cátedra Haydée Santamaría, conformada por un grupo muy diverso que incluye antropólogos, sociólogos, profesores universitarios, historiadores y personas relacionadas con el mundo de la cultura en general, y que nos hemos propuesto socializar nuestros conocimientos, propiciar el intercambio de ideas y trabajar en la recuperación de la memoria histórica.

“De acuerdo con esos propósitos nos planteamos diversas acciones dirigidas a rescatar determinados hechos que han quedado relegados al olvido y no se recogen en la historia oficial. Pretendemos incluso convertir estas acciones en una tradición, porque instaurar nuevas tradiciones puede ser más fácil que tratar de revivir otras que ya están muertas.

“Con este tipo de actos no cumplimos una tarea formal del plan de trabajo, sino que pretendemos llamar la atención sobre esos nichos de la historia relacionados con la lucha de los negros que aún permanecen en la oscuridad.

“Estenoz es una figura poco conocida en Cuba, al igual que el Partido de los Independientes de Color y el levantamiento de 1912, que incluso hoy puede resultar polémico si no se sitúa en su contexto. Hay que entender que muchos de aquellos negros y mulatos, que habían peleado en las guerras contra el coloniaje español, al final fueron los grandes relegados y vieron frustradas sus aspiraciones de integrarse a la sociedad en calidad de ciudadanos iguales.

“Para mí, el ejemplo más elocuente de lo que sucedió con esos hombres es el caso del general Quintín Banderas, que ni siquiera recibió en vida una pensión como oficial licenciado del Ejército Libertador. Cuando terminó la guerra, las mejores ofertas de empleo que recibió fueron como cartero y custodio en una escuela, y cuando fue a ver al presidente Tomás Estrada Palma, este zanjó la cuestión ofreciéndole la limosna de cinco pesos.

“Luego, Quintín se levantó en la guerrita de 1906 y fue capturado. El propio Estrada Palma ordenó que lo mataran. Y este hombre, que se había ganado los grados de general peleando por Cuba, fue asesinado a machetazos, como cualquier esclavo cimarrón.

“El Partido de los Independientes de Color tuvo el objetivo de tratar de alcanzar, por la vía legal, aquello que los negros no habían podido obtener con la independencia de España. Pero con la aprobación de la famosa Enmienda Morúa se ilegaliza el Partido y se produce la asonada.

“Algunos especialistas sostienen que el levantamiento respondía en realidad a una estrategia para presionar al gobierno y que se legalizara nuevamente el Partido, pero los acontecimientos se salieron de control y fueron mucho más allá de lo planificado originalmente. Se especula incluso que existía un pacto con José Miguel Gómez que este traicionó. O que fue Gómez quien se sintió traicionado cuando en la zona de oriente los insurgentes tomaron La Maya. Lo cierto es que ocurrió la matanza y el ‘peligro’ de los negros fue conjurado una vez más. Desde este punto de vista no se ganó nada con el levantamiento y los negros no obtuvieron ninguna de las reivindicaciones a las que aspiraban.

“En esta misma línea de rescate histórico también hemos tenido en cuenta el 27 de noviembre, porque ese día de 1871, además del fusilamiento de los ocho estudiantes de medicina, ocurrió el asesinato de cinco negros abakuás que intentaron detener aquella injusticia. Fue un acto prácticamente suicida y por supuesto fueron masacrados.

“Sin embargo, la historia obvió esos hechos y cuando hoy se realiza la peregrinación hasta el monumento dedicado a los ocho estudiantes, nunca se ha hecho mención de la heroicidad de aquellos abakuás, con excepción de un discurso pronunciado por el comandante Ernesto Che Guevara, el 27 de noviembre de 1961, en un acto conmemorativo del aniversario 90 de los mártires. Así que nosotros decidimos organizar nuestro propio homenaje de forma paralela a la conmemoración tradicional organizada por la FEU.

“La historia tampoco recoge la sublevación de los esclavos lukumíes que trabajaban en la construcción del Palacio Aldama, y que fue bastante singular porque esos hombres no tenían más armas que sus propios instrumentos de trabajo. Capataces y mayorales no fueron suficientes para sofocar la rebelión y finalmente se mandó una fuerza bien armada que los aniquiló a todos, pues ninguno se rindió. Ese hecho ni siquiera fue recogido en la historia del Palacio Aldama publicada por la Oficina del Historiador, aunque no creo que sea una omisión deliberada. Seguramente el autor no tenía conocimiento de esos hechos, porque en cierta medida seguimos repitiendo el canon patriótico eurocéntrico. Así que nosotros también decidimos conmemorar aquellos sucesos ocurridos el 9 de agosto de 1841.

“Por lo tanto ese pequeño acto del pasado día 27 de junio no es una acción aislada, sino que forma parte de una serie de iniciativas conscientes y destinadas a reivindicar esa voluntad de los negros cubanos de luchar por sus derechos.”

Del Partido De Los Independientes A La Cofradía De La Negritud

Para el escritor Tato Quiñones, el resurgimiento del racismo y la discriminación racial es consecuencia de todo lo ocurrido en Cuba durante los últimos 20 años:

“Años nefastos para la sociedad cubana -asegura-, porque han rebrotado muchos de aquellos males que se habían intentado eliminar a partir del proyecto revolucionario triunfante.

“Hasta ese momento, muchos pensamos que íbamos ganando la batalla, pero ahora comprobamos que algunos virus han permanecido entre nosotros en estado latente, y cuando nuestro sistema inmunológico quedó debilitado con la caída del campo socialista y la crisis económica posterior, todas esas enfermedades parásitas empezaron a ganar fuerza.

“Yo recuerdo que cuando el gobierno dio a conocer ciertas medidas encaminadas a remontar la crisis en los años noventa, existía una conciencia del costo social que podrían tener algunas de ellas. No sé si alguien ha sacado la cuenta del alcance de ese daño, pero yo creo que ha sido muy grande y abarca a toda la sociedad.

“El racismo entre nosotros es todavía vergonzante. Es decir, muy pocas personas son capaces de confesar en público sus prejuicios raciales, pero al mismo tiempo se hace cada vez más notoria la discriminación racial, que implica la práctica de exclusión y segregación propiamente.

“Ante este fenómeno no es posible cruzarse de brazos. Por lo pronto se están haciendo escuchar algunas voces de alerta. El tema se llevó al Congreso de la UNEAC, comienza a plantearse en los medios y se están realizando acciones que todavía son muy aisladas, pero pueden contribuir a que se tome conciencia del problema. Aunque ‘el problema de los negros’, según se ha dicho muy sabiamente, es en realidad un problema de los blancos.

“¿Hasta qué punto resulta pertinente en Cuba la existencia de una organización que se propone trabajar en el problema de los negros? Lo cierto es que en el país no contamos con muchos espacios para tratar estos temas, y cuando tuve noticias de que se estaba intentando darle cuerpo a una organización con ese objetivo, y además tenía todo un programa al respecto, pensé que valía la pena apoyarla. Lo mismo hizo el historiador Tomás Fernández y por eso los dos formamos parte de la Cofradía de la Negritud, aunque confieso que no me satisface plenamente el nombre escogido por su promotor, el ingeniero Norberto Mesa”.

Forjando una conciencia en la sociedad

Como propósitos fundamentales, la Cofradía se plantea “lograr que el Estado y la sociedad civil cubanos adquieran plena conciencia del creciente proceso de agravamiento de la desigualdad racial que está teniendo lugar en nuestro país, para que, en consecuencia, le presten la pronta y efectiva atención que esta situación requiere”.

Según expresa el documento titulado Carta de Presentación, cuyos autores han puesto a circular vía electrónica fundamentalmente, la Cofradía también se propone “propiciar la promoción y el fomento de la iniciativa y el esfuerzo propio de la población negra en aras de impulsar su avance real y sostenido en todos los campos…” y “asegurar la prestación de una efectiva atención a la defensa del respeto de los derechos de todo tipo de la población negra cubana”.

Aunque reconoce “lo mucho que ha hecho la Revolución Cubana por eliminar la desigualdad racial en nuestro país”, el texto considera que “es muy grande el trecho que aún queda por andar, pues los fundamentos del problema no han cambiado esencialmente”.

Asimismo, la Cofradía toma como referente organizaciones creadas por otros grupos sociales que también conocieron la discriminación -como las mujeres-, y que supieron aprovechar las nuevas oportunidades y el apoyo del Estado para consolidar avances en la eliminación de la desigualdad.

El proyecto sostiene, como postulados fundamentales, la necesidad de promover una conciencia nacional sobre la desigualdad racial existente en la sociedad, mediante acciones dirigidas contra los prejuicios raciales; y la implementación de “una política social que tenga en consideración la desventaja históricamente acumulada de la población negra y que se exprese con acciones concretas apropiadas”.

“Me parece una propuesta seria y necesaria,” -expresa Quiñones con relación a la Cofradía. “Quizá yo tenga opiniones sobre algunos aspectos que quisiera llevar a discusión, pero en lo esencial la considero muy atendible en todos sus presupuestos.

“La Cofradía de la Negritud no desciende en línea directa de aquel Partido de los Independientes de Color, ni tampoco de las ‘Sociedades de Color’ que existieron antes de 1959, que si bien estimulaban el progreso y contribuían a la recreación sana de los asociados, también reproducían patrones discriminatorios porque se organizaban según el grado de mestizaje o los ingresos de sus afiliados. En ese sentido, esas sociedades contribuían a que la ‘gente de color’ se mantuviera en el lugar que le correspondía, sin intentar transgredir ciertos límites.

“Yo diría que la Cofradía más bien es heredera de aquellas palabras de Fidel Castro en un discurso de 1960 sobre el problema de los negros, porque hasta entonces nadie se había referido a la necesidad de integrarlos plenamente a la sociedad y terminar con la segregación, que si bien es cierto que en Cuba no llegó a ser tan feroz como en los Estados Unidos, fue bastante dura, pues aquí los negros tenían un lugar asignado en la sociedad y era muy difícil traspasar esas barreras.

“No sé si tiene sentido volver a decir aquí que actualmente el mayor por ciento de la población penal en Cuba es negra, lo cual no es extraño cuando todavía se reproducen patrones de pobreza y marginación difíciles de revertir. Sin embargo hay que reconocer que la marginalización es un fenómeno que no solo abarca a los negros, sino que se ha ido extendiendo a toda la sociedad.

“En La Habana hay incluso algunos barrios ‘malos’ por donde pasan las patrullas de policía y puede haber un grupo de personas en una esquina y no realizan ningún control ni piden el carné de identidad. En otras zonas, sin embargo, ya sea por la presencia del turismo u otras razones, es más común que se le pida identificación a un hombre negro sin ningún motivo particular. Es como si le dijeran a ese hombre: ‘mientras estés en tu barrio no hay problema, pero no te salgas de ahí’. Aclaro que esos policías no son blancos necesariamente, porque se trata de un esquema que se encuentra arraigado en nuestra sociedad.

“Otro tanto ocurre con la incorporación de trabajadores negros al sector turístico, que es minoritaria, y se han dado casos de personas negras que han sido rechazadas porque su imagen no es la idónea para ese puesto. Esto quiere decir que no responde a un determinado canon estético que una persona negra no puede satisfacer.

“No existe, sin embargo, una instancia donde hacer una denuncia si alguien se considera víctima de discriminación racial. La discriminación en nuestro medio es algo muy sutil y difícil de probar porque también interviene la subjetividad. Tal vez en un futuro encontremos una solución para tratar esas cuestiones, y en todo eso la Cofradía puede desempeñar un papel importante.

“En realidad, la Cofradía de la Negritud se encuentra en una etapa de constitución.  Hasta ahora se está haciendo circular la propuesta del ingeniero Norberto Mesa, que apoyamos Robaina y yo, además de otros interesados. Todo está por hacer y aún no sabemos cómo llevar a la práctica nuestros objetivos. Hemos recibido muchas respuestas de respaldo al proyecto y esperamos poder reunirnos muy pronto.

“Por ahora se trata de una propuesta alternativa que confiamos poder llevar adelante, porque no es posible avanzar en el desarrollo de toda la sociedad mientras no se solucione el llamado ‘problema del negro’,” concluye Tato Quiñones.