Mujeres al ring en Cuba

Por Ronal Quiñones

Namibia Flores
Namibia Flores. Tomada de www.boxeadorathemovie.com , un documental que le hizo la BBC

HAVANA TIMES — La emblemática Arena Trejo, de donde salieron casi todos los campeones del boxeo profesional en Cuba durante el pasado siglo, la misma que no quiso dejar de visitar en su brevísima estancia en la Isla el gran Floyd Mayweather jr., tiene desde hace tiempo entre sus habituales inquilinos a mujeres, que sueñan con poder competir oficialmente a nivel internacional.

La pionera fue Namibia Flores, extaekwondoca que practicaba con hombres desde hace casi una década, en espera de la aprobación que nunca llegó. Hoy con 40 años y un poco pasada de los 54 kilogramos que exhibió mientras esperaba por el permiso oficial, ya no puede escalar el cuadrilátero, por cuestiones médicas, en eventos organizados por la Asociación Internacional de Boxeo (AIBA).

Esta muchacha fue tan consecuente con su país que hace unos meses pidió una carta a la Federación Cubana para que le permitieran boxear en Estados Unidos a nivel profesional. “Nosotros, por supuesto, se la dimos, porque se merece cumplir su sueño, aunque de todas maneras no la necesitaba, porque no le hubiéramos puesto reparos”, aseguró a este redactor una fuente de la Comisión Cubana de Boxeo que prefirió el anonimato.

Con una frustración poco disimulada al ser vencida por la edad, Flores reconoce que ahora solamente le queda “servir de ejemplo a las muchachas que vienen detrás”.

“Nunca vi más peligro para las mujeres que para los hombres, y mira que boxeé con unos cuantos. Utilizaba el boxeo para soltar la energía negativa que me afectaba en la casa, el trabajo o el día a día”, dice.

Su historia fue contada en un documental de 16 minutos producido por la BBC británica, que refleja el sacrificio de la cubana que durante ocho años estuvo entrenando, pero no pudo competir en eventos oficiales. Visitó Estados Unidos para presentar la obra en 2015 y recibió propuestas para boxear profesionalmente, pero todas las rechazó. “Yo donde aprendí el boxeo es aquí”, indica a modo de explicación la chica oriunda de Cárdenas, Matanzas, pero establecida en el reparto habanero de Santos Suárez. En la actualidad no le queda más remedio que conformarse con trasmitir sus ganas a otras muchachas, y se consideraría muy afortunada si pudiera integrar en el futuro el cuerpo técnico de un hipotético plantel femenino cubano.

Jóvenes boxeadoras en Villa Clara
Jóvenes boxeadoras en Villa Clara.  Foto: www.vanguardia.cu

Al frente del gimnasio en la Arena Trejo está el bicampeón olímpico Héctor Vinent, quien se muestra confiado en poder sacar campeonas mundiales, si se lo permiten. “Cuba es una tierra de boxeadores, y yo estoy seguro de que nuestras muchachas con buena preparación le ganan a cualquiera. Ahora mismo son unas cuantas, porque no se le ha dado luz verde. Cuando eso se dé, se van a multiplicar y podremos aportar medallas en todos los torneos”, asegura.

Infelizmente, en nuestra visita fuimos bien atendidos, pero cuando tratamos de conseguir imágenes se nos prohibió, muestra de que sigue siendo algo menos que legal esta práctica.

Al respecto, Havana Times conversó con Alberto Puig, presidente de la Federación Cubana de Boxeo, quien reitera que el ingreso oficial de las mujeres sigue “en estudio”.

“El boxeo femenino se sigue evaluando, y pienso que pronto se tome una decisión al respecto. El deporte es un derecho del pueblo, y por eso les permitimos que entrenen y participen en las áreas deportivas, lo que pasa es que no se ha organizado un sistema de competencias para las mujeres, pero no se le ha quitado ese derecho y, de hecho, tenemos conocimiento de que existen y se ha incrementado últimamente su presencia.”

La aprobación parece inminente, pues en la venidera Serie Mundial comenzarán a boxear féminas en los carteles, y eso influirá en los resultados de cada franquicia como si fuera un hombre.

“Entran las mujeres”, explica Puig. “En cada tope bilateral habrá 10 categorías de hombres y dos de mujeres, o sea, en el C-1 (49, 56, 64, 75 y 91 kilogramos) se incluye una, y en el C-2 (52, 60, 69, 81 y más de 91) la otra. Todavía se discute cuáles serían las categorías de peso para ellas, y eso se aprobará en Uzbekistán, porque actualmente son tres las divisiones olímpicas (51, 60 y 75), y habría que dejar una fuera o poner dos intermedias. Cuba en el caso de la Serie Mundial lo que quiere es potenciar la calidad, quizás menos franquicias que en las ediciones más recientes, pero con más calidad.”

Es notable este cambio de actitud, cuando se trata de la misma persona que años atrás decía que “no es algo adecuado o lindo en nuestras mujeres”.

Ese criterio sigue afectando en buena parte de la población cubana, por los prejuicios y estereotipos de género existentes por décadas, pero como ocurrió en el resto de los deportes, como el levantamiento de pesas, la realidad seguramente termina por imponerse. Lo que sucede es que tanto en las pesas como en la lucha, Cuba perdió demasiado tiempo con respecto al resto del mundo, y todavía paga las consecuencias; en el boxeo debe suceder lo mismo.

Muchos especialistas consideran que esta disciplina es menos peligrosa que el mismo taekwondo, pues las mujeres pelean con cabeceras, protección bucal y de los senos, pero el estigma sigue afectando.

La práctica del boxeo femenino en Cuba no se limita a La Habana, pues el reportaje investigativo Ellas desde la esquina, publicado en el periódico Vanguardia, de Villa Clara, reveló que cinco jóvenes extaekwondocas entrenan en esa provincia.

“La Comisión Nacional nos dijo que fuéramos enseñando a las muchachitas que tuvieran interés en el boxeo, aunque no se había aprobado nada aún”, afirmó en el citado trabajo Jesús Pérez, entrenador de la Escuela de Iniciación Deportiva Héctor Ruiz.

El primer Campeonato Mundial de Boxeo femenino organizado por la AIBA se efectuó en Scranton 2001, Estados Unidos, en Juegos Centroamericanos y del Caribe debutaron en Mayagüez 2010, en Panamericanos en Guadalajara 2011, y su primera incursión estival fue en la cita de Londres 2012.

Desgraciadamente, el tiempo sigue pasando, y como a Namibia, a alguna otra muchacha la demora podría truncarle su mayor sueño.