Nicaragua: “Esconden” a los presos políticos de El Chipote
Los reos de conciencia cumplen 47 días desde la última visita de sus familiares, que temen por la salud de los cuatro prisioneros en huelga de hambre
HAVANA TIMES – Desde hace 47 días los presos políticos detenidos en la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocida como El Chipote, permanecen totalmente incomunicados con sus parientes. Esta es la tercera vez que el régimen de Daniel Ortega somete a los reos de conciencia y a sus familias a un período mayor a 45 días sin visitas, lo que provoca angustia y zozobra. Esta vez la situación se ve agravada por la huelga de hambre que sostienen cuatro presos políticos, que ya presentaban cuadros de desnutrición.
Los familiares de los presos políticos han demandado la calendarización de las visitas en cumplimiento a lo establecido en la legislación nicaragüense, que determina encuentros cada ocho, 15 y 21 días, pero el régimen se ha negado. En más de 15 meses de encierro, las diez visitas otorgadas a los familiares han sido establecidas discrecionalmente en un periodo de 40 días, por esa razón, los parientes esperaban que los convocaran desde el fin de semana pasado, pero no ocurrió. Varios consultan cada vez que llegan a dejar agua a la DAJ, pero no obtienen respuestas.
“No tenemos idea de cómo están”, sobre todo después del paso del huracán Julia, advierte Ana Lucía Álvarez, hermana de Támara Dávila y sobrina Ana Margarita Vijil; ambas presas políticas. Destacó que en varias celdas de El Chipote se filtra agua, lo provoca una excesiva humedad.
“Ha sido un martirio. Es parte de la tortura esta situación de incomunicación, de no saber, de incertidumbre de cuándo les vamos a ver, de cómo están, de cómo ha sido la huelga de hambre, cómo están a partir de ese proceso. Es parte de las arbitrariedades y las violaciones a los derechos humanos de nuestros familiares y nuestros también”, expresó Álvarez.
Los familiares desconocen cuáles son las razones por las que el régimen no ha permitido que vean a los presos políticos. Algunos consideran que podría ser en represalia a la huelga de hambre iniciada por Miguel Mendoza y Róger Reyes, quienes exigen ver a sus hijas, y Dora María Téllez e Irving Larios en demanda del cese del sistema de torturas.
Unos familiares temen que los presos políticos estén enfermos y por eso los están ocultando. No hay información oficial.
Un pariente de preso político en El Chipote y que accedió hablar bajo anonimato consideró que esta larga espera de visitas puede estar relacionado al inicio de los procesos jurídicos contra los más recientes reos de conciencia, y quizás, por esa razón las retrasaron.
Tampoco descartó que sea consecuencia del discurso confrontativo que han mantenido Daniel Ortega y Rosario Murillo contra la comunidad internacional y mucho más, tras la resolución de la Asamblea General de cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA) el pasado viernes 7 de octubre, demandando la libertad inmediata de todos los presos políticos.
Persisten en huelga de hambre
Margin Pozo, esposa de Mendoza, comentó que no ha dormido por la incertidumbre y la zozobra de no saber nada de Miguel, quien al ser diabético y someterse a una huelga de hambre compromete su salud. Además, le preocupa la salud de su pequeña Alejandra, quien se enfermó por sexta vez en menos de tres meses y cuya causa, según especialistas, remiten a un problema emocional.
“Es la zozobra y la angustia que pasamos los familiares todos los días. Yo voy diario a dejar agua a las 6:00 a.m. y yo no paso de recepción. Para mí es muy difícil estar a pocas cuadras de donde está Miguel y no poder verlo. Esa es una tortura psicológica para mí”, expresó Pozo.
La también periodista aseguró que el cronista es una persona de palabra y no va a desistir de la huelga de hambre hasta que le permitan ver a su hija. “Me están privando de pasar con ella los mejores momentos. Ese año que no voy a estar con ella no me lo van a reponer. Es un año que no voy a estar con mi hija en su vida”, le dijo Miguel a su esposa antes de someterse a la privación de alimentos.
Fernanda Guevara, esposa de Reyes, tampoco ha logrado conciliar el sueño. Se siente ansiosa por no saber nada del también abogado. La incomunicación genera mucha angustia y aunque Guevara tiene esperanzas que este fin de semana los convoquen a visitas, también es consciente que la otra posibilidad es que pasen otros 20 días sin verlos.
“La angustia se acumula de no saber que tu pariente no come bien, y que ahora no está comiendo del todo, todo eso ha traído mucha angustia”, expresó Guevara, quien aseguró que Reyes se mostró muy convencido de su esfuerzo para volver a ver a sus hijas.
Los familiares de la presa política Suyen Barahona han mantenido la campaña denominada “una llamada para Suyen”, demandando le permitan comunicarse con su pequeño hijo, con quien no habla desde hace más de 15 meses. César Dubois, esposo de Barahona, dijo que están preocupados porque si bien no se cumplía a cabalidad el patrón de visitas cada 40 días era un estimado que se había mantenido en las últimas ocasiones.
“Desconocemos cuáles son las razones por las cuales el Gobierno no ha permitido las visitas que corresponde”, subrayó Dubois.
“Nos duele ver toda esta situación”, manifestó Norma Vega, esposa del preso político Pedro Vásquez. Ella ha preguntado en varias ocasiones en El Chipote sobre las visitas, pero no le dicen nada, por lo que teme que “algo extraño esté pasando”.
Los 27 presos políticos que permanecen condenados con penas de entre siete y trece años de cárcel, incomunicados y sufriendo torturas en El Chipote lograron ver a sus familiares cerca de 95 días después que fueron capturados, a finales de mayo e inicios de junio, y posteriormente, la segunda espera más larga para visitas ocurrió en el primer trimestre de este año, después de 55 días de zozobra y la más reciente acumula 47 días.
Daniel Ortega mantiene en prisión a más de 200 reos de conciencia en los diferentes penales del país. Desde el 26 de septiembre un grupo de 20 presos políticos de La Modelo también inició una huelga de hambre indefinida, demandando “libertad inmediata y sin condiciones” y, mientras eso ocurre, mejores condiciones carcelarias. Eso ha provocado represalias por parte de las autoridades carcelarias, que han realizado requisas abusivas y los han amenazado con traslados a celdas de máxima seguridad, según confirmó CONFIDENCIAL días atrás.