Ortega intenta ocultar persecución a Iglesia católica

con pasarelas y ferias de verano

El régimen de Daniel Ortega intenta imponer una narrativa de celebraciones propias de verano, mientras sostiene prohibición de procesiones de Semana Santa. En la fotografía, Camila Ortega Murillo, en una pasarela organizada por Nicaragua Diseña, en León. Foto: Presidencia

Por Confidencial

HAVANA TIMES – Una pasarela de moda fue el evento elegido para inaugurar el remodelado mirador Las Peñitas, en León, el pasado sábado 18 de marzo de 2023. La actividad estuvo liderada por Camila Ortega Murillo, hija de la pareja presidencial, y jefa de la plataforma de moda, Nicaragua Diseña. Su desfile fue una de las casi 9000 actividades que según el régimen orteguista desarrolló este fin de semana, en un intento de “imponer su normalidad”, mientras prohíbe las procesiones de Semana Santa y persigue a la Iglesia católica.

El opositor Juan Diego Barberena considera que la dictadura intenta mostrar la “realidad en la que orbita”. Esta se caracteriza por destacar a una población que se divierte previo a Semana Santa, una Policía que garantiza su seguridad, y al aumento del turismo.

Ese discurso se evidencia en la maquinaria de medios de propaganda del régimen, que han centrado su cobertura en el mantenimiento de carreteras que conducen a playas en el Pacífico nicaragüense, la realización de festivales de verano, actividades gastronómicas y la inauguración de atractivos turísticos.

Contrario a años anteriores, el régimen ha mantenido silencio sobre las procesiones religiosas tradicionales previas a la Semana Santa (2-9 de abril, en 2023) incluidos, los viacrucis, que eran destacados por la vicepresidenta, Rosario Murillo, en sus alocuciones diarias. Este viernes, Murillo se refirió a “más de 500 actividades tradicionales religiosas”, que se desarrollan “alrededor de los santos patronos”. Habló de 24 corridas de toros, 23 fiestas patronales y 14 desfiles hípicos.

Es recurrente que en las celebraciones alrededor de un santo patrono, las alcaldías sandinistas se apropien del liderazgo de las actividades paralelas a la celebración religiosa. Desde mediados de 2022, la dictadura empezó a prohibir procesiones y al inicio de este año, canceló cualquier actividad religiosa propia de Semana Santa, sometiendo a los feligreses católicos a recordar la muerte y resurrección de Cristo dentro de los templos.

En la planificación, denominada “Veranos de amor 2023” de las diferentes entidades estatales, tampoco aparece la cobertura de actividades religiosas, pese a que es uno de los principales atractivos para turistas nacionales e internacionales.

Una nueva forma de vivir la Semana Santa

La prohibición de las procesiones es una de los más recientes ataques del régimen de Daniel Ortega contra la Iglesia católica, cuyos feligreses temen arrecien, después que el papa Francisco, calificó al régimen de Daniel Ortega como una “dictadura hitleriana”.

Para la investigadora y abogada, Martha Patricia Molina, los católicos están llamados a ejercer una práctica distinta en sus actividades religiosas, sin perder la esencia de la fe y del amor a Dios. “Los viacrucis no han dejado de ser concurridos solo por las prohibiciones de la dictadura, el pueblo está asistiendo a las iglesias para participar activamente”, expresó.

“La dictadura pretende jugar con la fe del pueblo católico, que en ningún momento se reduce a los actos meramente de piedad popular”, sostuvo Molina. Agregó que “la dictadura demuestra odio únicamente con el pueblo católico”, ya que sigue permitiendo y apoya las actividades de las iglesias evangélicas.

Policía vigilará “procesiones”

En el lanzamiento del Plan Verano, el 3 de marzo pasado, el comisionado general, Pedro Rodríguez Argueta, informó que 14000 policías trabajarán durante la Semana Mayor. Aseguró que garantizarán “la seguridad de las procesiones religiosas, playas y balnearios”.

Tomando en cuenta actuaciones policiales anteriores, como en Masaya, cuando se desplegó un operativo desmedido para impedir que los fieles sacaran a San Sebastián en procesión, es probable que la presencia de uniformados en torno a las iglesias tenga el mismo objetivo: intimidar a los católicos.

En múltiples ocasiones diversos sacerdotes han confirmado que la Policía vigila los templos, a ellos mismos y la homilía que comparten con la población.

Por otro lado, Molina no descarta que en algunas comunidades el régimen usurpe el rol de la Iglesia católica, realizando supuestos actos religiosos. Esto fue evidente durante la pandemia de la covid19, cuando la Iglesia decidió suspender procesiones para evitar el contagio masivo del virus, pero el Gobierno insistía en mantener su normalidad y buscó réplicas de imágenes para sacarlos en procesión.

Eso “lo hacen para provocar y aparentar que Nicaragua es un país donde impera la normalidad”, expresó Molina, quien documentó 396 ataques del régimen de Ortega contra la Iglesia en los últimos cuatro años.

1.82 millones de turistas en 2023

Por su parte, el Instituto Nicaragüense de Turismo (Intur) busca desesperadamente recuperar el turismo, lastrado por la represión orteguista contra la Rebelión Cívica de abril de 2018 y el posterior embate de la covid19.

La meta de este año es recibir 1.82 millones de turistas, pese a que entre 2018 y 2022 recibió un promedio de 475 000 turistas anuales. Las cifras fueron cuestionadas por emprendedores turísticos y economistas que ven un exagerado optimismo de las proyecciones oficiales.

La Semana Santa, fiestas patrias y fin de año son temporadas altas, que ayudan a recuperar el turismo. Sin embargo, el sector reclama más inversión para alcanzar los niveles de 2017. Eso implica la desaparición del estado policial de facto, ya que ningún turista quiere estar en un sitio con restricciones

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