Sí hay veganismo en Cuba

El cartel del evento

Por Veronica Vega

HAVANA TIMES – El domingo 10 de abril, el museo a Máximo Gómez ubicado en la hermosa Quinta de los Molinos, la Habana, fue el escenario de un suceso sin precedentes en nuestra Isla: el Primer Evento Vegano-Vegetariano.

Realmente enfrentábamos la desventaja de que a la misma hora estaba convocada la marcha por el Día del Perro, y la ya tradicional peregrinación hasta el cementerio de Colón para depositar flores en la tumba de Jeannette Ryder, filántropa norteamericana que residía en la Isla y fundó el Bando de Piedad.

A pesar de este inconveniente se llenaron todas las sillas, y en la segunda sesión muchos tuvieron que presenciar la actividad desde las puertas.

La introducción al tema del veganismo fue muy acertada para romper el hielo: mientras se proyectaban imágenes afines en una pantalla, cuatro chicas dieron su testimonio del porqué hicieron la transición a este estilo de vida: Claudia Rodríguez Herrera, Leyniela Fuentes Zamora, Diana Rosa Naranjo y Jessica Lau Pérez, esta última además, médico, que luego compartió información especializada para despejar dudas sobre cómo alimentarse con una dieta basada en plantas sin afectar la salud.

El tono personalizado de la charla fue generando un ambiente cálido, junto al intercambio de preguntas, opiniones y testimonios del público.

En el patio había unas mesas dispuestas con ofertas culinarias y cosméticas de origen natural y libres de maltrato animal. Los precios, hay que decir que resultaban razonables teniendo en cuenta la desmedida inflación que estamos padeciendo. Durante el receso se distribuyó un refrigerio variado, delicioso y gratis, sobre hojas de caisimón de anís y con cubiertos rústicos, de procedencia natural y reciclable.

El doctor Eduardo Daniel Cabrera Rose impartió una dinámica charla sobre veganismo y probióticos, enfocada en aplicar el conocimiento de manera práctica. Luego el joven Abel Durán Zaldívar compartió su experiencia de primera mano en Permacultura, como herramienta de diseño para una vida vegana ecológica y autosustentable.

Las intervenciones del público fueron respetuosas y entusiastas. Se percibía la integración con el tema y una necesidad auténtica por este tipo de intercambio. Hay una parte de nuestra cultura que no se incluye en la postal que se vende de Cuba, y es la espiritualidad que ha bebido de tradiciones foráneas no reconocidas como el yoga y otras prácticas milenarias sustentadas en la no violencia.

El tema del sufrimiento animal estaba cargado de crispaciones por causa del reciente asesinato público de un gato durante un Rodeo en una feria organizada por el Ministerio de la Agricultura, (el mismo que en nuestro país estipula las normativas de Bienestar Animal). Por tanto, se hace evidente que no existe un incentivo oficial a este tópico sensible, ni en los medios ni en la educación. No hay una ley que penalice las diversas formas de agresiones a seres que tampoco son reconocidos como individuos sintientes.

Sin embargo, es cada vez más innegable que sí hay grupos de animalistas que se han autoorganizado de forma espontánea y están estructurando las bases de una sociedad mucho más inclusiva y humana.

Otro detalle polémico que en algún momento salió a colación fue el hecho de que el Ministerio de Salud no promueva el veganismo o vegetarianismo y no existen menús veganos en instituciones oficiales cubanas, ni siquiera en los hospitales.

¿Cómo puede un médico proponer el veganismo o vegetarianismo estricto sin traicionar, no la verdad científica sino el dogma bajo el cual ha sido entrenado? Es todo un reto. Un joven estudiante de medicina en la especialidad de nutrición precisamente, me comentaba que toda la información actualizada que domina la adquirió de forma autodidacta, a través de YouTube, y se siente completamente solo en esta especie de “guerra” contra la tradición académica.

Él y otro joven asistente confesaron que se hicieron veganos porque provienen de zonas rurales de la Isla, y en sus familias la matanza de cerdos, pollos, etc., es algo rutinario y un espectáculo atroz al que nunca han podido acostumbrarse.

Me sorprendió ver cuánta gente está insertada en la cultura vegana o vegetariana, con conocimientos muy bien fundados de nutrición y hasta la experiencia de prácticas como el ayuno intermitente.

Una animalista del público mencionó el concepto de especismo, que la hizo autocuestionarse su labor rescatando, esterilizando, promoviendo la adopción de perros y gatos callejeros, pero simultáneamente participando de la explotación y matanza de otros animales por medio de su propia alimentación.

Ese abandono de animales domésticos (que no está penalizado), hace estragos cada vez más visibles en las calles de la Habana por el alarmante y creciente éxodo. Durante las conferencias, un gato muy sociable paseaba por toda la sala y se dejaba acariciar por los presentes, desplegando todo su garbo.

Finalizado el evento y cuando ya iban a cerrar el museo, una empleada se mostró muy preocupada por el destino del minino. Me dijo que había sido abandonado allí pero corría grave peligro por dos perras que cuidan el jardín y ya han matado a otros gatos.

Así que además de la satisfacción por la jornada donde primó un clima de solidaridad y retroalimentación genuina; además de los contactos que quedaron en mi teléfono y las mutuas promesas de que este no sería el único evento vegano en la Isla, traje conmigo algo bien tangible: un gato blanco y negro que alguna vez tuvo un hogar y como opción desesperada ahora intenta adaptarse a nuestra familia de rescatados.

Cuba necesita con urgencia una verdadera Ley de Protección Animal. Cuba demanda ya una sociedad donde se promueva la compasión como norma de vida. 

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One thought on “Sí hay veganismo en Cuba

  • Hay tanto que aprender que lo ideal sería empezar a impartir cursos en las escuelas, incentivar el amor y la compasión por los animales desde edades tempranas en coordinación con la familia y las instituciones.

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