Santiago de Cuba abandonada a su suerte

La desastrosa situación higiénico-sanitaria por la que atraviesa Santiago de Cuba refleja la incapacidad de las autoridades de resolver los problemas básicos. (Alberto Hernández)

Junto a las dificultades de la pandemia, la ciudad experimenta un aumento de los desechos en sus calles

Por Alberto Hernández (14ymedio)

HAVANA TIMES – Santiago de Cuba, conocida por sus carnavales, su calor sofocante y la hospitalidad de su gente, hoy muestra un panorama desolador. La ciudad está deprimida por el hambre derivada de la escasez de todo tipo de alimentos, de las enfermedades cada día más frecuentes por la falta de medicinas desde hace meses y, ahora, por si fuera poco, el cúmulo de todo tipo de desechos en sus calles.

Los habitantes de la ciudad se preguntan qué ha pasado con el sonido, a veces molesto,  de la campana que anunciaba la llegada de los camiones de la basura, tras el que todos se apresuraban a sacar los desechos guardados en las casas. Simplemente se esfumaron los camiones, como por arte de magia.

Ahora, los desperdicios simplemente se sacan y se tiran en la primera esquina, o se cuelgan de cualquier árbol, formando lo que se conoce como microvertederos. Desaparecieron como lo hicieron los contenedores, una vez, hace mucho tiempo, distribuidos por toda la ciudad y ahora una especie en peligro de extinción.

Ante la preocupante situación y las críticas diarias de la población, el Gobierno, asesorado por los directivos de la empresa pública Servicios Comunales, encargada de la limpieza de la ciudad, explican que el principal problema es la rotura de los camiones de recogida de desechos (unido a la falta de combustible, de gomas, de baterías, de diversas piezas de repuesto y un sinfín de excusas).

Pero, ¿cómo los particulares pueden tener sus vehículos, de los años 40 o 50, en buen estado y las empresas estatales, con todo el férreo control de los recursos no puede garantizar que una flota de unas pocas decenas de camiones se mantenga en funcionamiento? Cuando se quiere, se resuelve, y cuando no, se busca una buena justificación, dice el dicho.

Comunales, teniendo en cuenta la situación, ha supuestamente contratado unas 325 carretas de tracción animal para la higienización de la ciudad y de esta forma compensar la falta de camiones. Digo supuestamente porque, si esas 325 carretas estuvieran trabajando a diario, no tendríamos ahora ese panorama caótico en la ciudad.

Los habitantes de la ciudad se preguntan qué ha pasado con el sonido, a veces molesto, de la campana que anunciaba la llegada de los camiones de la basura. (Alberto Hernández)

Para colmo, el covid-19 en estos días ha aumentado a niveles récords de infección en la ciudad, y los cientos de microvertederos en cualquier esquina complican la situación. El coronavirus se ha sumado a otras plagas que azotan a la población santiaguera y que tienen una estrecha relación con la falta de higiene, como la escabiosis (sarna), la pediculosis (piojos) y el dengue, transmitida por el mosquito Aedes aegypti que tiene como una zona de reproducción los numerosos depósitos de desechos al aire libre.

Además, las alcantarillas se encuentran tupidas y, en vez de evacuar las aguas residuales, más bien la expulsan a la vía pública, como se observa con frecuencia en los puntos más bajos de Santiago de Cuba.

Ignorando los riesgos higiénicos, cada vez más personas se “sumergen” dentro de los vertederos buscando cualquier clase de cosas que les ayuden a sobrevivir. Empujados por el hambre y la desesperación, muchos habitantes, incluso, se refugian en los basureros.

La desastrosa situación higiénico-sanitaria por la que atraviesa Santiago de Cuba refleja la incapacidad de las autoridades de resolver los problemas básicos de la segunda ciudad del país. La capital de Oriente es hoy la sombra de lo que fue.

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