Reflexiones económicas y retos según los comunistas cubanos

“No se lograron los objetivos del Plan de la Economía para el 2022”, resumió Gil. “Las medidas aprobadas no han tenido el impacto necesario”. (Twitter/Partido Comunista de Cuba)

Los comunistas seguirán centrados en la lucha contra lo que denominan delitos, corrupción, las ilegalidades y las indisciplinas sociales.

Por Elias Amor Bravo (14ymedio)

HAVANA TIMES – Los comunistas cubanos son unos privilegiados. No solo porque ostentan todo el poder de la nación, sino que, hacen lo que les viene en gana, sin dar explicaciones, y después en sus congresos borran cualquier responsabilidad. Es lo que se ha visto en el reciente Buró político del comité central al pasar revista a “la implementación de las ideas, conceptos y directrices derivadas del 8vo. Congreso”. Y también a “las medidas económicas, sociales, políticas e ideológicas para enfrentar la situación actual del país”. Cualquier revisión decente de estas cuestiones, debería llevar a una asunción de responsabilidades y la toma de decisiones inmediatas para corregir errores.

Pero nadie debe esperar algo de este proceder. El partido ha hecho en materia de decisiones económicas, actuaciones como la tarea ordenamiento, que desde el 1 de enero de 2021 han alterado la vida de los cubanos, arrojándolos a una situación de miseria y pobreza difícil de encontrar en otros países. Pero nadie ha entonado responsabilidad alguna por ello. La denominada “rendición de cuentas del Buró Político al Comité Central” se acaba convirtiendo en un ejercicio de “yo no fui” que siempre suele identificar un responsable en todo lo que ocurre a la desgraciada nación antillana.

El Pleno del partido es un buen ejemplo de la correlación de personas que dirigen el país con un poder absoluto, allí junto a Díaz Canel están Esteban Lazo, Manuel Marrero, Salvador Valdés, Álvaro López Miera, en representación del ejército, y también invitados, como Ramiro Valdés y José Ramón Machado Ventura y el general, Joaquín Quinta Solá. En total 108 de los 113 miembros del comité central y dice Granma que las ausencias son justificadas. Faltaría más.

El informe del Buró Político, presentado por Morales Ojeda, es un buen ejemplo de cómo los comunistas ven la realidad y tratan de afrontarla. Es como si ellos tuvieran un tiempo histórico distinto al del conjunto de la sociedad y, en cierto modo, los problemas se ven desde arriba, como si no afectaran al partido único que solo entiende que “estamos en un escenario de progresiva complejidad socioeconómica, derivada de los efectos del bloqueo recrudecido y de las 243 medidas de la administración Trump” y en menor medida, “por el desgaste del enfrentamiento al COVID-19, las desviaciones de la Tarea Ordenamiento y la crisis económica global, agravada por el conflicto en Ucrania”.

Los comunistas añaden “a estos elementos negativos se adicionan los daños causados por los accidentes en el Hotel Saratoga, la Base de Supertanqueros de Matanzas, la devastación del huracán Ian en las provincias occidentales y la inestabilidad del Sistema Eléctrico Nacional”.

Y tras este escenario, según los comunistas, aparece “una agravada situación de carencias materiales, que incide en todos los sectores sociales y económicos del país. Subsisten el desabastecimiento y la inflación, con insuficientes resultados en las medidas adoptadas, lo que mantiene una afectación directa en la calidad de vida del pueblo”. Nadie, absolutamente nadie, es capaz de identificar en este escenario de miseria y pobreza una responsabilidad propia derivada de la implantación obligada de un modelo económico, el marxista leninista, que es el origen de la improductividad e ineficiencia general de la economía. De esto, ni se habla.

Para los comunistas, lo único importante es la ideología. Y en vez de interesarse por la mejora de las condiciones económicas de la población, alertan que “los problemas han sido utilizados de manera oportunista por el enemigo, que incrementó los planes subversivos y desestabilizadores, utilizando como punta de lanza una feroz campaña mediática, como parte de una verdadera guerra de cuarta generación o no convencional”. 

El descrédito de la clase política dirigente en Cuba tiene que ver con un creciente desapego de la sociedad que contempla que no hay medida, plan o iniciativa que salga bien. Pero los comunistas afirman que la culpa es de un “supuesto enemigo exterior” que siempre ha estado ahí, pero que ahora, cuando el fracaso del modelo económico es más evidente, aparece con más fuerza. ¿No se dan cuenta de que hay algo raro aquí?

Foto en La Habana por Juan Suárez

El Buró político destaca por encima de todo “el intenso trabajo, de extraordinario esfuerzo de los cuadros, militantes y, en especial, de nuestro pueblo, tratando de vencer cada obstáculo” lo que evidentemente es una declaración de ineficiencia, por cuanto los objetivos a pesar de ese esfuerzo no se logran. Pero es que además, se hace una declaración de ineficacia, porque se reconoce, que “no siempre se han logrado todos los resultados esperados” y anuncian que la solución pasa por “la unidad”, la eterna unidad comunista que solo contempla a una  parte de la sociedad, la comunista, como la única capacitada para afrontar los problemas. El resto de opciones, no tienen cabida en el sistema político. Y junto a la unidad, se habla de las “reservas” que nunca se acaba de entender bien qué significan.

De modo que ante un escenario como el actual, los comunistas insisten en que se tiene que avanzar  en el perfeccionamiento de los métodos y estilos de trabajo del partido, en particular, los intercambios con la población, en los centros de trabajo, en las universidades, con la militancia, de los municipios, de los cuadros, en las decisiones que adopte el Buró Político. Es decir, intercambios internos, de comunistas con comunistas, lo que blanquea cualquier estado de opinión pública  de la población e impide conocer la realidad. Es como navegar por un mar en niebla y sin brújula. Los comunistas cubanos han elegido esta vía desde hace tiempo, y así les va, al menos en materia de asuntos económicos.

Alternativamente, se dedican a controlar la academia, la ciencia y la investigación, los proyectos en los municipios y la actividad en las comunidades y la sociedad. También quieren proyectar la ideología hacia los trabajadores de la salud. No hay el menor interés en producir más y hacerlo con eficiencia. Esto es lo de menos.

Para los comunistas es prioritario “elevar la responsabilidad y la actitud de los militantes, prestando máxima atención al estado de la militancia, al crecimiento y la calidad de los nuevos ingresos”. Se han pegado un fuerte batacazo en las últimas elecciones municipales, con los más bajos niveles de participación en décadas, y temen lo que pueda ocurrir en las elecciones generales de 2023. Y lo cierto es que estas tendencias van a continuar por mucho que los comunistas toquen todas las teclas, y cuenten con el apoyo de la cúpula del ejército para seguir siendo el único partido de Cuba. 

Lo que pasa es que sin medidas económicas, sociales, políticas e ideológicas alternativas a las impuestas desde hace 63 años, no hay solución. Se vio con la tarea ordenamiento, y van camino de la máxima separación con el pueblo. Los jóvenes cubanos saben que, mucho mejor que entrar en un partido a no se sabe bien qué hacer, marcharse del país no admite comparación. Esa es la realidad.

Los comunistas seguirán centrados en la lucha contra lo que denominan delitos, corrupción, las ilegalidades y las indisciplinas sociales, sin querer reconocer que estos comportamientos tienen lugar por culpa del modelo económico existente. Y que la autonomía de la empresa estatal socialista se ha convertido en un mantra de difícil consecución, que nadie cree ya.

Tan solo Guilarte de Nacimiento habló en el cónclave comunista de la inflación, el desabastecimiento de productos básicos y el incremento de los precios. Una lástima. El tema surgió solo al final del informe y de tapadillo, a pesar de que en octubre, la inflación interanual ya se situó casi en un 40% de las más elevadas del mundo. La pérdida de poder adquisitivo de salarios y pensiones que sufren los cubanos no admite comparación a nivel mundial, y esta es herencia de los comunistas, que exigieron la puesta en marcha de la tarea ordenamiento en su anterior congreso, a pesar de todas  las advertencias. El informe del Buró político no tuvo en cuenta que la principal amenaza a los comunistas cubanos es un hijo suyo: la inflación. Seguiremos hablando de ello.

Lea más desde Cuba aquí en Havana Times