Resucitando a Padilla, removiendo el pasado oscuro

Heberto Padilla

Por Javier Herrera

HAVANA TIMES – El documental “El caso Padilla”, realizado por el cineasta Pavel Giroud, cubano radicado en España, ha causado revuelo luego de su exhibición en el Festival de Cine de Panamá. Un documental que tiene puntos de contactos con el estremecedor filme alemán La vida de los otros (Das Leben der Anderen) en cuanto a la recuperación de la memoria histórica y los métodos empleados en contra de los intelectuales por la policía política, diferenciándose radicalmente del mismo en que este caso no trata de personajes recreados por el autor, sino de personas y vidas reales, con nombre y apellidos que todos los cubanos conocemos.

El filme habla sobre el celebre caso del intelectual y poeta Heberto Padilla en el año 1971 y que dio paso al tristemente famoso Quinquenio Gris de la intelectualidad cubana.

Padilla nació en Pinar del Rio el 20 de enero de 1932. Estudió Periodismo en la Universidad de la Habana y Humanidades en universidades de los EEUU. En la Universidad de la Habana también estudió tres años de Derecho, no llegando a completar la carrera. En su preparación académica también se cuenta el haber estudiado Lenguas en el extranjero llegando a dominar el inglés, alemán, ruso, italiano y griego.

Heberto Padilla ejerció como periodista, director de revistas, traductor, fundó un par de revistas juveniles y fue  corresponsal de varios periódicos. Apasionado de la poesía se expresaba mediante la misma y fue esta la que le produjo sus mayores lauros, así como su caída en desgracia.

El triunfo de la revolución cubana lo sorprendió en New York y no dudo un segundo en sumarse a la misma con todo su entusiasmo juvenil. En Cuba fue acogido por la intelectualidad con afecto y calor, y pronto se vio sumado a la naciente revolución, quizás gracias a contactos previos en 1951 con el líder Fidel Castro, y asumió diversos cargos directivos, e incluso representó al Ministerio de Comercio Exterior en el campo socialista.

A su regreso del bloque socialista en 1966 llegó con una visión crítica de la realidad cubana y socialista en general. Apasionado intelectual, su manera de pensar se hizo evidente tanto en conversaciones privadas como en su obra, naciendo de este modo su herético, podría decirse disidente, poemario Fuera del Juego, Premio Julián del Casal de la Union Nacional de Escritores y Artistas de Cuba(UNEAC) en 1968.

A partir de este momento se volvió centro de críticas y polémicas dentro de los círculos de la intelectualidad cubana, así como entre los encargados de la censura.  El 20 de marzo de 1971 luego de un recital dado en la Unión de Escritores, donde leyó su poemario Provocaciones, Padilla fue detenido junto a su esposa y conducido a la sede de los cuarteles de la Seguridad del Estado en la tenebrosa y temida Villa Marista.

Luego de 52 días encarcelado bajo la ambigua acusación de ¨Actividades Subversivas¨, Padilla fue liberado y al otro día convocó a un coloquio con los artistas y amigos cercanos. Durante la reunión el recién liberado reo realizó un patético Mea Culpa donde renegaba de su obra anterior, de su vida y de sus ideas expresadas, al más puro estilo de los “Procesos de Moscú”. A tal grado llegó la humillación que incluso implicó a varios artistas allegados y hasta a su esposa, la también escritora Belkis Cruza Malé.

Aunque los procesos de autocrítica de Moscú por lo general terminaban con la muerte del reo, ese no fue el final de Heberto. Quizás el hubiera preferido la muerte al más temido infierno de los escritores y artistas.  Padilla fue condenado al ostracismo, se le alejó de cualquier actividad artística y vivía precariamente de traducciones esporádicas que realizaba para el Instituto Cubano del Libro, entre las que destaca una antología de la poesía romántica inglesa.

Después de ingentes presiones internacionales a Padilla le fue concedido permiso para abandonar el país en 1980, siguiendo los pasos de su esposa que se había radicado en Miami desde el año anterior. Fatigado espiritualmente, nunca se recuperó ni volvió a ser el mismo, aunque esto no le impidió trabajar como profesor en varias universidades y asistir a diversas actividades intelectuales. Consumido por el alcohol y la diabetes falleció el 25 de noviembre del 2000 víctima de un tercer infarto a los 68 años de edad.

El Caso Padilla marcó un antes y un después en la nada idílica relación de la revolución cubana y los círculos intelectuales a nivel mundial.  Entre los que denostaron la cruel muestra de sadismo contra el intelectual cubano se encontraron Alberto Moravia, Octavio Paz, Juan Rulfo, Jean-Paul Sartre, Susan Sontag, Mario Vargas Llosa, y muchos otros intelectuales que dirigieron duras palabras a la revolución y a sus líderes. Es menester aclarar que algunos de los intelectuales que protestaron rompieron definitivamente con el régimen cubano y hasta con la izquierda en general, pero muchos otros se retractaron de diversas formas de sus dichos y retomaron el tóxico y tenso noviazgo izquierdista.

A los intelectuales que aún mantienen su amorío con el Régimen de la Habana es bueno hacerles saber que las políticas culturales estalinistas están lejos de haber terminado en Cuba. A 50 años del auto linchamiento moral de Heberto Padilla la conocida asociación Casa de las Américas, en el 2021, volvió a victimizar al hombre haciendo una re-lectura del caso. En esta ocasión Abel Prieto, y el escritor Jaime Gómez Triana volvieron a atacar al poeta y aseguran que la “confesión respondía a un plan preparado por el propio Padilla” y la calificaron como “gran maniobra promocional” que “contó con el apoyo entusiasta de la gran prensa y de los hinchados egos de muchos de los intelectuales extranjeros implicados”.

Plantados en el Ministerio de Cultura

La misma intelectualidad que clama por justicia social hace oídos sordos y mira hacia otra parte mientras decenas de casos Padilla tienen lugar en Cuba hoy.  Decenas de artistas en Cuba hoy son perseguidos por los órganos de la Seguridad del Estado y la Policía. Cada cierto tiempo son detenidos, interrogados y amenazados en los calabozos de la Policía.  A algunos de estos artistas contemporáneos se les condena con causas penales inventadas como son Luis Manuel Otero Alcántara o Maikel Castillo. A otros se les destierra como si del siglo XIX se tratara mientras que algunos sufren el destierro al viajar al extranjero y se ven impedidos de reentrar en el territorio nacional por las autoridades cubanas como es el caso de la curadora de arte Anamelis Ramos. Todavía quedan otros a los que el castigo reside en no dejarlos salir del país a actividades relacionadas con su arte o en viajes personales como es el caso del poeta Ariel Maceo Telles.

Se pretende ignorar las decenas de artistas que protagonizaron un plantón delante de la sede del Ministerio de Cultura y que fueron recibidos por la represión policial y por un ministro agresivo que lanzó algunos golpes y rompió móviles. Esa misma intelectualidad que aún le hace guiños a los dictadores cubanos pretende ignorar la existencia del Decreto Ley 349, mediante el cual se pretende regular qué es considerado Arte y quién es artista, provocando miedo y ansiedad entre artistas e intelectuales comprometidos con la realidad .

Reprimidos

Volviendo al revuelo armado alrededor del documental Caso Padilla muchos hoy increpan al cineasta Pavel Giroud por no liberar todos los archivos que podría poseer para la elaboración del filme. A Pavel le cuestionan la procedencia de las cintas originales utilizadas durante la filmación y le exigen develar las fuentes. Independiente de la opinión de todos y cada uno, incluso independiente de mi opinión personal,  creo que este documental constituye un testimonio invaluable y que de una forma u otra pertenece a todos.  Creo que este filme forma parte indispensable de la necesaria escritura de la historia cubana de los últimos 64 años, tan escondida y tergiversada por los círculos de poder castristas.

Es de señalar que el acto de autoinculpacion de Padilla fue grabado expresamente para que Fidel Castro lo viera y disfrutara con la humillación del poeta. Por lo mismo es difícil que existan decenas de copias del material de archivo al alcance de cualquiera. Creo que tanto Giroud como sus fuentes testimoniales y quien le hizo llegar la preciada cinta han corrido ingentes riesgos dignos de respetar.

El propio Pavel difícilmente pueda regresar a su tierra sin el riesgo de ser detenido, interrogado, acusado y condenado en algún proceso espurio. La fuente de las cintas originales deben ser personas con accesos de gran confianza a material de archivos y por la misma razón correrían grandes riesgos de conocerse sus nombres, de hecho, estoy seguro de que la cacería de brujas para determinar la fuente de la filtración ya comenzó.

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