Rugby se juega en Cuba
Por José A. Rodríguez
HAVANA TIMES – El rugby, en sus diferentes modalidades, se practica en Cuba desde hace varios años, aunque sigue sufriendo una especie de maldición, porque no recibe el apoyo institucional que debiera.
Lo que más se conocía en Cuba era el fútbol americano tradicional, el cual se practicaba en la Isla desde los primeros años del siglo XX, y hasta los años 50 hubo torneos oficiales, en los cuales se hicieron famosos clubes como Varsity y Caribes.
Esos planteles, conformados, en su mayoría, por estudiantes universitarios, jugaban con frecuencia y mantuvieron vivo el interés por esa disciplina, pero en los últimos 40 años la pasión se extinguió poco a poco, y no fue hasta inicios de los 90 que se retomó su práctica.
Oficialmente el primer club fundado después de 1959 fue el Indios Caribe, creado en 1993, y luego surgieron también Los Giraldillos (1997) y José Martí (1999), con planteles de 15 jugadores. En 1993 se celebró el primer encuentro internacional de una selección de Cuba, contra Isla Caimán, el comienzo de la visita al país de innumerables equipos de tradición y nivel internacional.
Se estima que cada año entre ocho y 10 conjuntos, fundamentalmente clubes, vienen a Cuba a topar, y algunos lo han hecho fuera de La Habana, por ejemplo en Pinar del Río, Matanzas y Granma.
Con el apogeo de la disciplina, desde 2002 se impulsa a nivel nacional, tanto en la modalidad de 15 como de siete jugadores. La primera fue la de mayor asiduidad, pues desde 2004 anualmente La Habana organiza un certamen por invitación, pero con la aprobación como disciplina olímpica de la otra, se han invertido los papeles, e incluso se inició la práctica en el sexo femenino en algunos territorios.
El rugby también fue arropado en la Escuela Internacional de Educación Física y Deportes (EIEFD), donde jugaban los denominados Perros de San José, en referencia a la localidad donde está enclavada la instalación, y también en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM).
Actualmente se juega, además, en La Habana en Pinar del Río, Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Camagüey, Las Tunas y Granma, por solo mencionar las provincias más adelantadas.
El rugby-7 se disputa en dos tiempos de siete minutos cada uno con la participación de siete jugadores en cada equipo, cuatro delanteros y tres defensas; Granma es la provincia que posee mayor desarrollo actualmente. A diferencia del fútbol americano, no necesita cascos ni hombreras, y la pelota se debe pasar siempre hacia atrás, nunca hacia delante.
Cuba participa por primera vez en un torneo internacional oficial de rugby-7 en los terceros Juegos del ALBA, en 2009, donde obtuvo la medalla de plata, y de alguna manera llamó la atención de las autoridades.
Sin embargo, la constitución oficial de la Federación cubana de la disciplina tardó bastante (hasta 2015), y mayormente se jugó gracias al amor de sus practicantes y el apoyo de países como Canadá y Francia, entre otras naciones.
Baste decir que (todavía) la mayoría de los jugadores realizan esta labor fuera de su horario de trabajo, se reúnen por las tardes, y piden permisos especiales o vacaciones cuando deben tomar parte en algún evento.
Es inexplicable que los cubanos hayan sido invitados con todos los gastos pagados al clasificatorio para los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Mayagüez 2010 y el Índer no los haya autorizado a viajar. Allí México fue segundo, y cayó ante Cuba en un torneo internacional celebrado en La Habana.
Esta ausencia vetó al conjunto de participar también en los Panamericanos de Guadalajara 2011, y provoca un retraso con respecto a los países del área. Tampoco se tomó parte en el ciclo olímpico anterior, que marcó el regreso de ese deporte a los Juegos Olímpicos.
Con cierta frecuencia se ofrecen cursos y seminarios en el interior, en especial para niños y jóvenes, en aras de fomentar la práctica del rugby en las escuelas primarias como parte de la Educación Física que reciben.
Entre los principales objetivos de la naciente rugby cubana está desarrollarla desde las categorías inferiores, la creación de escuelas en todo el país, el fomento de la rama femenina, el fortalecimiento de los equipos provinciales y la participación en eventos internacionales para insertarse en la Confederación regional.
La disciplina, que actualmente se practica en más de 100 países, formó parte del programa de los Juegos Olímpicos desde Río de Janeiro 2016 y antes tuvo presencia en las citas olímpicas de París 1900, Londres 1908, Amberes 1920 y París 1924.
Pero si va a la Ciudad Deportiva, también se puede encontrar con los practicantes de flag fútbol, una modalidad similar al tradicional fútbol americano, pero que no tolera el contacto físico, solamente se quita la llamada chupeta, una cinta atada a la cintura de cada jugador.
“Yo creo que todo lo que sea capaz de sacar a un niño de un posible mal ambiente en el barrio es válido. Yo mismo con 15 años en el la zona de Pilar-Atarés, en el Cerro, no es el mejor lugar del mundo, pero salí de eso gracias a ese deporte. Prefería venir aquí a practicar flag fútbol.
Desgraciadamente, la similitud con el fútbol americano nos afecta por cuestiones políticas y no nos dan apoyo. Quisimos hacer un torneo por las vías normales, pero no pudo ser, y lo hicimos con nuestros propios recursos, hirviendo agua para llevar, comprando la merienda, etc. El deporte no tiene fronteras ni debe tener freno”, comenta uno de sus practicantes, Osmel González.
Evidentemente, sin importar mucho las especificidades, el rugby gusta en la afición, ¿qué pasa entonces en las oficinas?
Bueno, en oficinas se juega al solitario.