Robos de electricidad y apagones van de la mano en Cuba

La mayoría de los fraudes para el robo de electricidad se realizan con la participación de trabajadores de la Unión Eléctrica. (Escambray)

Cuando los clientes deciden prescindir del mecanismo fraudulento los empleados de la Empresa Eléctrica toman represalias 

Por Natalia López Moya (14ymedio)

HAVANA TIMES – Camila, de 52 años, revisa el metro contador hasta tres veces al día. Sale de su apartamento en el barrio de Wajay, en La Habana, y llega hasta la zona común donde están todos los dispositivos del edificio de cinco plantas y decenas de apartamentos. Saca una foto del número que muestra la pantalla y regresa. Hace cuatro semanas se dio de baja de un mecanismo de robo de electricidad en complicidad con un empleado de la Unión Eléctrica (UNE).

«Cuando te quitas de este negocio te castigan», resume para 14ymedio. «Llevaba dos años pagando por la izquierda para que me apuntaran una lectura mucho más baja pero ya no estoy interesada en seguir. Ahora están detrás de los fraudes eléctricos y no quiero que me cojan en esto». Otra razón para no continuar con los pagos ilegales a cambio de un recibo con menos vatios: «Mis dos hijos han emigrado, mi esposo y yo ya no consumimos tanta corriente».

Durante más de tres años, Camila fue una de los tantos cubanos que, en componenda con trabajadores de la UNE recibió una factura eléctrica muy por debajo de la energía que realmente gastaba. «No era tanto por ahorrar dinero, porque en fin de cuenta estaba pagando, era para no quedar anotada como una alta consumidora», asegura. «Mi esposo tiene un puesto oficial y no le conviene que le salga una lectura muy alta».

Pasado ese tiempo, la pareja decidió bajarse del carro del fraude eléctrico pero temen que el empleado involucrado en el acuerdo los penalice. «Cuando le dices que ya no quieres seguir, los próximos meses te viene la lectura por las nubes. Es la forma que tienen para hacerte volver al contrato y tirarte a los inspectores encima que ven, de pronto, una subida muy rara en el consumo».

Otros, como Ismael, de 34 años, entraron en la lista de los infractores energéticos sin saberlo. «Mi madre y yo nos mudamos desde Centro Habana para una casa más amplia y con patio en el Cotorro», explica. «Hace unas semanas se nos tiraron unos inspectores y resulta que había un cable que no pasaba por el reloj y del que estábamos abasteciéndonos».

Ismael asegura que no tiene nada que ver con la instalación ilegal del tendido. «Eso lo dejaron los anteriores dueños de la casa, nosotros ni sabíamos que existía». Pero la multa vino de todas formas. «El despiste me costó 8.000 pesos cubanos y salí bien, porque en este barrio hay gente que ha tenido que pagar más. Lo mío no fue tan grave porque enseñé los papeles de la permuta y vieron que llevaba poco tiempo en esta casa».

Como Camila, a cada rato Ismael revisa su metro contador porque teme, esta vez, que algún vecino cercano «haga un puente» y le robe la electricidad que ahora paga vatio a vatio. La esfera de cristal, los números que caen en la medida que pasa la energía hacia la vivienda y la cifra que anota disciplinadamente en una libreta lo mantienen atento aunque advierte que «en esta zona son más los que roban corriente con algún acuerdo con los trabajadores de la UNE que los que lo hacen por su cuenta».

Este viernes, el diario del Partido Comunista reveló –citando al ministro de Energía y Minas Vicente de la O Levy– que en Cuba se detectaron 266.000 delitos eléctricos en 2023. «Lo que se le está robando al país por concepto de fraudes eléctricos es casi tan grande como lo que genera la central termoeléctrica Antonio Guiteras, una de las de mayor capacidad de generación de la Isla», comparaba Granma.

La queja venía aparejada de un anuncio: este sábado habrá apagones en toda la Isla, sobre todo en el «pico nocturno», por déficit de 821 megavatios en la generación. La UNE recordó que estaba averiada la unidad 5 de la termoeléctrica de Mariel, la 1 de Santa Cruz, la 5 de Diez de octubre, la 1 y la 2 de la Felton y la 5 de la Renté, una serie de puntos clave en la red eléctrica de todo el país.

Empeñada en mostrar la «cara humana» del funcionariado de la UNE, la prensa oficial entrevistó al director técnico de la empresa, Lázaro Guerra, quien ofrece un parte diario de la situación ante las cámaras del sistema informativo de la Isla. Graduado en el preuniversitario vocacional Lenin, de La Habana, y licenciado en Ingeniería Eléctrica, Guerra fue también dirigente de la Unión de Jóvenes Comunistas.

El funcionario aprovechó la entrevista para exaltar el «trabajo excepcional» de la UNE y aseguró que había vivido situaciones de suma dificultad como directivo. «Los momentos más tensos en mi carrera han llegado cuando el sistema se ha caído. Esto ha ocurrido en algunas ocasiones debido al paso de ciclones y, en otras, por distintas causas».

Sin embargo, la línea más memorable de la entrevista fue su respuesta a la pregunta de por qué se hablaba «tan serio» en Televisión Cubana: «Yo no creo poder anunciar un apagón con una sonrisa, no creo que pueda hacerlo».

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