Silvio y Pablo, siempre queridos

Por Pedro Campos

Silvio Rodríguez - Foto: Caridad

HAVANA TIMES, 9 de abril — Algunos amigos de mi, vuestra, nuestra generación dijeron alguna vez:  “Ya ellos son ricos, ya no nos pertenecen.”

Alguien a su manera los defendía:

“Ellos han ayudado a mucha gente joven, han seguido haciendo canciones  hermosas y todo lo bello es revolucionario y siempre dan señales de que siguen siendo los mismos”.

En la soledad de los pensamientos y las penas, se quería más.

-Pocos andan dispuestos a acompañarnos.

-No. Son muchos, pero no es fácil, hay que correr riesgos, la situación es compleja, a la gente le gusta andar por caminos seguros, necesitan voces, las nuestras son anónimas, nadie nos conoce, no tienen la gente por qué confiar.

Silvio y Pablo, Pablo y Silvio, desde sus miradas, con sus recientes llamados claros y fuertes a realizar cambios de fondo en nuestra sociedad vuelven a dar fuerzas a esa entrampada, diezmada, atribulada, pero siempre fiel y revolucionaria generación del 68. Ellos, unidos a las fuerzas del cambio positivo, las harían invencibles, porque son voces reconocidas, confiables,  de nuestra generación.

¿Quién se atrevería acusar de “servir a propósitos oscuros” a quienes nos hicieron vibrar con “la era está pariendo un corazón…”, “…por quien merece amor…”, o con “yo pisaré las calles nuevamente…”, “…la gloria que se ha vivido…”? Bueno,  los de oscuros propósitos.

Necesitábamos esas voces. No las voy a repetir. Ellos han dicho. Ya muchos las han oído o leído, a pesar de la censura que todos censuran en la prensa que debiera ser libre-socialista y de las “regulaciones estatales” –arbitrariedades debía decir- que imponen todo tipo de restricciones, quitan correos, eliminan accesos a internet y hasta sirven para expulsar de sus trabajos a militantes probados del Partido Comunista por enviar o recibir “correos extraños”.

Silvio con su último disco, según propia confesión, pretende insertarse en el debate, donde, realmente, ambos siempre han estado con sus canciones, todas aquellas semillas que nos sembraron y con sus declaraciones, por lo que no hay que darles la bienvenida al ruedo, que por derecho propio les pertenece a los dos.

Y han estado siempre presentes, porque si leíamos Héroes de la Fortaleza de Brest, Así se templó el Acero y Un Hombre de Verdad, después oíamos a Silvio y a Pablo para endurecer nuestras fibras íntimas y para enamorar dulcemente, también. Y entre el combate y el amor, se armó esa generación que ellos ayudaron a forjar y que aquí está todavía, con canas ya, pero empinada en defensa de su Revolución que no ha acabado, que tenemos que empujar, que no nos podemos dejar arrebatar –no por el enemigo que nunca podría- sino por quienes, desde dentro, tratan de secuestrarla para intereses espurios.

Sí, porque es nuestra también. Otros la empezaron, pero luego, la Generación del 68 cargó buena parte del peso, no de unos pocos años duros, de riesgos, sino de varios decenios, no grises, muy, muy difíciles, hoy todavía.

Vale, vale mucho, siempre queridos Silvio y Pablo, Pablo y Silvio todo cuanto puedan aportar.

Ojala…que este resumen de noticias…nos traiga aquel rabo de nubes…para que no siga lloviendo sobre mojado…y Yolanda, eternamente, pueda seguir sembrando amores.