Prensa oficial descalifica a otro huelguista

Por Patricia Grogg

Balcón en La Habana. Foto: Rafique

HAVANA TIMES, 8 marzo (IPS) — El diario oficial del gobierno cubano sacó del anonimato interno al disidente Guillermo Fariñas, quien mantiene una huelga de hambre hace 13 días y rechazó exiliarse en España.

Un artículo titulado «Cuba no acepta presiones ni chantajes», publicado por el diario Granma, órgano del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC), señala que a «consecuencia de episodios sucesivos de huelgas de hambre, el organismo de Fariñas se encuentra en un proceso de deterioro notable».

Se trata de la primera referencia de la prensa estatal cubana a la situación del disidente, que comenzó un ayuno en demanda de la liberación de una veintena de presos por motivos políticos.

Las autoridades cubanas solicitaron a España acoger a Fariñas, según confirmaron a periodistas fuentes diplomáticas de esa nación europea.

Pero el activista reiteró que no declinará su ayuno y que solo aceptaría viajar a Madrid en caso de que La Habana le niegue atención médica, para continuar allí su acción.

Se supo que Fariñas fue visitado por funcionarios diplomáticos españoles a fines de la semana pasada, en su hogar en Santa Clara, distante casi 300 kilómetros de La Habana, donde lleva a cabo su huelga de hambre.

La delegación le habría pedido infructuosamente que desistiera de su ayuno para dar lugar a una negociación.

España ostenta este semestre la presidencia de la Unión Europea (UE), en cuyo seno busca consenso para eliminar la llamada «posición común» del bloque, que reclama cambios en la política cubana de derechos humanos, entre otras exigencias.

El gobierno de Raúl Castro considera que esos reclamos son una injerencia en los asuntos internos de su país.

El opositor Fariñas comenzó su ayuno hace 13 días, tras el deceso, el 23 de febrero, del preso Orlando Zapata Tamayo, quien se mantuvo más de 80 días sin ingerir alimentos en la cárcel.

Ambos casos han generado gran repercusión en el mundo, en contraste con el silencio oficial y mediático guardado dentro de Cuba.

En su versión, Granma acusó a «importantes medios occidentales de prensa», que no nombra, de «llamar la atención con la mentira prefabricada» y obviar noticias como la ayuda médica enviada a Haití o el inicio en Cuba de una campaña de vacunación que protege de la poliomielitis a más de medio millón de niños de este país caribeño.

«La manipulación es tal que reportes periodísticos llegan a plantear que el gobierno cubano ha indicado que se deje morir a este asalariado de la Sección de Intereses de Estados Unidos (SINA) en La Habana, sin apuntar ni una palabra sobre los múltiples esfuerzos de nuestros profesionales de la salud por asistir a esa persona», agregó el periódico.

El gobierno cubano considera a todos los opositores, sin distinción de tendencias o afiliaciones, «mercenarios» y «peones a sueldo» de la política hostil de Washington hacia Cuba. Por esa misma razón no acepta la existencia de «presos políticos» en las cárceles cubanas.

Granma dijo que Fariñas es un contrarrevolucionario que en 1995 agredió físicamente a una funcionaria de una institución de salud donde laboraba como psicólogo, «ocasionándole múltiples lesiones en el rostro y los brazos». Ese delito le costó una sanción de tres años de privación de libertad «sin internamiento».

Ese acto público «reveló el claro desajuste de su personalidad, y que no tenía ningún matiz político», remató el diario, y agregó que Fariñas ratificó su «naturaleza violenta» en 2002, cuando en Santa Clara, su ciudad natal, golpeó con un bastón a un anciano «que había impedido un acto terrorista», según el diario.

Por ese delito fue sancionado a cinco años y 10 meses de cárcel. En esa ocasión, Fariñas recurrió por segunda vez a la huelga de hambre y se lo trató con sueros tras presentar una «ligera deshidratación», según Granma.  Entre las demandas del opositor en ayunos realizados más tarde figura el acceso a Internet desde su hogar.

«Su hoja de servicios es amplia también en la asistencia a actividades de todo tipo de la SINA y algunas sedes diplomáticas europeas que dirigen la subversión en Cuba, de las que recibe instrucciones, dinero y abastecimientos», aseguró el diario.

Según Granma, como «consecuencia de episodios sucesivos de huelgas de hambre, el organismo de Fariñas se encuentra en un proceso de deterioro notable» y si continúa con vida «es gracias a la atención médica calificada que ha recibido sin importar su condición de mercenario».

«En este caso, no es la medicina la que debe resolver el problema intencionalmente creado con el propósito de desacreditar nuestro sistema político, sino el propio paciente y los apátridas, diplomáticos extranjeros y medios de prensa que lo manipulan. Las consecuencias serán de su entera y única responsabilidad», advirtió el periódico.

No hay antecedentes de que el gobierno cubano ceda ante este tipo de medidas, y menos si están acompañadas de un seguimiento mediático como el actual. La oposición interna actúa sin reconocimiento legal y es prácticamente desconocida por la mayoría de la población cubana.

En un comunicado hecho llegar esta tarde a la prensa extranjera, Elizardo Sánchez, portavoz de la opositora Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, aclaró que esa organización se opone «de manera enérgica y pública a las huelgas de hambre».

Días antes, el activista de derechos humanos había dicho a IPS que el huelguista estaba acompañado de un médico amigo y también había sido visitado por un galeno de su barrio. La semana pasada fue atendido por algunas horas en el hospital, tras sufrir un choque hipoglucémico.

Según Sánchez, La Habana está en la obligación de facilitar atención médica permanente a Fariñas, permitiendo su ingreso en una sala de cuidados intensivos de un hospital con los recursos apropiados.