Manantiales indeseados en Cienfuegos, Cuba

Peregrino Pérez

HAVANA TIMES – Estos manantiales se han convertido en parte de nuestra cotidianidad. Ojalá se tratara de manantiales. En realidad, no son más que salideros de aguas albañales. En las fotos se muestran dos salideros que apenas están a menos de 10 metros uno del otro, así que más que manantiales es una red fluvial.

Según el rigor periodístico debería citar el lugar y la hora donde corroborar mi afirmación, pero eso no es importante. No hace falta esforzarse para ser testigo de ese triste paisaje. Están por toda la ciudad de Cienfuegos.

Como cubano, me preocupa que eso ocurra con tanta frecuencia, y he indagado que sucede. Las brigadas de mantenimiento vienen, reparan el salidero, pero tarda más su gestión que el surgimiento de nuevos vertimientos. ¿Qué sucede? Nada nuevo, nada que no sepamos. La infraestructura está colapsada, por mucho tiempo se fue negligente con los mantenimientos. Sencillamente estaban más preocupados por planes quinquenales, fantásticos planes de producción y dejaron de preocuparse por cuestiones básicas como las reparaciones regulares que debieron realizarse.

La realidad de hoy es que tanto las tuberías de agua albañales como de agua potable están en muy mal estado. Las reparaciones son pequeños paliativos que no resuelven el problema. En ocasiones se han mezclado las aguas albañales con las de agua potable. Seguramente que es una de las causas de las epidemias que ha afectado al país. Ese tipo de noticias se mantiene a un nivel de secretismo tal que raya con el fanatismo.

La única solución sería sustituir las tuberías dañadas, sin lugar a duda, un gasto enorme que seguramente tendrá que esperar. No creo que sea una prioridad. Seguramente el desabastecimiento en la red de tiendas de divisa esté captando la mayor parte de la atención de nuestros decisores o quizás las nuevas restricciones a los trabajadores por cuenta propia.

Mientras el tiempo pasa, los salideros han llegado para quedarse. Se suman a las calles llenas de baches y las viviendas en estado deplorable. Lo peor de todo es que hemos perdido la capacidad de asombrarnos e indignarnos ante esas situaciones.

Es como una guerra de desgastes; cuando aparecieron los primeros la gente estaba insulta y quejaba ante el delegado de la circunscripción. Ahora ni pierden el tiempo en eso, “eso no tiene remedio, no va a mejorar nunca”, esas son las opiniones que se escucha en todos lados.

Se refleja en la baja asistencia las reuniones de rendición de cuentas y la labor titánica de los presidentes de CDR para tratar de aglutinar a los vecinos del barrio. Siento pena de ellos, porque no poseen las herramientas para dar respuesta a la gran cantidad de problemas que afronta la comunidad. La desidia y desencanto campea libremente por nuestros valles.

Cada vez será más difícil para los fotógrafos de los medios oficiales tomar fotos que realcen los logros de la Revolución. Sin embargo, irónicamente esa decadencia se ha convertido en un estímulo para el turismo internacional. Algunas agencias han basado sus campañas en animar a sus clientes que se apuren en visitar Cuba para que conozcan uno de los pocos países socialistas antes que deje de serlo.

Las imágenes que utilizan es la de un país en un estado de destrucción tal que parece haber salido de una guerra civil. Un país que ya no puede esperar más por profundos cambios que lo saquen de esa decadencia.

Algunos pensarán que son fotos tomadas con malas intenciones, para denigrar la Revolución Cubana. La verdad es que no hay que ser un fotógrafo sagaz para lograrlas, son parte ya de nuestra cotidianidad.