Nueva protestas en La Habana y cortan el internet de nuevo

Protestas continúan en La Habana por la falta de energía eléctrica. Captura de pantalla: New York TImes

«Esos reclamos los consideramos justos», declaró el presidente del Consejo de Defensa Provincial sobre protestas del jueves

Por Juan Izquierdo (14ymedio)

HAVANA TIMES – Por segundo día consecutivo, vecinos de numerosos barrios de La Habana se echaron a la calle durante todo el día y parte de la tarde-noche de este viernes impidiendo en muchos lugares el tránsito y en respuesta el régimen volvió a cortar el acceso a internet. En algunas vías, incluso, han hecho cordones humanos para cerrar avenidas importantes, como en Cerro.

«Además de la gente tomada de las manos, han puesto sogas en las esquinas de la Calzada el Cerro desde Tejas hasta Patria, que son unas cuantas cuadras», contó una fuente desde el lugar.

Las protestas iniciaron en la mañana en La Palma y en Calzada de Bejucal, en el municipio de Arroyo Naranjo, y luego se sumó  Puentes Grandes, en Playa, donde no tienen luz desde hace 72 horas.

Varios videos que circulan en las redes sociales muestran una multitud en Arroyo Naranjo con cacerolas y exigiendo a gritos que el Gobierno resuelva la crisis energética que enfrenta el país. «Bloquearon la calle para que no pasen», dice una mujer que graba la protesta. «¡Abajo la dictadura, basta ya!», grita, mientras se une a los manifestantes. Junto a la multitud hay varios policías sin atreverse a intervenir.

También varias madres con sus hijos salieron a protestar y prohibieron el paso vehicular en la tarde en un tramo de la Autopista Nacional conocido como Primer Anillo de La Habana. Algunos videos y fotos compartidos en redes registraron el momento donde se ve a uniformados tratando de convencer a los manifestantes de que permitieran el paso. En medio de la vía habían colocado palos y piedras.

El paso del huracán Ian, el colapso del Sistema Eléctrico Nacional y el desabastecimiento creciente han lanzado a los cubanos a una nueva ola de manifestaciones. Durante la tarde-noche de este jueves se manifestaron los vecinos de varios municipios de La Habana, incluyendo Cerro, San Miguel del Padrón y Arroyo Naranjo.

Quienes han podido cargar sus móviles y grabar las protestas intentan no enfocar directamente los rostros de las personas, puesto que la Policía utiliza esas grabaciones, posteriormente, para identificarlos y apresarlos, como ya ocurrió el 11J.

En Cerro varias personas se toman de las manos en medio de la calle para impedir el tránsito vehicular. (Facebook)

En cuanto a la interrupción de internet tras las protestas, a partir de las 20:00 horas de este jueves, este diario pidió explicaciones a Etecsa. La respuesta de la operadora fue que el servicio «está interrumpido a nivel nacional», y que se trabaja para solucionar la «dificultad». Sobre las causas de la interrupción, contestó tajante que «no podría dar esa información».

Este jueves, algunos funcionarios del Consejo de Defensa Provincial (CDP) intentaron aplacar a la multitud con la retórica habitual del Gobierno. Uno de estos episodios se dio en un barrio habanero, donde una mujer interrumpió a una dirigente, vestida de militar: «Yo no creo en ustedes». Junto a ella, una señora mayor espetó a la uniformada: «Yo soy materialista, yo no soy idealista, yo creo en lo que veo; si en 72 horas no han hecho nada, yo tengo que decir que no se hace nada». Las palabras fueron acogidas con aplausos por los presentes.

Otro funcionario, que intentaba «explicar la situación», también era increpado por los presentes: «¿Por qué no cogen el combustible de las patrullas y lo utilizan para los carros de la empresa eléctrica?».

El propio presidente del CDP, Luis Antonio Torres Iríbar, reconoció este viernes que durante la noche «tuvimos que enfrentar situaciones aisladas en la provincia, donde hubo reclamos populares ante la situación del agua, ante la situación de la electricidad, ante la pérdida de los alimentos por falta de fluido eléctrico», y concedió: «Esos reclamos los consideramos justos».

«Yo creo que protestar es un derecho, pero es un derecho cuando los responsables del Estado y el Gobierno están dejando de hacer lo que les compete», afirmó el funcionario, y acto seguido, justificó: «Pero en las condiciones que estamos hablando, las protestas de ayer, en vez de ayudar, frenan el cumplimiento de esa misión y de ese deseo que tenemos nosotros de en el menor tiempo posible tener la recuperación total».

Tres días después del impacto del ciclón, la falta de electricidad afecta sobre todo a la poca comida almacenada en los refrigeradores. Algunos lograron congelar algunos pomos de agua para mantener la temperatura baja dentro del aparato, pero ya el hielo se derritió y los alimentos amenazan con descomponerse.

Esto ha conducido a la apremiante necesidad de consumir las reservas de carne, leche y otros productos. Incluso si se recuperara la electricidad en las próximas horas, conseguir comida será el reto más duro para la población en un país que, antes del huracán, ya presentaba un desabastecimiento alarmante.

Mientras tanto, el Gobierno ha movilizado a sus fuerzas policiales y militares, lo cual ha dejado «desprotegidos» varios puntos que las autoridades consideran clave, como las bodegas. En estos establecimientos, así como en almacenes u otros depósitos de alimentos, la Policía ha colocado a «colaboradores» poco discretos, a menudo jóvenes en edad militar, para que monten guardia.

Según el diario oficialista Tribuna de La Habana, el Ministerio de Comercio Interior notificó que más de 700 «objetivos económicos» fueron dañados por el huracán Ian en el occidente de la Isla, lo cual incluye bodegas, restaurantes, almacenes y tiendas de materiales constructivos. Derrumbes, techos caídos e inutilización de las estructuras son algunas de las afectaciones más graves, junto con la pérdida de los productos.

El Gobierno ha asegurado que prioriza «mantener ofertas de alimentos elaborados con destino a la población evacuada», que están limitados en la «cocción de los alimentos». Olvida, sin embargo, que el resto del país se enfrenta a esas mismas limitaciones para conservar y cocinar los productos sin electricidad.

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