Ortega espera que el mundo se olvide de Nicaragua

Apuesta a la insignificancia geopolítica del segundo país más pobre de América

Varias personas prenden velas junto a afiches en una vigilia por la liberación de los presos políticos, el 3 de octubre en la Catedral de Managua. Foto: EFE

“Él sabe que muchos nicaragüenses están desilusionados y muy frustrados… Todo eso beneficia a Ortega”, advierte excanciller Francisco Aguirre Sacasa

Por Iván Olivares  (Confidencial)

HAVANA TIMES — Junto con la política de normalización que el régimen Ortega Murillo trata de imponer dentro del país, habría también una de normalización a escala internacional, en la que la meta sería lograr que el mundo –en especial América– se olvide de la tragedia y la crisis en Nicaragua, estima el excanciller Francisco Aguirre Sacasa, quien al detallar el componente interno de esa estrategia, refirió el hecho que Ortega se ha percatado que en Nicaragua hay un agotamiento con la extensión de la crisis.

“Él sabe que muchos nicaragüenses están desilusionados y muy frustrados, porque después de tanto tiempo y de tanto diálogo no hemos logrado prácticamente ningún progreso en lo más importante en todo este asunto, que son las reformas electorales”, explicó en entrevista en el programa Esta Semana.

 

Por su parte, el componente externo de esa estrategia incluye la esperanza de Daniel Ortega de que “la insignificancia de Nicaragua”, a escala internacional, haga que el concierto de las naciones siga adelante, y se olvide de la nación más pobre de tierra firme americana.

Lejos actuar con menosprecio, el diplomático se refiere al hecho que Nicaragua “es un país muy pequeño, sin un gran valor geopolítico para nadie -con excepción de los vecinos que tienen fronteras con nosotros- de modo que [él piensa que], manteniendo un perfil relativamente bajo, vendiendo la idea que en Nicaragua todo se ha normalizado, esta tempestad podría pasar”, explicó.

“Yo creo que se ha institucionalizado esta crisis, es decir, la gente [dentro y fuera del país] se ha acostumbrado a que hay una crisis en Nicaragua, y que está pasando por un proceso muy lento”, añadió.

“Todo eso beneficia a Ortega para seguir en línea con su objetivo de continuar consolidando un Estado con un partido y una familia… más o menos el mismo modelo que establecieron los Castro en Cuba, hace 60 años. Me parece que él cree que, con el tiempo y los imponderables, podrá resistir más que la comunidad internacional”, ilustró el diplomático.

Las esperanzas del dictador se refuerzan con la actitud dubitativa de más de una decena de naciones del continente, que parecen decididas a no condenar a Ortega, sin importar la abundante documentación que prueba la comisión de delitos de lesa humanidad, y cómo su gobierno ha conculcado los derechos de los nicaragüenses.

¿Y si faltaran votos?

“Mi preocupación de fondo en todo esto, es que los países democráticos no creen que van a lograr los 24 votos (dos terceras partes partes) que se necesitan para suspender a un país”, aplicándole la Carta Democrática Interamericana, confesó Aguirre.

De suceder eso, el también exdiputado cree que lo siguiente que haría Ortega es “retomar la idea de un diálogo bilateral entre él y la OEA como para apaciguar las aguas en las capitales de los países que han estado clamando por la restauración de la democracia”.

En vez de eso, vislumbra que la respuesta de la comunidad internacional, sería “una nueva ola de sanciones que, en el caso de Canadá y Estados Unidos serán totalmente sincronizadas. Sabemos también que los cancilleres de la Unión Europea se van a reunir este mes” para analizar un esquema que ya está elaborado, y que podría resultar en nuevas sanciones.

El excanciller de la República, Francisco Aguirre Sacasa. Foto: Carlos Herrera | Confidencial.

Su duda es “qué tipo de sanciones podrían ser: ¿seguirán siendo sanciones teledirigidas con personas del círculo cercano de El Carmen, o serán más amplias que terminen causando daños colaterales al conjunto de la economía?”, exteriorizó.

Siendo que “la causa de esta crisis económica es el estancamiento político en que nos encontramos”, Aguirre Sacasa opina que “tiene que reinar una cierta madurez, paciencia, humildad de todos los lados, para que podamos buscar una solución negociada, porque de lo contrario, será muy difícil que nuestra economía vuelva a crecer”.

El exmiembro de la Comisión Económica de la Asamblea Nacional señala que “no estamos en la misma situación de Venezuela, pero de no cambiar la situación actual, seguiremos perdiendo terreno”.

“Ya tenemos la economía más pequeña de Latinoamérica, y seguimos teniendo la segunda más pobre en ingreso per cápita. Solo Haití está peor que nosotros, pero Haití por lo menos crece un poco, (1.5% en 2018) mientras que nosotros estamos con un crecimiento negativo, y viendo cómo se contrae más nuestra economía”, recalcó.

“Muchas veces escuchamos hablar que en nuestro país la economía se ha contraído 10% en dos años; que la construcción está totalmente en cero; que no se están vendiendo carros, y que el turismo está en cero también”, enumeró.

“Esa realidad económica tiene abatido al sector privado, y no solo al grande, sino que también al mediano y al pequeño: banqueros, pulperos… al negocio que funciona en el mercado Oriental como al que opera en Galerías. “Es una crisis que tiene muy desanimado al pueblo nicaragüense”, observó.

Daniel Ortega, la OEA y la crisis en Nicaragua

Como observador de la situación del país, y conocedor de los entresijos de la diplomacia internacional, Aguirre Sacasa se pregunta si la Comisión de Alto Nivel que creó la Organización de Estados Americanos para preparar un informe sobre Nicaragua, logrará algún avance significativo que presione a Ortega a dialogar.

“Yo tenía la esperanza que el gobierno de Nicaragua aceptaría la entrada de la Comisión para ofrecer sus buenos oficios y buscar una salida a esta crisis, pero cuando Daniel Ortega se rehusó… mandó un mensaje muy poderoso a la OEA y a los países democráticos”, sobre todo a Estados Unidos, Argentina, Jamaica, Canadá y Paraguay, que integran la Comisión.

“Ese mensaje dice que él no está interesado en participar en una mediación entre la oposición y el Gobierno, para buscar una salida a la crisis que agobia Nicaragua desde hace más de 18 meses”, aun cuando hace tres meses que los cancilleres del continente se reunieron en Medellín para mandatar la creación de esta Comisión, y ver si así se destraba la crisis que vive el país, detalló.