Pese a su monopolio, la cubana Etecsa se queda sin recursos
Por primera vez en 15 años, el monopolio de telecomunicaciones no puede hacer frente a su compromiso con Nokia
Por Natalia López Moya (14ymedio)
HAVANA TIMES – Con su logotipo azul, sus oficinas climatizadas y sin competidor en el mercado nacional, la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa) vive una situación paradójica: es una de las pocas entidades nacionales que genera cuantiosos ingresos y, sin embargo, se encuentra en una situación financiera difícil.
«Estamos empatando pedazos de cables para poder solucionar las roturas», lamenta José Ángel, trabajador del monopolio estatal, una empresa que atraviesa «la peor crisis desde su creación», cuenta a 14ymedio un empleado del municipio Plaza de la Revolución. «Los jefes siguen teniendo privilegios pero nosotros estamos sin recursos para atender a los clientes».
José Ángel enumera todo lo que les falta. «No hay aparatos de telefonía fija para reponer, nos faltan las cajitas para instalar dentro de las viviendas, el suministro de cables también está teniendo muchos problemas y hasta la movilidad la tenemos afectada por falta de combustible». El rosario de penurias estimula la deserción de empleados que una vez vieron en Etecsa un lugar «cómodo y con privilegios» para trabajar.
«Esto ha cambiado mucho en los últimos años. Antes nos vendían productos a un precio preferencial, pero eso cada vez pasa menos», detalla una trabajadora de la oficina de atención al cliente ubicada en la Lonja del Comercio. «Aquí estamos un poco mejor porque este local es muy céntrico y funciona como una vidriera de exhibición, pero en los otros municipios prácticamente no pueden ni encender el aire acondicionado».
Cada quince días, Etecsa lanza una promoción de recargas con bonos extras a pagar desde el extranjero. En 2019, el licenciado en ciencias de la computación Luilver Garcés Briñas calculó que en cada una de esas ocasiones el monopolio estatal podría estar ingresando más de 7 millones de dólares desde el exterior.
Pero la mayor parte de esas divisas no se invierten en la infraestructura de telecomunicaciones. «Cerca del 90% de lo que Etecsa recauda sale de la empresa en una gran partida con concepto ‘no definido'», aclara otro empleado vinculado al área de contabilidad y que prefiere guardar el anonimato. «Con el resto de lo que queda es muy difícil mantener un servicio de calidad porque apenas se pueden hacer grandes inversiones».
La falta de liquidez empieza también a pasar factura a Etecsa ante sus inversionistas extranjeros. «Este 2022, por primera vez en 15 años, no hemos podido cumplir con nuestro compromiso financiero con Nokia», la empresa finlandesa que ha trabajado en la Isla en parte de la implementación del servicio de datos para la telefonía móvil. «Los inversionistas están como locos presionando, pero no hay dinero», advierte la contable.
«Se ha llegado a un punto en que hay que hacer una gran inversión para mejorar la conectividad, porque el cable submarino con Venezuela está ya que no da abasto», añade la fuente, que asegura que se están buscando alternativas con el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Al mismo tiempo, asevera: «Aunque se están haciendo negociaciones con México para el posible tendido de otro cable más adelante, enfrentar una obra así va a necesitar inversiones y la empresa no está ahora mismo en la posibilidad de llevarlas a cabo».
«El problema es que la telefonía móvil ha crecido muy rápido y pasamos de casi cero a acercarnos a los 8 millones de celulares que tenemos ahora mismo. Los clientes cada vez hacen más uso de los datos, bajan y suben videos, quieren hacer videollamadas y mirar películas en internet, todo eso está recargando la infraestructura que tenemos y que no está ampliándose y mejorando a la velocidad que se necesita», explica.
Las malas noticias pueden seguir acumulándose para el monopolio. Etecsa no ha actualizado la tasa de cambio entre las divisas y el peso cubano como sí lo hicieron las casas de cambio estatales desde agosto pasado. El retraso en asumir el nuevo tipo de cambio trae muchas distorsiones, entre ellas que para los emigrados está resultando más favorable enviar euros o dólares en efectivo a su familia en Cuba para que compren ellos la recarga, en lugar de pagar por el servicio desde el extranjero.
«Una recarga desde Estados Unidos cuesta entre 20 y 23 dólares y lo que reciben mis familiares en Cuba son 500 pesos de saldo fijo, más los bonos que promocione Etecsa», detalla Indira, una emigrada de la Isla que lleva unos pocos meses en Miami. «Esa misma cantidad de dinero en Cuba equivale a unos 4.200 o 4.500 pesos, suficientes para poner ocho paquetes de 500 pesos y que todavía quede dinero para un paquete de menor cuantía».