Precario sistema de zarpe en el Caribe nicaragüense

Pobladores de Corn Island contradicen versión de Fuerza Naval sobre prohibición de zarpe a lancha que naufragó

Algunos sobrevivientes costarricenses del naufrago de una lancha en el Caribe de Nicaragua son recibidos por familiares en San Jose. Foto-: Jeffrey Arquedas/EFE
Algunos sobrevivientes costarricenses del naufrago de una lancha en el Caribe de Nicaragua son recibidos por familiares en San Jose. Foto-: Jeffrey Arquedas/EFE

 

Cinthia Membreño  (Confidencial.com.ni)

HAVANA TIMES – El naufragio que ocurrió el pasado sábado en el Caribe nicaragüense –en el que fallecieron 13 turistas costarricenses, entre ellos un menor de edad– dejó al descubierto el precario sistema de notificación de zarpes que existe en esta zona del país. Desde que el Ejército aseguró a medios de comunicación que existía una prohibición para navegar en el litoral desde el viernes 22 de Enero, afloraron versiones contradictorias sobre la veracidad de dicha medida.

En conferencia de prensa, Marvin Corrales, jefe de la Fuerza Naval, insistió en que habían suspendido los zarpes un día antes de la tragedia. “Incluso se fueron a refugiar todas las embarcaciones producto del mal tiempo imperante tanto en el Caribe Sur como en el Norte. Esto se da por la negligencia y por la actitud temeraria de estos dueños de embarcaciones que, sabiendo cómo está la situación, se prestan a realizar estos viajes a costa del riesgo que representa para estas personas”, dijo.

Florencio Castro, un costarricense que sobrevivió al naufragio, relató vía telefónica a Confidencial que las condiciones climatológicas eran normales cuando él, su esposa y la treintena de turistas que abordaron la embarcación “Reina del Caribe”, propiedad de Róger Hilario Blandón, zarpó del muelle de Big Corn Island la mañana del suceso. Asimismo, aseguró que en el hotel donde se hospedaban les dijeron que el bote contaba con los permisos correspondientes y que ninguna autoridad se acercó a ellos para impedir que navegaran de una isla a otra.

Por su parte, un habitante de Little Corn Island también afirmó que fue entre las nueve y las diez de la mañana que las mareas se agitaron por la fuerza del viento y que previo a ese momento no hubo una prohibición para zarpar. Lo que se maneja en el pueblo, dijo, es que el barco salió sin permiso de la isla grande hacia la pequeña, y que regresó de la misma manera a su punto de partida.

El coordinador del gobierno comunal de Little Corn Island, Winston Downs, expresó vía telefónica que desconocía si la panga de Blandón salió del muelle de forma ilegal o no, pero aclaró que las embarcaciones se movilizaron de una isla a otra hasta las once de la mañana y que a partir de esa hora, ya no era posible hacer traslados porque empeoró el clima. Aseveró que desde el viernes se rumoreaba que éste empeoraría, pero que la prohibición de las autoridades se dio hasta la mañana del sábado.

Miguel González, politólogo costeño y profesor de la Universidad de York (Canadá), aseguró en un artículo de opinión publicado en Confidencial que quizás Blandón no fue el único que habría transgredido la ley el sábado pasado. “La notificación de no zarpar debió ser atendida por todas las embarcaciones comerciales en Corn Island. No obstante, otras embarcaciones zarparon ese día”, puntualizó.

Lo que todavía no queda claro es si la prohibición se hizo de forma oral o escrita. Al menos en el sitio web del Ejército, no fue posible encontrar una copia de la medida de seguridad, así que Confidencial solicitó el documento a Cynthia Urrutia, miembro del departamento de Relaciones Públicas. Primero dijo que consultaría si esto era posible y, durante llamadas posteriores, notificaron que se encontraba en una reunión, por lo que no podría atendernos. También llamamos al coronel Manuel Guevara, vocero del Ejército, pero éste no respondió su teléfono celular.

Escasa presencia de autoridades

Sea cual fuere el caso, la pregunta de fondo es cómo una embarcación de índole turística logró salir del muelle sin permiso de la Fuerza Naval. Las declaraciones de habitantes del Caribe consultados por este medio reflejan algunas fallas en el sistema.

Winstown Downs, del gobierno comunal de la Little Corn Island, explicó que la Fuerza Naval no ha colocado un puesto de vigilanca en la pequeña isla y que quien tiene personal allí es la Policía Nacional. Sin embargo, un poblador de la zona asegura que estos trabajan de carácter voluntario. “Así que ni eso sirve”, lamentó el hombre.

Downs también contó que, aunque es obligatorio que las lanchas que transportan turistas cuenten con un permiso de zarpe, las autoridades no siempre están en el muelle de Big Corn porque su comando está en otro punto. “Si yo tengo mi lancha personal y quiero salir hacia la isla grande, puedo hacerlo. Si (las autoridades) no están a mi regreso, también puedo irme porque no siempre están en el muelle”, dijo.

“No sé si hubo o no conversación entre la policía y la capitanía este sábado, porque deberían coordinarse. La policía llega al muelle, pero si no tiene una orden de capitanía (Marina), no puede decir a las embarcaciones que no zarpen”, declaró.

Miguel González, quien también es profesor de la Universidad de York (Canadá), expresó que las autorizaciones de zarpe funcionan de manera “medianamente eficaz” en la Costa Caribe para asegurar el tránsito seguro entre las rutas comerciales más frecuentes. Además, opinó que los desafíos de un sistema de autorización y monitoreo de la navegación fluvial y marítima han sido evidentes en varios accidentes de altamar, relacionados a las cambiantes condiciones del tiempo.

“Sólo el año pasado las autoridades reportaron alrededor de 15 naufragios y accidentes relacionados en la Costa Caribe, la mayoría de embarcaciones de pesca artesanal, en donde perdieron la vida 25 personas, muchos de ellos indígenas Miskitu, buzos comerciales de langosta y personas en tránsito entre comunidades indígenas”, ejemplificó González, quien considera estos accidentes como “demasiado comunes”.

Entre las razones adicionales a dichos accidentes, el politólogo destaca los medios inadecuados e inseguros de transporte, la falta de regulación cuidadosa del transporte terreste, fluvial y marítimo, y la falta de “pericia” y cautela de los timoneles. “Pero de todo podrán acusar a Róger Hilario Blandón, menos de falta de pericia en la navegación marítima, pues ha cubierto esa ruta entre las dos islas del maíz durante los últimos 15 años con casi ningún percance, hasta ese ominoso sábado de vientos intensos”, manifestó.

Róger Hilario Blandón –propietario de la “Reina del Caribe”– fue presentado este lunes por la Policía Nacional como un ciudadano con antecedentes de narcotráfico, condenado a cinco años de prisión en 2003. El nicaragüense de 52 años cumplió esa condena en el sistema penitenciario de Bluefields (RAAS) y, tras sobrevivir al hundimiento de su panga, fue puesto a la orden de las autoridades para ser investigado por los delitos de homicidio imprudente y exposición de personas al peligro.

Superviviente relata tragedia

(Este video fue publicado en AmeliaRueda.com, por cortesía de 100% Noticias)

Florencio Castro, uno de los ticos sobrevivientes, relató a Confidencial que él y su esposa habían planeado viajar a Corn Island desde hace varias semanas, luego de escuchar “maravillas” de este destino turístico. Para ello, se contactaron con una touroperadora de su país que organizó un recorrido en microbús desde Costa Rica hasta Managua y luego en avión, desde la capital hasta las Islas del Maíz.

Al regreso de la estadía de tres horas en Little Corn Island, Castro notó que había vientos “raros y olas inmensas”. El turista recuerda que la punta de la lancha se elevó y cayó nuevamente al agua varias veces, mientras escuchaba a sus compañeros de viaje advertir que la lancha se volcaría. Cuando esto sucedió, el hombre hizo lo que pudo para alejarse de la embarcación. “Me impulsé, brinqué y caí como a tres metros. Me mantuve alejado de la lancha, con el chaleco puesto, y cuando todo se calmó, me acerqué nuevamente y allí me quedé”, dijo.

Según el costarricense, minutos después del naufragio arribó una lancha cuyo capitán y ayudantes rescataron a los primeros supervivientes. En condiciones adversas, con fuertes olas que alejaban la embarcación constantemente, lograron sacar del agua a una niña de cuatro años y a su padre, y luego a la veintena de personas que no murieron. Castro indicó que fue tiempo después que una lancha de la Cruz Roja acudió al rescate de los turistas.

En declaraciones a la prensa costarrincense, el presidente Luis Guillermo Solís agradeció la “rápida intervención de los pescadores” nicaragüenses que colaboraron en el rescate de los supervivientes, así como al Gobierno de Nicaragua por la solidaridad y la colaboración ofrecida posterior al naufragio.

Recuperan cuerpos de tres fallecidos

(Este video fue publicado en AmeliaRueda.com, por cortesía de 100% Noticias)

Mario Berríos, jefe de la Fuerza Naval del Caribe Sur, indicó que este lunes se desarrolló un operativo terrestre, aéreo y naval para encontrar los cuerpos de cuatro costarricenses que aún no habían sido localizados. La zona de búsqueda abarcó un triángulo formado por Monkey Point, San Juan del Norte (Greytown) y Corn Island.

Además, declaró que se sumó un avión P-3 Orion de Estados Unidos, a petición del gobierno nicaragüense. La lancha del accidente también era buscada por las autoridades, luego de que se zafara de la embarcación civil que la arrastraba hacia tierra firme, cuando atravesaban una zona de arrecifes, puntualizó Berríos.

Al finalizar la tarde, medios oficialistas informaron que las autoridades encontraron tres de los cuatro cuerpos que estaban desaparecidos. Estos se ubicaron a 70 kilómetros al Sur del sitio del naufragio y fueron entregados a la Policía Nacional para remitirlos a Medicina Legal. Todavía se mantienen las operaciones de rescate para encontrar el cuerpo de Leyner Contreras, de 13 años.

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Con información de EFE