Soluciones locales incentivan en Cuba micro-movilidad

Residentes en el barrio de Fontanar, en la capital cubana, valoran positivamente la incorporación de triciclos eléctricos para acortar distancias entre sectores dentro del propio municipio de Boyeros, uno de los que conforman La Habana. Foto: Jorge Luis Baños / IPS

Por Luis Brizuela (IPS-Cuba)

HAVANA TIMES – La incorporación de pequeños vehículos eléctricos de transporte público, junto con iniciativas que estimulan el uso de bicicletas, suponen para Cuba oportunidades y retos para de forma sostenible e inclusiva atenuar los crónicos problemas en la movilidad urbana.

«Conectar lugares cercanos con medios eléctricos ha sido muy oportuno y un alivio», valoró Dania Martínez, en alusión a los conocidos Ecotaxis, vehículos de seis plazas que desde junio conecta los barrios dentro del municipio de Boyeros, uno de los 15 que componen La Habana.

Esta profesora junto con su hijo aguardaba por uno de esos vehículos en el centro comercial de Fontanar, para trasladarse hasta otro barrio más periférico, Wajay, donde residen, cuando IPS indagó sobre el servicio.

«El transporte público no es bueno en esta zona, retirada del centro de la ciudad, y los privados cobran caro. Moverse unos cinco kilómetros puede resultar angustiante. Ojalá los triciclos se extiendan a otros lugares», argumentó Martínez.

Por triciclos se refiere a los vehículos ligeros motorizados, que semejan algunos modelos de los asiáticos «autorickshaw», y también conocidos localmente como motocarro o mototaxi, con capacidad para seis personas, en su parte trasera.

Con una autonomía de 120 kilómetros, estos triciclos eléctricos cubren tres rutas con recorridos de dos a cuatro kilómetros por un precio de cuatro pesos, 17 centavos de dólar al cambio oficial en un país con un salario medio equivalente a unos 160 dólares.

La flota de 25 equipos forma parte del proyecto Neomovilidad, ejecutado por la Dirección General de Transporte de La Habana (DGTH) e implementado por la oficina en Cuba del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Para su implementación hasta 2023 dispone de un presupuesto de 1,9 millones de dólares donados por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente Mundial (Fmam).

«Desde su arrancada en 2019, Neomovilidad propone fortalecer el marco normativo para una transición eficiente hacia un sistema de transporte urbano con bajas emisiones de carbono en La Habana, y un positivo impacto medioambiental», explicó a IPS Reynier Campos, director del proyecto.

Durante los primeros tres meses de funcionamiento, se transportaron más de 135 000 personas, con un potencial de reducción de emisiones mensual de 6,12 toneladas de dióxido de carbono equivalentes, según las estimaciones.

Como elemento en contra, los Ecotaxis solo pueden recargar en horario nocturno conectándose al sistema electroenergético nacional que en 95 % depende de la quema de combustibles fósiles para la generación de electricidad. La recarga se realiza en la piquera (punto de estacionamiento) de los triciclos y es nocturna porque se demora unas seis horas.

«Neomovilidad propone fortalecer el marco normativo para una transición eficiente hacia un sistema de transporte urbano con bajas emisiones de carbono en La Habana, y un positivo impacto medioambiental»: Reynier Campos.

No obstante, se prevé contratar potencia fotovoltaica de parques solares de la estatal Unión Eléctrica de Cuba, con el objetivo de compensar el consumo, apuntaron directivos.

Otras flotas de Ecotaxis brindan servicios en los municipios de La Habana Vieja, Centro Habana y Guanabacoa, también con respaldo del PNUD, y contribuyen al compromiso nacional de acciones de mitigación al cambio climático.

De momento, recalcó Campos, Neomovilidad es una experiencia piloto en Boyeros que pudiera extenderse a otros municipios habaneros y ciudades de este país insular caribeño de 11,1 millones de habitantes, donde la transportación pública se arrastra como uno de los históricos y más acuciantes problemas para la ciudadanía.

Reynier Campos, jefe del proyecto Neomovilidad, subrayó que la iniciativa propone fortalecer el marco legislativo e impulsar políticas públicas basadas en cuatro líneas que tributen hacia una Movilidad Urbana Sostenible y contribuya a reducir emisiones de carbono en Cuba. Foto: Jorge Luis Baños / IPS

Problema de larga data

Con sus 2,2 millones de residentes y decenas de miles de personas de población flotante, en La Habana se mueven diariamente 1,4 millones de personas, de los cuales un millón lo hace a través de la estatal Empresa de Ómnibus Urbanos, según el Ministerio de Transporte.

Pero los más recientes informes oficiales reconocen que en esta capital opera menos de 50 % de sus buses públicos.

El gobierno cubano señala al embargo estadounidense como el principal obstáculo para la compra de piezas de repuesto y lubricantes, así como el acceso a créditos para reparar y renovar los equipos de un sistema de transporte superficial basado principalmente en autobuses.

La disponibilidad de combustibles y la migración de choferes hacia sectores con mayores beneficios económicos, también influyen en un servicio irregular cuyo rostro más visible son las paradas atestadas en horarios de mayor movimiento.

Las cifras indican que 26 % del total de pasajeros estimados en La Habana recurren a transportistas privados, con precios no accesibles a todos los bolsillos.

A ello se suma el servicio de cooperativas no agropecuarias del transporte con taxis y microbuses, además de ómnibus de la estatal Empresa Transmetro que prestan servicios en horarios preestablecidos.

Alrededor de 80 % de los habitantes de América Latina viven en ciudades y el transporte público urbano sigue siendo esencial en los planes de movilidad regionales.

De manera discreta, Cuba da pasos para incentivar el uso de vehículos alternativos y aumentar la producción de electricidad a partir de fuentes renovables, que los planes aspiran a llevar del actual 5 % a 37 % para 2030.

A partir de flexibilizaciones aduaneras para su importación, así como del ensamblaje, se estima que en la isla circulan medio millón de bicicletas, motos y triciclos eléctricos que favorecen la movilidad de las familias.

No obstante, los elevados precios y comercialización únicamente en divisas frenan su adquisición masiva. Algunos de los medios más económicos superan los mil dólares, mientras que algunos prototipos oscilan de 2 000 a 5 000 dólares en tiendas estatales.

Mirelis Cordovés, conductora de uno de los electroticiclos, efectúa 11 viajes diarios en la ruta Fontanar-Wajay, dentro del municipio Boyeros de la capital de Cuba. Destaca como beneficios la posibilidad de un empleo y mejorar los ingresos para mantener a su hijo de nueve años, al que cría sola. Foto: Jorge Luis Baños / IPS

Enfoque de género para reducir brechas

Neomovilidad sobresale por incentivar la incorporación de mujeres como conductoras y promover el empleo femenino.

«Además de empleo, han mejorado mis ingresos para mantener a mi hijo de nueve años», confiesa a IPS la conductora y madre soltera Mirelis Cordovés, una de las 13 mujeres que hoy integran el equipo.

Naciones como Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá y República Dominicana han establecido políticas nacionales relacionadas con el desarrollo de la movilidad eléctrica.

En el caso de Cuba, lo que está planteado es «una visión de desarrollo de la electromovilidad desde los ministerios de Transporte, Energía y Minas y de Industrias, con pautas y líneas de prioridad en el transporte público, incluida la reconversión de vehículos», refirió Campos.

Aseguró que Neomovilidad propone impulsar políticas públicas que contribuyan a una Movilidad Urbana Sostenible.

El proyecto exhorta a considerar las necesidades específicas de movilidad de cada grupo social y transversalizar variables como el género, edad y accesibilidad, a fin de reducir brechas.

La Encuesta Nacional de Igualdad de Género, realizada en 2016 pero cuyos resultados se divulgaron en febrero de 2019, mostró que en las mujeres recaen fundamentalmente las labores de cuidados.

Son ellas quienes emplean mayor cantidad de tiempo para llevar a hijos, familiares o personas bajo su cuidado a escuelas, hospitales o buscar alimentos, ilustró la pesquisa.

Los problemas con el transporte se identificaron como uno de los tres principales para las mujeres cubanas, solo superados por los bajos ingresos económicos y la escasez de viviendas.

El estudio llamó la atención sobre la correlación entre el uso del tiempo y la desigualdad de ingresos, porque las opciones de transportación más económicas (mediante medios públicos) aumentan las demoras en los desplazamientos.

Especialistas consultados por IPS consideran que en el caso de Cuba, nación del Sur en desarrollo, sacudida por una crisis económica de tres décadas y acuciantes problemas financieros, no hay que esperar por soluciones que demanden grandes recursos, si se pueden concebir alternativas pequeñas y accesibles para ordenar y facilitar la movilidad.

El estand de Neomovilidad durante la Feria Internacional de Transporte 2022 en el recinto ferial Pabexpo de La Habana. El proyecto incluye un sistema piloto de bicicletas públicas, con seis cicloestaciones y 300 de estos medios, que debe iniciar sus servicios antes de que concluya 2022, según sus gestores. Foto: Jorge Luis Baños / IPS

Integrar los ciclos

Como parte de Neomovilidad, antes de que concluya 2022 debe inaugurarse un sistema piloto de bicicletas públicas, con seis cicloestaciones y 300 de estos medios, también en el municipio de Boyeros.

El emprendimiento autónomo Inteliforja operará el sistema de ciclomovilidad como un proyecto de desarrollo local, de conjunto con la DGTH, tras ganar una licitación.

«La actividad principal será el alquiler de las bicicletas a precios económicos. Incluirá otros servicios como parqueo, talleres de mecánica, además de actividades complementarias cómo cicloturismo, entrega de paquetería y actividades comunitarias para incentivar el uso de este medio», explicó Luis Alberto Sarmiento, uno de los gestores de Inteliforja.

Al conversar con IPS, Sarmiento destacó que el taller central se ubicará en la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría, donde se estudian varias ingenierías y arquitectura.

«Prevemos instalar allí una estación alimentada con paneles solares para cargar las motos y bicicletas eléctricas de los estudiantes», adelantó el joven emprendedor.

«Más a futuro, y cuando dispongamos de más recursos, proyectamos introducir bicicletas o triciclos para el traslado de personas mayores y con discapacidad», añadió Sarmiento.

Aunque se considera que la movilidad eléctrica y el uso de ciclos propician urbes más abiertas, seguras, limpias y saludables, Cuba tiene múltiples desafíos al respecto, empezando por la necesidad de abaratar el precio de los vehículos y garantizar la disponibilidad estable de partes y piezas.

Otra asignatura pendiente es la inexistencia de puntos de recargas para el reabastecimiento fuera del hogar, la casi ausencia de ciclovías o carriles verdes, además de la urgencia de reparar una red vial que en 75 % está catalogada como de regular o mal estado.

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