Neurocirujano sale de Nicaragua tras agresión en su contra

El neurocirujano Jairo Gutiérrez. Foto: Cortesía

El médico Jairo Gutiérrez ha atendido a víctimas de la represión, entre ellos a Justo Rodríguez, entregado a su familia en malas condiciones en 2021

Por Octavio Enríquez (Confidencial)      

HAVANA TIMES – El neurocirujano Jairo Gutiérrez, uno de los médicos que ha atendido silenciosamente a las víctimas de la represión desde 2018 —desafiando con su trabajo al régimen de Daniel Ortega—, se exilió para resguardarse después de una brutal agresión el pasado 5 de febrero en Managua, que se sumó a años de amenazas, expresadas en las redes sociales o advertencias escritas en las paredes de una de sus fincas en Carazo.

Según Gutiérrez —quien no quiso dar mayores detalles de su salida de Nicaragua—, el 5 de febrero se detuvo en una farmacia para hacer unas compras, cuando iba de regreso a su casa en la capital, luego de una jornada de trabajo; entonces tres individuos desconocidos lo agredieron causándole una herida en su ceja derecha, la que ameritó cinco puntadas.

Gutiérrez dijo que uno de los agresores se paró frente a la puerta delantera de su vehículo, sin decirle absolutamente nada. El médico pensó que se trataba de un asalto, intentó dar la vuelta al vehículo para evitarlo, pero fue atacado por la espalda. El primero agredió, luego siguieron los otros dos. Los agresores se frenaron hasta que un muchacho, conductor de una caponera, los encaró y les dijo: “¿Qué pasó ahí?”.

“Pasó otro caponero y se llevó (a los agresores)”, explicó Gutiérrez desde el exilio, quien agregó que acudió a la Policía a denunciar su caso, pero no recibió ninguna respuesta.

Desde la crisis política surgida en 2018, el especialista ha sido objeto de amenazas en las redes sociales, obligándolo incluso a cerrar su cuenta en Facebook.

Además, en una de sus fincas y en una casa en Diriamba, del departamento de Carazo, fanáticos del partido de Gobierno le escribieron insultos calificándolo de “golpista”, “tranquero”, “PLOMO”, “te vamos a matar, sabemos dónde vivís”.

“No sigo a ninguna persona política. Siempre el que me ha buscado y necesita ayuda, lo he apoyado independientemente quién sea. No es mi labor decir a vos que no te veo, porque sos tal cosa. Siempre he sido bien neutral en ese sentido”, explicó Gutiérrez, que tiene 19 años de ser médico, ocho de los cuales ha ejercido como especialista.

Uno de los casos más sonados de expresos políticos deteriorados en su condición de salud, y que fueron atendidos por el especialista, fue Justo Rodríguez, quien fue entregado a su familia en Ometepe en terribles condiciones, luego de ocho meses de encierro a inicios de 2021. Tenía una herida que no sabía con qué lo habían golpeado. Para Gutiérrez fueron increíbles las condiciones deplorables que no ha logrado superar el señor.

Para el neurocirujano, el sistema de Salud de Nicaragua se ha parcializado y quebrantado el principio de que se debe garantizar el bienestar y la vida de los individuos, independientemente de la raza, color, sexo u orientación política. Esto se evidencia en que víctimas de la represión o reos políticos “no pueden ser atendidos en las unidades de salud específicas y deben acudir a médicos como nosotros, que los hemos apoyado para que sean auxiliados por dolores crónicos y sus afectaciones”.

Persecución a médicos independientes

Gutiérrez subrayó que los médicos independientes están vetados por completo en el Ministerio de Salud (Minsa). La Unidad Médica Nicaragüense (UMN), una asociación independiente de la que forma parte Gutiérrez, calcula que 459 trabajadores sanitarios han sido despedidos desde 2018, por atender a opositores, a los que deben sumarse otros 57 empleados que criticaron al Minsa por su labor de ocultamiento de la pandemia del Covid-19.

De acuerdo con una investigación de CONFIDENCIAL, publicada el 6 de marzo pasado, 14 815 nicaragüenses fallecieron producto de la pandemia entre marzo de 2020 y diciembre de 2021, a pesar de que las autoridades reconocen oficialmente solo 218 fallecidos, según un análisis realizado a partir del mapa de datos de salud del Minsa.

“Es algo triste, porque prácticamente se trata de pervertir la profesión médica y subordinarse al poder político, obligándolos a reproducir una ideología”, comentó otro médico bajo condición de anonimato para evitar represalias estatales en su contra.

La abogada Yonarqui Martínez, una de las más conocidas defensoras de presos políticos en Nicaragua, dijo en su cuenta de Twitter que el trabajo del doctor Gutiérrez no constituye ningún delito y que el incidente fue un atentado contra su vida.

El neurocirujano reconoció que tiene “un mar de confusión” sobre lo que hará en el exilio, y sostuvo que inicialmente lo que hizo fue salvaguardar su vida por instinto, aunque “obviamente está difícil que regrese a Nicaragua”.

“Si regreso quién sabe qué me va a suceder”, aseguró.

“Espero que un día nos despertemos de esta pesadilla. El problema es que estamos bajo un sistema que ha fomentado el miedo entre todos nosotros. Estoy largo y me da miedo hablar, no solo por mí, sino por lo que puede pasar allá. Eso no debería ser así. Todos somos libres de expresar lo que queremos, sobre todo cuando hay injusticia. Sistemas como este que existe en nuestro país, no deberían de existir”, afirmó Gutiérrez, quien sostiene que los nicaragüenses sobreviven a un “Estado fallido”.

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