Pedro Luis Ferrer: ‘Yo no tanto como él’

Puente musical desde Cuba*

Osmel Almaguer

Pedro Luis Ferrer. Photo: Caridad

HAVANA TIMES, 2 marzo — Guitarrista, compositor y cantante de formación autodidacta. Su larga trayectoria musical, que data de principios de los 70, incluye aportes importantes a la cultura nacional, como las canciones “Mariposa,” popularizada por Miriam Ramos, “Romance de la Niña mala”, poema de su padre Raúl Ferrer; “Inseminación artificial” y “Cómo me gusta ‘hablal’ español.”

Su condición autodidacta no le ha impedido componer “obras para guitarra y otros formatos orquestales, así como preludios y fugas para piano.”

Ha realizado también trabajos musicales “para algunos documentales y filmes de la otrora Sección Fílmica de las FAR“ y  para series televisivas. Cultiva, según una acendrada tradición familiar, el verso libre y algunas formas métricas de la poesía como la décima, el soneto y la redondilla.

Aunque preocupado por toda la música popular cubana, en su obra ha prestado especial atención a la Guaracha.

Desacuerdos con la “oficialidad” cubana le han convertido en un trovador itinerante, lo que le ha llevado a realizar el grueso de sus presentaciones ante los públicos europeo y norteamericano, lo que no quiere decir que su obra no sea apreciada por el cubano, pues sucede todo lo contrario.

En los años noventa su música fue proscrita de los medios de difusión cubanos. Tiempo después en la Habana se publica, sin el consentimiento del autor, “y siendo tratado como un artista ya fallecido, un disco con material de archivo, grabaciones de los 80, bajo título de: Lo mejor de Pedro Luís Ferrer.”

“En 1999, después de más de diez años sin presentarse en grandes auditorios, ofreció dos conciertos en la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba.”

Su discografía incluye los álbumes “Pedro Luis Ferrer“ (EGREM), “Debajo de mi voz“ (EGREM), “En espuma y arena“ (EGREM), “100% cubano“ (Carapacho Productions), “Pedro Luis Ferrer“ (Caliente Records), “Rústico“ (ESCONDIDA, Ultra Records), y “Natural“ (ESCONDIDA, Ultra Records).

Yo no tanto como él 

Mi padre fue fidelista; / yo, no tanto como él. / Pero quien toque a mi padre / tiene que darme también, / tiene que darme también. / Yo, no tanto como él. / Yo, no tanto como él.

Mi padre fue comunista; / yo, no tanto como él. / Quien le ponga un dedo encima va a conocer mi carey, / va a conocer mi carey.

Mi padre fue cederista; / yo, no tanto como él. / Pero quien toque a mi padre, / tiene que darme también, / tiene que darme también.

Detesto la burocracia / que convirtió la eficacia / en un montón de desgracia. / De vanas prohibiciones / aumentaron los rencores / y mataron mil amores. / ¿Qué ha pasado con la vida,
tanta gente arrepentida, arrepentida?

Mi padre en aquel enero / no me sacó del país: / me vistió de pionero, / y me enseñó a combatir, / y me enseñó a combatir. / Yo, no tanto como él. / Yo, no tanto como él.

No voy a pedir perdón por la vida mía: / Yo soy lo que supe ser y ¡qué maravilla!, / ¡qué maravilla!

Mi padre fue fidelista; / yo, no tanto como él. / Pero quien toque a mi padre / tiene que darme también, / tiene que darme también.

Yo, no tanto como él. / Yo, tanto como él.

Tienen que darme también.

Con la sinceridad que le caracteriza, y esa claridad que sin embargo no se halla desprovista de poesía, Pedro Luis expresa esa relación que hemos padecido muchos millones de cubanos. Específicamente aquellos que nos volvimos adultos cuando ya el proceso revolucionario había comenzado su decadencia.

Aún quedaban fans de la revolución, seguidores furibundos de Fidel. Toda una generación de desbancados sociales que adquirieron un status decente en 1959, que seguían, o siguen, teniendo una gran deuda de gratitud.

Sí, porque si vamos a criticar lo malo también es justo reconocer los aspectos positivos, porque todo proceso los tiene. Y ese ha sido su punto fuerte, uno de los pilares que aún sostiene esta Revolución (el otro es el control).

Junto con esos nuevos beneficios, nuestros padres, con casi ninguna formación y ya con cierta  edad, fueron adoctrinados con un dogma del que nunca se han podido deshacer. Ese mismo dogma que intentaron a toda costa inculcarnos, pero que a medias lo lograron, y cuyos restos los nuevos tiempos se encargaron de hacer desaparecer.

No obstante, como dice Ferrer, nos queda la parte afectiva. “No pienso igual que mi padre pero con él que no se metan.” O sea, que si atacan a mi padre yo lo defiendo. Que los enemigos de mi padre son también mis enemigos.

Y entonces, caemos en la esencia de la canción, cómo las influencias afectivas actúan a veces más intensamente sobre nuestra psiquis que el más sagaz de los argumentos.
—–
*El Puente Musical Desde Cuba Desde la búsqueda constante de nuevos puentes que favorezcan la comunicación entre la gente de las diversas regiones del planeta, ha nacido este proyecto que se propone, mediante la fabulación más sencilla, hacer llegar al público interesado el mensaje que trasmiten esas  canciones cubanas que por su escaso potencial comercial y las dificultades que supone su traducción, a veces permanecen en una suerte de estancamiento comunicacional, a pesar de ser verdaderas joyas de la cultura cubana.

 

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